LA ISLA DEL TESORO. ANALISIS

...

PARTE III.

La Española seguía balanceándose sobre el mar, Jim sintió nauseas al estar detenidos. Desde el primer momento en que vio la Isla del Tesoro, la odió.

Se dio cuenta que no había ni un solo hombre a bordo que diera el ejemplo a los demás, recibían las ordenas de mala gana y era una nube de tormenta.

John iba de grupo en grupo calmando a los marineros, daba consejos y cada vez que tiraba una orden respondían de inmediato.

Entonces el capitán decidió entregarles pistolas a todos los hombres de confianza y así decirle a la tripulación que si se iban a tierra no le harían daño a nadie, los botes iban a poder llevarlos y podrían pasar la tarde en la isla, él les avisaría con un cañonazo su regreso.

Sin embargo, seis hombres quedaron a bordo y así no podrían apoderarse del barco, Jim subió en uno de los botes que se dirigían a tierra perdiéndose entre los arbustos.

Jim decidió explorar la isla, pero de pronto comenzó a escuchar movimientos entre los juncos, reconoció la voz de Silver quién conversaba con alguien más, así que decidió acercarse a ellos para tratar de entender su conversación.

Silver intentaba convencer a la otra persona de unirse con él, pero el marinero sabía que tenía que cumplir con su deber y se negó.

Al escuchar la respuesta del marinero, Silver se aferra a una rama y arrojó su muleta alcanzando al marinero, pero por el ruido que se conocío, Jim sabía que por lo menos le había quebrado la espalda.

Jim tan rápido como pudo se esfumó de aquél lugar y corrió como nunca lo había hecho.

Encontró entre la colina a un figura de nombre Ben Gunn, quién a como contó había sobrevivido tres años en la isla al ser abandonado, pasó todo ese tiempo comiendo frutos del bosque y ostras. Además, confesó que el sabía en donde se encontraba el tesoro, pero que solo se lo contaría si a cambio le daban unas mil libras y el viaje de regreso a casa. De pronto, escuchan un cañonazo seguido de una descarga de armas cortas, decidiendo correr.

PARTE IV:

Los tripulantes fueron en busca de Jim, remando en línea recta hacia la estacada. Al llegar, se encontraron con un manantial de agua clara y una robusta casa de troncos.

Este segundo viaje puso de nervios a los tripulantes, tanto que uno de ellos saltó a tierra y desapareció.

Jim y el juez comenzaron a cargar el bote con tantas fuerzas, la marea había bajado y se escuchaban algunos gritos que surgían de los botes.

El quinto viaje no fue el mejor, en primer lugar porque su bote se encontraba con exceso de personas, pólvora, carne de cerdo y las bolsas de bizcochos.

La marea comenzó a bajar, pero se percataron del cañón y decidieron remar hacia al lugar de desembarco, más sin embargo le ofrecían a La Española todo el lateral y un blanco perfecto para ellos. Trelawney disparó pero el hombre se agachó y la bala pasó sobre él dándole a uno de los otros cuatro.

Al disparar un cañonazo, los tripulantes deben salir antes de hundirse.

Todos comenzaban a celebrar el éxito cuando de repente, una bala disparó desde un arbusto dándole a Tom, muriendo.

Al aparecer Jim, decide contarle todo lo que Ben le había contado.

Varias balas dieron en la cabaña en la que se encontraban pero ninguna logró entrar, más sin embargo murieron algunos de los marineros.

Silver trata de convencer al capitán de entregarle el mapa y así los marineros dejarlos seguros, o dejarles también la isla y así poder repartirse las provisiones.

Pero el capitán al negarse de tal propuesta, da paso a el enojo de Silver.

PARTE V:

Jim decide cometer un acto tomando todas las precauciones que estuvieran a su alcance, bajaría hasta la punta de arena y comprobaría si aquél era el lugar donde Gunn había escondido su bote.

Al comprobar, la destruyó y así con un tajo de su navaja La Española se hundiría con la marea. Se dio cuenta de que en cualquier momento el también podría hundirse y no podía separar la barca.

Al despertar, se da cuenta que a menos de media milla se encontraba La Española, condujo la barca entre las olas acercándose a la goleta y al girar La Española terminó apuntándole con la popa.

Al quedarse mirando la sangre que se encontraba en el barco, Israel Hands se dio la vuelta y se retorció, a Jim le abandonó la piedad en ese momento.

Jim fue hacía donde sus amigos se habían escondido, pero se llevó la sorpresa de encontrarse a los marineros que se querían quedar con el tesoro, entre ellos se encontraba Silver.

Los piratas lamentablemente se habían apoderado del fuerte y de los víveres. Aún quedaban seis de ellos. Pero todas aquellas antorchas y caras nerviosas no se dirigían hacía Jim, sino hacía Silver.

Cualquiera hubiera pensado que no sólo tenían el oro en su poder, sino que ya estaban sanos y salvos.

Veía a Silver embarcado en un notable juego, aprovechando todos los medios para que lo perdonaran y salvar su miserable vida.

Silver cuenta que Gunn había escondido el tesoro y que por esa razón les había entregado el mapa. Silver fue acusado por tratar de hacer un trato separado de su propio beneficio y sacrificar los intereses de sus cómplices y víctimas.

La meseta se inclinaba hacia el oeste y Silver trataba de orientarse con su brújula. Nunca había visto a nadie más aterrorizado que los piratas, Morgan cayó de rodillas al piso, sin embargo Silver aún no se había dado por vencido.

Pensar que setecientas mil libras en oro estaban enterradas en algún lugar de su sombre hacían brillar sus ojos.

Se encontraban al borde del matorral, Silver y Jim se pararon en seco al darse cuenta que había una gran pozo frente a ellos, el tesoro se había esfumado.

Ben había sido quien desenterró el pozo, y lo llevó a su cueva. Así que decidieron ir a buscarlo, y Ben corrió tanto para tratar de deternerlos.

Acto siguiente entraron todos a la cueva, delante del fuego se encontraba el