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ANÁLISIS DE LA OBRA DE GRAMSCI: LA FORMACIÓN DE LOS INTELECTUALES

Enviado por   •  17 de Diciembre de 2018  •  2.020 Palabras (9 Páginas)  •  411 Visitas

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Estos intelectuales tenían la simple función de articular la masa instrumental con el empresario.

En consecuencia, la clase dominante para lograr la hegemonía social y del gobierno político usa intelectuales de funciones subalternas que se presentan en forma de “consenso” y aparato de coerción estatal. El consenso está ligado al mecanismo de subyugación ideológica que explicamos párrafos arriba que se reflejaría en que “no hay mejor situación que hacer caso omiso al grupo dominante”. Por otro lado el aparato de coerción estatal, representada por el ejército, asegura legalmente la disciplina y está listo en los momentos de crisis que afectan a la burguesía.

Volviendo al tema de los intelectuales rurales y urbanos, el hecho de que un intelectual se gradúe (se profesionalice) viene a formar parte de la dominación que se justifica y se asimila en el sentido común, vale decir, que aquellos intelectuales establecidos en la sociedad, aparte de ser una aspiración para el campesino, genera una subordinación afectiva que crea dependencia hacia el intelectual. En los intelectuales urbanos no se ejerce ninguna función política, al menos se considera una etapa superada.

Para Gramsci la entidad fundamental que lleva a cabo la historia y la revolución es el “sujeto” pero el sujeto colectivo el cual para alcanzar sus metas debe formarse tanto cultural como técnicamente desde su mismo entorno laboral. Gramsci interpreta el proceso educativo desde la crítica de varios elementos presentes en la escuela tradicional. Señalemos esos aspectos: 1) La creación de escuelas especializadas y particulares generan una diferenciación caótica que tiene fijado conscientemente la crisis del programa y de la organización escolar; 2) La división fa escuela clásica y profesional es un diseño racional de la clase dominante: la clase profesional para las clases dominadas y la clásica para los dominantes. Este hecho marca un esquema cristalizado del que el sujeto de la masa popular está predestinado a ser siempre la fuerza de trabajo y que puede llegar a ser inconsciente de ello; etc.

Para el logro de esa hegemonía, es fundamental la función que desempeñan los intelectuales. Actuando como "funcionarios de las superestructura" cimientan la unidad de la estructura y la superestructura, que constituye un bloque histórico determinado, mediante la elaboración y difusión de la ideología de la clase dominante dando lugar a su hegemonía. De ahí la importancia de la educación, ya que ésta desempeña una función esencial en la formación de los intelectuales del bloque emergente como ya lo habían desempeñado en la gestación del bloque dominante. Con la particularidad de que, para los intelectuales del nuevo bloque emergente, la cultura constituye un integrante básico del socialismo, pues éste debe integrar una concepción integral de la vida que comprenda no sólo la organización política sino también la organización del saber a través de la actividad cultural.

Gramsci se planteaba también el problema de la educación como un problema esencial en el proceso de elevación cultural del pueblo, que en el período del "Risorgimento" —típico movimiento de élites— había sido descuidado. Empero, para Gramsci, hacer política no era sólo educar a una vanguardia sino tratar de elevar a las masas al nivel de una cultura integral. Y así lo subraya con la siguiente matización: "Crear una nueva cultura no significa hacer sólo individualmente descubrimientos originales, sino también, y especialmente, difundir críticamente verdades ya descubiertas, socializarlas, por así decirlo, y por lo tanto convertirlas en base de acciones vitales, elementos de coordinación y de orden intelectual y social. Que una masa de hombres sea conducida a considerar unitariamente el presente real es un hecho filosóficamente mucho más importante y original que el hallazgo por parte de un genio filosófico de una nueva verdad que se conserve como patrimonio de pequeños grupos intelectuales".

Gramsci se había planteado (reflexionando sobre la "filosofía de la praxis") el problema de la naturaleza humana. Para Gramsci no existe una "naturaleza humana universal" (concepto metafísico y de rechazo contra las teorías deterministas e innatismos pedagógicos) ni tampoco una individualidad preconstituida al proceso de formación histórica de cada uno de los hombres. Preguntarse ¿qué es el hombre? es preguntarse si el hombre puede modelar su propio destino. Es decir, si puede crearse una vida propia. Según Gramsci, la respuesta es que "el hombre es un proceso, el proceso de sus actos". O, dicho de otro modo, el hombre es, sobre todo, espíritu, o sea, creación histórica, no naturaleza. Aunque el hombre es un ser material, esta materialidad no puede reducirse al significado que la materia tiene en las ciencias naturales o en las metafísicas materialistas premarxistas. No existe, por lo tanto, una naturaleza humana de base, determinada y fija ontológicamente en la variedad de sus manifestaciones durante el conjunto de su historia sino que la naturaleza humana es un continuo transformarse que se va determinando poco a poco a través de la dialéctica de las relaciones sociales: la naturaleza humana es el conjunto de las relaciones sociales que determina una conciencia históricamente definida. Además, el conjunto de las relaciones sociales es contradictorio en todo momento y se halla en continuo desarrollo, de forma que la naturaleza del hombre no es algo homogéneo para todos los hombres y todos los tiempos.

Para ello se propone crear un escuela nueva al que denomina “escuela única o unitaria” El concepto dé Escuela única, o unitaria, desempeña una función relevante en las concepciones pedagógicas de Gramsci. La sociedad que se plantea Gramsci es una comunidad nueva, animada de un espíritu de justicia social, una sociedad donde la escuela se inserta como elemento activo y propulsor para la educación de las nuevas generaciones, una sociedad que no entre en contradicción con la escuela, sino que sea capaz de revivir y prolongar las recíprocas interacciones que la escuela establece. En la visión gramsciana, el problema de la sociedad es esencial. Gramsci, está convencido de que la cuestión de la revalorización del trabajo como actividad humana y social, de la construcción de una sociedad capaz de realizar las más válidas aspiraciones del hombre no puede encontrar una solución satisfactoria en el mero activismo pedagógico por cuanto que la educación social ha de ir unida a la idea de transformación

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