El mundo azul es la ultima novela de Albert Espinosa; una historia que enlaza con El mundo amarillo y Pulseras rojas y con la que se cierra una trilogía de colores que hablan de vida, de lucha y de muerte..
Enviado por Sara • 13 de Marzo de 2018 • 1.896 Palabras (8 Páginas) • 644 Visitas
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Esto se basa en el concepto expuesto por Susana Paponi en “La pregunta por lo humano”, el cual entiende que:
“Cada época ha debido pensar (se) y el hombre se ha encontrado siempre teniendo que volver a saber (se) ante el asombro de la pregunta ¿Qué es esto que somos? (…) El problema no está dado por la imposibilidad de responder a la pregunta por el ser humano sino por la multiplicidad de respuestas (…)[6]”
Las situaciones que enfrentan las personas a lo largo de la vida, delimitan una forma particular de ser y actuar en el mundo, y su consecuencia en la transformación del mismo. En la novela el protagonista principal, se ajustaba y respondía a los mandatos culturales que su época le imponía, cuando toda la sociedad intenta enseñarle a vivir y prepararse para “lo que va a pasar mañana”, cuando lo que realmente va a ocurrir en un momento de la vida es que nos moriremos y que por el camino habremos tirado por la borda todo lo que quiere decir la vida por no aprovecharlo, esperando que llegue “lo siguiente”, sin tener conciencia plena de lo que hacia, hasta que conoce a otro enfermo terminal, que ve la vida de otra manera, y comienza a hacer pensar al protagonista sobre distintas cuestiones de la vida: »Piénsalo bien, si sólo te quedara un día: ¿trabajarías ese día?, ¿pagarías tus facturas?, ¿te interesarían las noticias? ¿O, en cambio, intentarías enamorarte? ¿Jugar? ¿Reír? ¿Amar? ¿Gritar? ¿Cantar? ¿Qué harías?... ¿Lo comprendes? No tienes que hacer nada que no desees. No te obligues a nada que no necesites. Tan sólo vive el segundo, disfruta el minuto. Y sobre todo olvida las obligaciones: son un círculo vicioso. Si entras en su rueda, siempre habrá obligaciones. Siempre. »[7]. Estas y otras conversaciones que se generan con demás enfermos, hacen que el protagonista comience a preguntarse ¿Qué es esto que somos?, y replantearse aquello que acontece, deliberando si resignarse y dejarse morir en un hospital o modificar su modo de actuar ante la enfermedad, incorporando el pensamiento crítico y reflexivo en su accionar, renunciando al “dejarse morir” por un vivir sus últimos días intensamente, enfrentándose a un gran reto: rebelarse contra un mundo que trata de ordenar su caos. »Al fin y al cabo, todos debemos morirnos; lo triste no es morir, sino no vivir intensamente. »[8]
Para cerrar debemos volver al concepto expuesto por Paulo Freire el cual nos dice que:
“Ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a si mismo, los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador”[9]
En la novela los demás enfermos le muestran lo que es la vida al personaje principal, le enseñan lo que realmente vale la pena, lo educan, mostrándole su “sabiduría”, todos somos como bebes recién nacidos respecto a él, reivindicando aprovechar al máximo la vida y el tiempo debido a que ésta es corta y no se sabe cuando será el último día que se tendrá. No importa de cuanto tiempo disponga cada persona, pues éste siempre es limitado y de ahí la necesidad de disfrutarla al máximo. Es una lección dura y en parte triste y confusa. Él habla de todo esto con total naturalidad y a nosotros nos resulta sorprendente cómo nos muestra una visión tan optimista, tan llena de vida de ese hecho tan trágico como es la muerte. Para el autor, "si tienes un por qué vivir, tienes un cómo", y lo único que falta es encontrar el propio caos, para después amarlo y engrandecerlo, aceptando lo que la vida le ha dado a cada uno. También habla de búsqueda a través de las pérdidas. Que lo importante es luchar, hay gente que esta más muerta en vida, que gente que ha muerto y está muy viva. Los siguientes extractos dan cuenta de lo expuesto:
»Entender cómo se comprende la muerte en dos minutos es imposible si siempre te han enseñado sólo a vivir… Estamos hechos de carne y nos comportamos como si fuéramos de acero, ése es el problema. Pero la gente olvida que ha de ser al revés: los valientes fueron antes cobardes y, si has sido un pequeño cobarde, puedes acabar siendo un gran valiente. » [10]
»Tan sólo justo después de perderlo, me di cuenta de lo muerto que había estado. Ahora sentía que estaba vivo y entendí que preocuparse de la vida no es jamás tan intenso como hacerlo de la muerte. La muerte da conciencia y rezuma vida. Allí están todos los resortes que nos apasionan. Y entendí que si cambias el concepto “Vivir comprendiendo la muerte”, todo cambia dentro de uno, ya que se olvidan todos los problemas y rutinas que te impones para creer que una vida debe tener sentido. Me sentía intenso y único, con energía de líder y sin miedo de disfrutar el resto de mi vida, aunque fuera muy corta.[11] »
Bibliografía:
- Albert Espinosa. “El Mundo Azul. Ama tu Caos.”. 1ª ed.; Buenos Aires. Grijalbo, 2015.
- Freire, Paulo. “Pedagogía del oprimido”. 1º ed. México: S XXI, 1970. Cap. II. Pág. 61.
- Paponi, Susana. Pensar el presente. “La pregunta por lo humano”. Pág. 17. Bs.AS. Biblos.
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