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ANÁLISIS DE LA OBRA DE TADAO ANDO.

Enviado por   •  29 de Mayo de 2018  •  4.282 Palabras (18 Páginas)  •  426 Visitas

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Se suele mantener el carácter humano y crítico de los arquitectos en segundo plano, primando los conceptos que establecen pero no existe mayor interés en conocer de donde provienen los mismos. En general cuando se habla de arquitectura y se pretende emitir una crítica, es casi un delito basar la misma en impresiones personales, pues el “ a mi me parece” es la subjetividad del desinformado, pero el propio Ando afirma: “la arquitectura se parece al arquitecto”, de alguna manera muy cierto, pues en el simbolismo del espacio se encuentra impregnado el aroma de la experiencia y es así que se revela parte del carácter del autor.

Ando posee un ojo crítico e implacable, pero es un ser amable con las personas, este ser de el mismo, forma parte del encanto de Ando y su arquitectura. Ya se tiene claro que la arquitectura son los más profundos pensamientos del arquitecto representado e geometría y espacio, supeditados a un dilema.

La clave del carácter de dureza de Tadao Ando radica en su capacidad crítica de diferenciar la dureza de la delicadeza o como lo denomina Ando, ternura. Este componente de dureza se manifiesta en muchos de sus proyectos. Se podría decir que es una arquitectura Barroca, con esto me refiero a lo insincera en cierto modo, puesto que no me refiero a una farsa, sino a una intensión escondida medianamente pensada, me explico, si nos referimos a un resultado es obvio que fue pensado en todo su detalle, pero el factor de la experiencia, aporta espontáneamente al todo que fue pensado en partes.

Su carácter desde muy joven estuvo embebido en el racionalismo y en las tradiciones de una familia comerciante de Osaka. Fueron las intenciones de su abuela diluidas en acciones y consejos el germen de la actitud autónoma y fuerte de Tadao y lo aclara diciendo; “Para sobrevivir se debe ser fuerte, los débiles son una carga para los demás”, estos principios llevaron a Tadao a tener la convicción de que cualquiera puede cambiar al mundo.

Para Ando las calles eran la escuela y las manufacturas propias de un barrio humilde japonés eran las aulas. En esas “aulas” fue donde desde temprana edad atestiguó la precisión de la mano humana y la personalidad de la madera. Desarrollando así, una gran sensibilidad hacia los materiales y logra entender la riqueza sensorial que estos pueden emitir, pues si se considera como un ostentoso elemento forjado y ubicado, este tendría un sentido increíblemente aburrido. Es necesario fijarse en el esfuerzo invertido, la pasión que otorga el trabajo diario y el observar una pieza terminada, pues al entenderlo podremos afirmar que el trabajo artesanal da vida a las cosas de forma noble que nace del contacto físico con los objetos.

El boxeo no fue solo un pasatiempo, esta actividad le aportó grandes lecciones de vida para su futura e imprevista carrera profesional. Es cierto que el boxeo es una lucha entre dos personas, pero también es una lucha entre el cuerpo y el alma, se podría decir que el box es la atmosfera de un nuevo estado mental entre el miedo y la gloria, dos puntos que ayudaron a endurecer su carácter sensible.

Este complejo estado mental del que les hable, se lo entiende en el segundo párrafo de la página 10 del libro “La geometría del espacio humano”: “La voluntad del boxeador reprime los deseos físicos, aumentando los reflejos sensoriales adiestran la mente para realizar juicios instantáneos con absoluta determinación.”

Toda esta actividad lo introdujo en un tipo de praxis doctrinal, inherente en su actividad física y mental hasta el día de hoy, entendiendo así otro aspecto de su filosofía; la fortaleza se consigue a base de constancia.

Ando mantiene un enfoque hacia la importancia de la experiencia. Desde joven caminaba por los barrios de Osaka en busca de esa experiencia espacial que no se la daría ni la más prestigiosa de las universidades, esto le permitió tener una prematura pero conveniente sensibilidad del espacio, en ese tiempo, en la relación del trabajo, costumbres y rutinas de la localidad.

Pero que singularísima forma de tratar su trabajo con la paciencia de un artesano, con delicadeza, usando sus manos para crear y pensar una arquitectura a su modo.

Podría afirmar que fue un incomprendido en la academia, pues pensaba que los métodos de educación tradicional, limitaban la amplitud de su imaginación y nunca encontraría en un establecimiento académico lo que la experiencia vivida sí.

Entender a Ando, es entender que la gran mayoría de las universidades, incluso la UCSG (Universidad Católica Santiago de Guayaquil), nos dan un tipo de dogma sacramental que debemos asimilar, un tipo de conocimiento colectivo forjado entre diapositivas de Power Point y normas ingenieriles, cuando lo que se necesita y al menos yo aspiro obtener es individualidad, donde la arquitectura sean las ideas y la personalidad del individuo sintetizadas en un lenguaje plástico.

De esta manera encuentro muy lógica la filosofía de Ando, la experiencia es la mejor arma de un arquitecto, pues el conocimiento teórico lo adquiere cualquiera. De las experiencias nacerán las singularidades no universales de cada ser.

Ando posee un conocimiento profundo el cual lo ha adquirido durante sus viajes, aun así es un gran coleccionista de libros y catálogos, pero su sabiduría no se basa en libros, ellos son tan solo un catalizador, un distintor de matices entre lo que él cree y lo que otras personas plantean.

Tras emprender un largo viaje, dejándolo todo en Osaka, ahora su directriz se vincula con la arquitectura en sus viajes por el austero Moscú, Finlandia entre los nítidos espacios purificadores del alma, Marsella y finalmente Estado Unidos. En sus viajes con finalidad de enriquecer su experiencia Ando concluye; “el conocimiento intelectual es distinto a la experiencia concreta. Es necesario prescindir de las ideas preconcebidas para observar las cosas con una mirada más honesta, así como el valor de una perspectiva crítica que permita el autoanálisis”. Ando es un mago que transforma lo irrelevante en inevitable, poniendo por delante lo realmente importante y lo adjetivo lo deja para los gustos.

Ya teniendo satisfecho el punto en que es necesario conocer la esencia el arquitecto, procederé al análisis crítico de la obra Row House, la que cual me parece la más conveniente para congregar los dos puntos más importantes de Ando; la experiencia y su carácter de dureza.

Esta dureza de la que hablo se ve claramente en la obra como también en algunas otras como el Centro Roberto Garza Sada, donde el uno al ser residencial y el segundo un centro educativo, dan la sensación de no ser tales, emanan un

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