Anestésicos monografía
Enviado por Oscar Chacón • 24 de Julio de 2018 • Ensayo • 7.540 Palabras (31 Páginas) • 596 Visitas
UNIVERSIDAD EVANGELICA DE EL SALVADOR
FACULTAD DE MEDICINA
DOCTORADO EN MEDICINA
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“Analgésicos.
Definición, estructura, y efectos”.
Orgánica.
Docente: Lic. SALVADOR FLORES
INTEGRANTES:
Artiga López Caleb Aaron 2018010504
Chévez Azmitia Gabriela Alejandra 2018010910
Gómez Chacón Oscar Miguel 2017020096
Guevara Flores Daniel Gustavo 2018010486
Hernández Perdono Kevin Virgilio 2018010852
San Salvador, julio 2018
Índice
Objetivos.
Generales
- Formular un ensayo científico sobre los analgésicos, su definición, estructura y efectos.
Específicos
- Sintetizar la definición de analgésico.
- Detallar los efectos de los analgésicos.
- Explicar la estructura de un analgésico.
Introducción.
El presente trabajo de investigación trata sobre la anestesia, que se puede definir como un grupo farmacológico usado para deprimir el sistema nervioso central de manera que previene/alivia el dolor mediante el bloqueo de la conducción nerviosa, podemos preguntarnos algo como: ¿Qué nos proporciona?, ¿Qué tipos de anestesia existen? uno de los pasos imprescindibles para la realización de un acto quirúrgico es la aplicación de anestesia.
Como todo compuesto químico este cuenta con sus estructuras y propiedades, como objetivo de nuestro trabajo llevado acabo, debemos saber sobre sus funciones en el cuerpo humano, sus aplicaciones en la salud y medio farmacéutico y como está genera un impacto en el medio ambiente, para analizar estos puntos es necesario saber un poco sobre su historia y el ¿Por qué se volvió tan necesaria? Se darán a conocer los tipos de anestesia que existen y la gran importancia que tiene en la medicina, su manera correcta de utilizar y las cirugías en que se puede aplicar este método.
Anestésicos.
Historia:
Ya desde la antigüedad (1), en tiempos de Hipócrates y Galeno se dieron los primeros pasos en la lucha contra el dolor con el uso de las esponjas soporíferas. Este sistema consistía en la combinación de mandrágora, beleño y opio. La mandrágora fue usada por muchos pueblos antiguos, incluso se cree que 200 años antes de Cristo era usada como anodina por los babilonios. El beleño es un narcótico suave, de la familia de la belladona, su representante actual es la escopolamina, la cual se mezclaba con morfina para producir el “sueño crepuscular”.
Durante miles de años el hombre (2) ya había experimentado diferentes productos con efectos analgésicos, narcóticos e hipnóticos, como los son los opiáceos, el beleño y la mandrágora, asimismo, también se había ensayado el propinarle un fuerte golpe al paciente para noquearlo y operarlo aprovechando el estado de aturdimiento producido por el fuerte golpe, o se había recurrido también a los efectos de la ingesta de abundante alcohol etílico para mitigar la intensidad del dolor en los pacientes durante los procedimientos quirúrgicos o en sus distintos padecimientos. Sin embargo, ninguna sustancia o remedio había resultado lo suficientemente eficaz en el control del dolor, de modo que, sobre todo, en los procedimientos quirúrgicos los pacientes se movían tanto que el cirujano tenía, por obligación, que realizar la cirugía lo más rápidamente posible y con la necesidad de sujetar fuertemente al paciente, ya sea atándolo previamente o bien sometiéndolo con la ayuda de varios ayudantes, resultando las operaciones un acto sumamente sangriento, temido y horripilante, amén de la elevada mortalidad secundaria al choque hemorrágico o a los procesos sépticos postoperatorios, de modo tal que podemos identificar tres jinetes apocalípticos que se oponían al desarrollo y avance de la cirugía para que ésta finalmente alcanzara el estatus de ciencia que actualmente goza, éstos tres, a saber, son:
1. El dolor.
2. La hemorragia.
3. La infección.
En esta ocasión circunscribiremos la discusión hacia el primero de ellos: el control del dolor. En 1772 Joseph Priestley descubrió el óxido nitroso, pero sólo lo utilizó cómo “gas hilarante”, debido al estado de euforia que producía en quienes lo inhalaban. Años más tarde, en los inicios del siglo XIX, Humphry Davy observó que el óxido nitroso producía un incremento en el umbral de las personas para sentir dolor y fue realmente el primero que propuso su utilización en cirugía, pero su iniciativa no obtuvo respuesta.
