Bridget y Emma, heroínas de la novela británica
Enviado por Helena • 20 de Marzo de 2018 • 4.860 Palabras (20 Páginas) • 296 Visitas
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Su carrera es muy importante para ella, sin embargo, cuando no está pensando en sus relaciones, es también curiosamente tradicional. Se mete en problemas como consecuencia de su naturaleza impulsiva y cálida; Mark Darcy acude en su ayuda usando el pensamiento frío y sus conocimientos legales. Ella sabe acerca de televisión realidad y libros de autoayuda; él sobre política y economía. Entonces, aunque aparenta ser feminista (pero no demasiado, ya que “no hay nada menos atractivo para un hombre”), su vida amorosa se basa en la tradicional división de atributos entre los sexos.
En suma, Bridget personifica las neurosis de toda mujer: acerca de su figura, sus relaciones, su edad. Y particularmente acerca de ser soltera después de los treinta.
Aunque no lo parezca, Bridget y Emma presentan varios puntos en común.
I- NOVELAS AUTOBIOGRÁFICAS.
Los críticos coinciden en señalar que Jane Austen impresiona por su irónico distanciamiento de sus obras, en donde ella mueve las fichas de su tablero con reserva superior, sin dejarse aparecer en escena. Es una mujer que mira desde su rincón, utiliza las palabras precisas para revelar sin revelarse; sin embargo, muchos estudiosos apoyan la idea que Emma, la protagonista de su obra maestra, es el personaje que está forjado con elementos de su autora.
Es esta obra, también, en donde Austen presenta una encarnación masculina de su alter ego, el Sr. Knightley, un ser moralmente superior a cualquier otro de la novela y quien al unirse a Emma al final del libro en realidad componía las dos mitades del alma de su autora.
Podemos ubicar a El Diario de Bridget Jones (1996) y Bridget Jones: el Límite de la Razón (2000) en un contexto literario: el de los de los diarios femeninos. Algunos autores consideran a los diarios escritos autobiográficos, se sugiere que estos ilustran el concepto lacaniano de que el lenguaje es una defensa contra el conocimiento inconsciente y que un trabajo autobiográfico puede parecer una capitulación a las presiones sociales, una puesta en escena, por escrito, de la conducta que la sociedad espera de la autora en su vida.
En el caso que nos ocupa se puede afirmar que la autora y su heroína comparten algunas características. Ambas conforman una ancha franja de la población femenina: la que va de los treinta a los cincuenta años. Sabemos que la autora, si bien ahora está en pareja y tiene un pequeño hijo, permaneció sin pareja estable hasta más allá de sus cuarenta años. También sabemos que desde su adolescencia la preocupaban los mismos temas y admite ser una de las que están permanentemente a dieta.
Aunque niega ser Bridget, reconoce que “la idea de levantarse a las cinco, correr al gimnasio y luego a la reunión de directorio, reducir el tamaño de las caderas y además decidir que necesita cultivar su espíritu es una manera ingrata de vivir para las mujeres que parece habernos infectado a escala global”.
También admite que escribió las novelas “como si estuviera escribiendo a un amigo”. Para ella, “el diario es muy directo e íntimo y, como se trata de un personaje imaginario, uno se puede esconder detrás de él y escribir sobre aquellos pensamientos vergonzantes que todos tenemos pero que nadie los admite”. Un diario es para Fielding “una vía de escape, un modo personal de escribir, en el cual el lector se siente superior al narrador, al comprender cabalmente a sus personajes”.
II- RESOLUCIONES Y BUENAS INTENCIONES
Emma, al igual que muchas mujeres, presenta su lista de resoluciones que nunca lleva a cabo. El primer ítem, una lista de libros para leer, lista que fue confeccionada por Emma a los doce años y que fue actualizada y ordenada alfabéticamente varias veces, sin que la joven abriera un solo libro de los que se proponía. En segundo lugar, se propone mejorar el nivel cultural de su amiga Harriet, a través de conversación y lectura. Pero nunca avanzaron mas allá del tercer capítulo. En tercer lugar, Emma guarda un portafolio que contiene sus numerosos intentos de tomar la pintura y el dibujo seriamente, pero ni uno de ellos está terminado. Luego de los intentos de conseguir esposo para su amiga Emma, decide ser más humilde y discreta, y reprimir
su imaginación por el resto de su vida. Finalmente, cuando cree haber perdido el amor de Knightley, se dispone a mejorar su conducta, a ser más razonable para lamentar menos sus errores. De mas está decir que Emma se propone resoluciones irreales que nunca mantiene y que en realidad nadie quiere que cumpla.
El personaje de Bridget y su historia son problemáticos. Bridget establece metas, llegar a horario a su trabajo, dejar de fumar, perder peso, leer “The Famished Road”, y demuestra ser incapaz de alcanzar ninguna de ellas. Su diario revela graciosamente sus inseguridades, sus errores y sus fracasos, aún cuando califica sus triunfos. Sus minuciosos registros minuto a minuto de su rutina matutina, por ejemplo, demuestran que Bridget falla en sus intentos de manejar su tiempo. Su recuento de calorías y alcohol consumidos revela que no consume nutrientes adecuadamente. Y cada fracaso o frustración trae una nueva lista de buenas intenciones que, por supuesto, no cumplirá.
A pesar de todas sus resoluciones Bridget no logra reconstruirse. Sin embargo, como Emma, sí alcanza algunas metas: por ejemplo, encontrar un “buen novio”. Esto tal vez marca el retorno de la trama del matrimonio a la novela inglesa. Bridget confía en Mark quien la rescata de sus enredos en ambas novelas, lo que nos hace considerar las limitaciones del individuo y su necesidad del otro. Esto no sólo es verdad respecto de Bridget sino también de los que la rodean.
III- FALTA DE CONTROL
Emma es un personaje que carece de la madurez necesaria para ejercer el control sobre determinados aspectos de su vida. En primer lugar, no puede controlar su imaginación y comienza a armar parejas que nunca se consolidan. Luego, no logra controlar a la gente que la rodea. Su padre ejerce una fuerte presión psicológica sobre ella, Knightley la guía y no se deja influenciar por la joven. Donde también se demuestra su falta de control es en su forma de dirigirse a las personas. Si bien Emma tiene una forma de hablar elegante e inteligente, es al mismo tiempo, altanera y demasiado cerebral para la sencillez rural de la novela. Así, consigue herir los sentimientos de muchas personas. Finalmente, Emma no controla sus sentimientos hacia Knightley y termina enamorándose de su consejero y amigo, a pesar de su “firme” resolución de no casarse
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