EJEMPLO DE LAS REFORMAS DE MERCADO DE MÉXICO

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Llega la revolución, producto de esas inconsistencias del desarrollo desigual del porfiriato y comienza un periodo de inestabilidad política aunque también trae la promulgación de una nueva constitución política donde se ven consagrados los derechos laborales, la tenencia de la tierra entre otras cosas. También surge una nueva forma de asegurar el control político mediante la creación del PNM que algunos años después se convertirá en el PRI, institución que regirá muchos años. En esta estabilidad política también está el gobierno nacionalista de Cárdenas quien dará profundidad a los ideales revolucionarios con el reparto agrario y la organización obrera en sindicatos además de gran inversión en carreteras y consolidación de la banca nacional.

Años dorados como consecuencia del fortalecimiento del mercado interno y un creciente aumento del PIB per cápita. Esto trajo también un aumento de la alfabetización, mayores años en la esperanza de vida, fortalecimiento de la industria nacional y una política de mayor participación del Estado en la economía. Esto no resolvió los problemas de desigualdad social y aseguraba que el país estuviera preparado para dar el siguiente paso en la sustitución de importaciones que era la de inversión en bienes de capital de alta tecnología. Las reformas tributarias fracasaron y comenzó una etapa de endeudamiento y mayor dependencia de los préstamos externos.

Se propuso entonces una nueva estrategia, de “desarrollo compartido”, en virtud de la cual los beneficios del crecimiento económico se distribuirían más equitativamente.

México fue víctima de los efectos tanto internos como externos, en el interior la alza creciente de la inflación, el déficit fiscal y la política monetaria expansiva, en el exterior los cambios en el precio del petróleo y la fuga de capitales. Esto trajo como consecuencia una devaluación fuerte “en 1976 las presiones sobre la balanza de pagos obligaron al gobierno a depreciar el peso casi en 100%, abandonando así una paridad cambiaria que no había variado a lo largo de más de 20 años”.

En la década de 1980, la economía mexicana experimentó dos grandes perturbaciones de origen externo: en 1982, la crisis de la deuda, que aumentó los pagos por concepto de servicio de la deuda y dificultó la obtención de nuevos créditos externos, y en 1986, la crisis del petróleo, que cortó espectacularmente gran parte de la principal fuente de divisas y de ingresos fiscales del país. Ambas perturbaciones externas pusieron fin al prolongado período de expansión económica acelerada.

Los argumentos en pro de una participación más selectiva del Estado en la economía y, de hecho, a favor de que éste se desprenda de una serie de actividades de producción, han sido de orden macroeconómico: el limitado cupo del gobierno en los mercados de crédito, la necesidad de satisfacer demandas sociales apremiantes, así como la existencia de un sector privado con abundantes recursos financieros en el extranjero y dispuesto a invertirlos en el país en actividades de escasa prioridad social que antes estaban principalmente en manos del Estado.

En la actualidad con la liberación de la economía, no se han dado las condiciones constantes de crecimiento económico, al contrario se ha dado un fenómeno de deterioro de la producción y la productividad.” Esta experiencia plantea serias dudas de que la actual estructura industrial sea capaz de generar desarrollo auto sostenido”. Existe un predominio de la industria maquiladora ya en el 2000 se experimentó una baja considerable en el empleo en parte por la recesión económica en Estado Unidos.

El comportamiento desalentador de la inversión es razón para preocuparse del crecimiento económico de México en el futuro. El autor da algunas causas aparentes de esta desmotivación En primer lugar, las reformas se adoptaron en una economía estancada que racionaba estrictamente el acceso a capitales y financiamiento externos o internos. El entorno económico adverso se agravó por la caída de la inversión pública, porque históricamente los efectos de complementación entre la inversión pública y la privada han sido más importantes que los de desplazamiento. Las reformas estaban expresamente destinadas a eliminar todo tipo de incentivos, entre ellos las medidas para fomentar la inversión interna tanto agregada como en sectores específicos. Lejos de favorecer la inversión esta incertidumbre llevó a aplazar o interrumpir proyectos de inversión.

El adelgazamiento del aparato de gobierno según la lógica adoptada en esta nueva política, permitirá ser más eficiente en las labores que tenga que realizar. El autor comenta que esta hipótesis está en parte errónea pues aún se tiene cierta dependencia del ingreso petrolero, las recaudaciones fiscales no representan un aumento de ingresos.

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