En 1880 una segunda revolución para mitigar el dolor produce la introducción de la anestesia local. 400-700 A.C. los antiguos indios peruanos que masticaban coca con alcalinos, conocían el adormecimiento en lengua y labios, que en quechua significa “kunka sukunka” (faringe adormecida). Prueba del conocimiento general del “kunka sukunka”, lo tenemos en la sabrosa anécdota del dolor de muelas del jesuita y cronista español Bernabé Cobo. La supresión del dolor era un desafío constante, siendo conocida la utilización de vegetales con propiedades anestésicas. El uso de cannabis, la masticación de coca, el alcohol y derivados del opio para citar algunos ejemplos. También se recurría a métodos físicos con o sin éxito. Las primeras descripciones de la cocaína aparecieron en Europa en 1532 por Pedro Cieza de León. Él descubrió a los indios peruanos, los cuales masticaban hojas de coca que proveían una sensación de desinhibición que les facilitaba trabajar por largas horas en las alturas de los Andes. Tres siglos después, Albert Niemann, extrajo y purificó la cocaína de hojas, notando que “entumece los nervios de la lengua, privándolo de sensibilidad y gusto”. Otros investigadores, incluyendo a Sigmund Freud, también exploraron las propiedades anestésicas de la cocaína. En 1884, mientras estudiaba los efectos psicológicos de la cocaína, Freud fue llamado desde Viena por su prometida, quien le solicitó que fuera con ella a París. En su ausencia, un oftalmólogo austríaco llamado Carl Koller, completó sus estudios que demostraban el efecto tópico de la anestesia de cocaína en los ojos de los conejos y los perros. Mientras el Dr. Freud se destacaba en otra área, el Dr. Koller se hizo conocido como el “Padre de la anestesia local”. La cocaína era reconocida como la droga mágica produciendo propiedades previamente conocidas por la medicina. Luego fue aplicada tópicamente a las membranas mucosas hasta que William Halsted, un cirujano americano de la Universidad de John Hopkins, en Baltimore, usó la cocaína para administrar el primer bloqueador del nervio (bloqueador del nervio alveolar inferior). La cocaína permitió a los cirujanos operar con los pacientes conscientes, aumentando su seguridad y permitiendo al cirujano trabajar más deliberadamente. Previamente, los cirujanos que podían operar más rápido limitando la exposición de sus pacientes a los gases anestésicos, eran considerados los mejores. Utilizando la cocaína como anestesia, Halsted era capaz de dedicar más tiempo a la cuidadosa disección anatómica, convirtiéndose en un renombrado profesor de cirugía en los Estados Unidos. Sin embargo, como todas las drogas mágicas, el esplendor de la cocaína se debilitó. Aparecieron reportes como náuseas, vómitos y problemas cardíacos severos (incluyendo la muerte) así como problemas de adicción a la cocaína. Alfred Einhorn, un investigador alemán, describió muchas reacciones adversas asociadas a la cocaína mientras se investigaban químicos con propiedades anestésicas similares a la misma pero sin sus efectos de alteración. El primer producto de esta investigación, procaína, fue introducido en la medicina y en la odontología en 1904. La procaína, con su propietario llamado Novocaína (Sterling Winthrop), remplazó rápidamente la cocaína como la anestesia local preferida y fue reconocida por casi cuarenta años como el “estándar de oro”, la droga contra la cual todas las anestesias locales eran comparadas. La procaína ha profundizado las propiedades de vasodilatación que dramáticamente decrecieron la duración y profundización de la anestesia pulpar.
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