Sarcopenia.

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selenio, vitamina E) y los ácidos grasos poliinsaturados.

Proteínas

La proteína consumida en la dieta provee de aminoácidos necesarios para la síntesis de proteína en el musculo. Las recomendaciones de proteína en ocasiones deben de ser más altas en los adultos para mantener un balance nitrogenado y prevenir la masa muscular.

Adultos mayores requieren de 1.0-1.3 g/kg/día de proteína para alcanzar un balance adecuado. Se sugiere que un consumo de proteína de alta calidad (25 a 30g) en cada tiempo de comida. Hay que tomar en cuenta los casos particulares como la insuficiencia renal y hepática, en donde el consumo de proteína debe de ser limitado; en estos casos, adicionalmente a la dieta apropiadamente balanceada para la enfermedad.

Hasta el momento no existe la prueba de que suplementos con cantidades mayores de proteína o con aminoácidos puedan ser útiles en los adultos mayorespara la prevención de sarcopenia.

Vitamina D

La deficiencia de vitamina D en pacientes geriátricos, es producto de una baja exposición al sol y una capacidad disminuida de la piel envejecida para sintetizar vitamina Dɜ bajo la influencia de la luz ultravioleta.

Los mecanismos que relacionan a la vitamina D con la función del musculo son complejos. El receptor de vitamina D (RVD) se ha aislado del musculo esquelético, indicando que es un órgano blanco y los polimorfismos del RVD han demostrado estar relacionados con la fuerza muscular.

Se recomienda un consumo de 600 Unidades Internacionales de vitamina D en los sujetos mayores de 70 años de edad y una exposición solar (con protectores solares y en nuestra ubicación geográfica es alrededor de 10 minutos diarios de exposición solar directa para una síntesis apropiada). Una dieta que incluya lácteos, cereales, huevo y pescado, más la exposición a la luz solar es una estrategia efectiva para prevenir la pérdida de fuerza muscular asociada a la deficiencia de vitamina D.

Antioxidantes

Existe gran interés en el papel del estrés oxidativo en la etiología de la sarcopenia y se ha visto que los marcadores de daño oxidativo predicen deterioro en la función física del adulto mayor. Las especies reactivas de oxígeno (ROS [Reactive Oxygen Species]), lípidos y proteínas cuando las especies reactivas de oxígeno (ROS) se encuentra en exceso en las células. Las acciones de ROS normalmente se encuentran en equilibrio por los mecanismos de defensa que proveen antioxidantes de la dieta tales como: carotenoides, tocoferoles, flavonoides y polifenoles. En los adultos mayores, una acumulación de ROS puede provocar daño oxidativo y contribuir a pérdidas de masa muscular y fuerza, una dieta rica en alimentos con antioxidantes tales como: nueces, almendras, cacahuates, arándanos, moras, cítricos y uvas.

Otras estrategias de prevención

Algunos estudios preliminares han encontrado que el tabaquismo puede ser un factor predisponente para padecer sarcopenia, por este motivo se recomendaria dejar de fumar. Así como sucede con la osteoporosis, se conoce bien el efecto que tiene el uso crónico de corticosteroides sobre la función muscula, por lo que es recomendable que personas que necesiten utilizar estos medicamentos, se sometan a evaluaciones tempranas para la detección de esta toxicidad muscular. Finalmente, se conoce que los medicamentos beta bloqueadores (propranolol, metoprolol) y las estatinas (simvastatina, atorvastatina, rosuvastatina), también son miotóxicas, aunque su impacto aún no se ha determinado y por el momento no se recomendaría la descontinuación de estos medicamentos.

Conclusión

La sarcopenia se define como la pérdida de masa muscular, y es más frecuente en personas ancianas o que tienen enfermedades graves. Es importante detectarla a tiempo para vivir en un envejecimiento activo y saludable. Todo adulto mayor que tenga un lento caminar, que presente poca fuerza para realizar sus actividades del diario o que casi no sale de casa, debería de tener una valoración para así determinar qué es lo que provoca su condición. Esto hará posible crear una serie de estrategias para mejorar su capacidad funcional y su calidad de vida, a través de la modificación de su actividad física y de la dieta, facilitando el consumo de una dieta adecuada en proteína que sea de su agrado o bien con el uso de suplementos alimenticios.