La Oreja de Van Gogh

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El acercamiento de personas que saben escuchar, se logra por el interés de escucharse mutuamente, de entenderse, de conectarse emocionalmente.

Hecho que se puede constatar, reconociendo que saber escuchar no es un acto sencillo e innato, sino que es un proceso que se tiene que aprender y desarrollar, para lo cual hay que trabajar paulatinamente con dicha habilidad y así mejorar nuestras relaciones humanas y lo más importante, ser mejores personas.

¡QUIERO…! ¡QUIERO…!

Jorge y su hija pequeña Mati, fueron a dar un paseo al parque de atracciones. En el camino se detuvieron y se dieron una comilona.

Una vez en el parque de atracciones pasaron cerca, casualmente, de un puesto de perritos calientes. Momento en el que Mati dijo:

“Papito papito, quiero…” Jorge le interrumpió y la atiborró de palomitas.

Al pasar frente al puesto de helados Mati volvió a hablar, pero ahora con leves gritos apresurados:

“Papi, papi, papi,… quiero…” Jorge quiso interrumpirla nuevamente. Pero esta vez la niña no calló:

“¡Quiero, quiero…!”

“Ya sé lo que quieres, ¿un helado?

“No papi,… quiero… vomitar”

La historia previa fue tomada del libro XXX del poeta hindú OSHO

De este texto surgen algunas interrogantes:

si como padres o madres no escuchamos a nuestros hijos, ¿cómo los hemos formado, transformado o deformado? y al mismo tiempo si como hijos no sabemos escuchar ¿ con qué bases de inteligencia y de experiencia rechazamos lo que dicen los padres o los mayores cuando no hay coincidencia con lo que ellos quieren?

Te invito a que reflexiones en lo que es de tu responsabilidad. Para lo cual no es de utilidad como juzgues a las otras personas.

A continuación se mencionan algunas sugerencias o recomendaciones para desarrollar la habilidad de saber escuchar:

Dejar hablar

Ser paciente

Ser empático

Te invito a que ejercitemos estas ideas u otras que consideres pertinentes.