Murió el apalochi.
Enviado por klimbo3445 • 6 de Abril de 2018 • 1.319 Palabras (6 Páginas) • 482 Visitas
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el lugar se encontraban algunos primos, los siriame y unos pocos vecinos y amigos de mi apalochi.
Fue muy distinto a cuando murió Alonso, el esposo de la tía Luisa. Era muy tomador y lo mataron en un pleito de una tesguinada, allá en Nararachi. Cuando lo mataron casi nadie supo hasta mucho después, porque allá los ralámuri tienen costumbres distintas. No avisan cuando alguien muere, solo a la familia cercana, pues creen que si se avisa, es como si se tratara de algo para alegrarse y no es así. Nosotros nos enteramos porque nos contó la tía Luisa una vez que la vimos, unos cuatro meses después de todo aquello.
-Le hicimos un funeral a Alonso, -comentó,- lo tendimos encobijado y le dijimos: “no te vayas enojado”… “No pudimos detener la mano” (refiriéndose a quien lo mató). Según lo que nos platicó la tía Luisa todo pasó muy rápido. El viejo Don José, siriame de aquella comunidad, dio el sermón, le dijeron lo que le tenían que
decir y se fueron a seguir sus vidas sin mencionar ya nada sobre la muerte del tío Alonso.
Cuando estábamos en el cuarto reunidos frente al cuerpo del apalochi, entró Julio a la casa; venía con él uno de los ralámuri más viejos de la comunidad, había sido siriame y era muy amigo de apalochi Tomas, se llamaba Candelario, quién al cabo de un rato comenzó el sermón: - “Tienes que viajar solo, porque solo llegaste y no te vayas a regresar porque el Onorúame ya te llamó y es tu deber irte con él, sin tristeza ni pereza, ya es tu momento y no hay más… no espantes ni llames a nadie de este mundo, más tarde nos encontraremos, todos vamos al mismo fin”… -continúo dirigiéndose al fallecido - …No morimos, sino que volvemos a la vida en la naturaleza, en el árbol, en el venado, en el conejo… no se nos acaba todo en la muerte, volvemos a vivir y nos encontramos con Onorúame (Dios)”. Después la su sú le habló a apalochi y le dijo que se fuera tranquilo y que luego iría a verlo al rato que ella fuera llamada.
Más tarde, los siriame (gobernadores) quienes también estaban ahí, llevaron tonari en caldo de unos chivos que habían matado. Mi mamá estaba parada junto a apalochi, cerca de la cruz, ella le estaba rezando
al Onorúame junto con mi su sú y la tía Luisa.
Comenzaron a bailar los matachines y el tío Ramón prendió una lumbrada y pusieron tonari, (caldo de carne) remeke (tortilla de maíz) y tesguino junto a él y con el fuego bailaron para despedirlo y también como ofrenda al Onorúame para que lo recibiera. Uno de los siriame empezó a repartir pinole y tesguino a la gente, otro remeke y tonare.
La celebración duró 3 días, y ya era momento de enterrar al apalochi. Fuimos todos juntos e hicimos el hoyo donde lo pusieron envuelto en cobijas y taparon el hoyo con tierra. Al terminar todos callaron, un silencio breve reinó entre los presentes y se mantuvo hasta que se fueron la muchedumbre se había ido del lugar.
Al final nos fuimos nosotros, era temprano por la mañana y todavía teníamos que caminar un día entero hasta el Álamo.
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