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Acumulación por desposesión y género.

Enviado por   •  7 de Junio de 2018  •  3.510 Palabras (15 Páginas)  •  323 Visitas

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Siguiendo la estela de Marx, Luxemburgo y Harvey, Silvia Feredici publicó en 2004 su libro Calibán y la bruja, obra en la que la autora trata de demostrar como existía un elemento fundamental que había sido obviado por los anteriores autores. A la suma de la desposesión producida por la dominación colonial, las relaciones de clase y la explotación del medioambiente había que sumar una estructura fundamental para entender tanto la acumulación originaria como la reproducción ampliada de esta: la acumulación por desposesión que se realizaba al género femenino. Federici analiza como la estructura de género es fundamental en el orden capitalista en lo que se ha denominado la división sexual del trabajo. La atribución de los roles de género tal y como los conocemos hoy día fue una construcción social funcional al modelo de producción industrial y capitalista. Las tesis aportadas por Federici que la diferencian del análisis marxiano son que para la implementación del capitalismo es necesario:

I) El desarrollo de una nueva división sexual del trabajo que somete el trabajo femenino y la función reproductiva de las mujeres a la reproducción de la fuerza de trabajo [necesaria para la producción de fuerza de trabajo al servicio de la maquinaria capitalista]; II) la construcción de un nuevo orden patriarcal, basado en la exclusión de las mujeres del trabajo asalariado y su subordinación a los hombres; III) la mecanización del cuerpo proletario y su transformación, en el caso de las mujeres, en una máquina de producción de nuevos trabajadores [y del garante de las de que los trabajadores estuvieran en condiciones para ir al puesto de trabajo cada mañana]; y IV) [este proceso no se dio de forma pacífica] […], la persecución de las brujas, tanto en Europa como en el Nuevo Mundo, fue tan importante para el desarrollo del capitalismo como la colonización y como la expropiación del campesinado de sus tierras (Federici, 2004:27)

Con esta declaración de intenciones, y en el desarrollo de su obra, Federici demuestra como el control del cuerpo de la mujer y su subordinación a la esfera privada donde tenía que garantizar la mejor cobertura para que los trabajadores se encontraran en condiciones de ir al tajo. La autora italiana mantiene que este proceso originario de distribución de roles y sus correspondientes tareas ha sido reproducido durante toda la historia del capitalismo hasta nuestros días. Gracias al trabajo no remunerado de las mujeres en el sostenimiento de los hogares y de la vida misma, el capitalismo puede mantener su tasa de beneficio y la consecuente acumulación de la cual depende como factor ontológico. Según Sandra Esquerra:

En las últimas décadas la acumulación originaria ha sido actualizada por instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional mediante la imposición de programas de recortes, privatizaciones y austeridad. Estos suponen el retorno a nivel mundial de una serie de fenómenos que usualmente venían asociados a la génesis del capitalismo, como una nueva ronda de cercamientos y racionalización de la reproducción social orientada a destruir los últimos vestigios de la propiedad comunal y de relaciones comunales, imponiendo de este modo formas más intensas de explotación (Esquerra, 2012:130)

La persecución de las brujas tenía como objetivo acabar con aquellas mujeres que se negaban a participar del nuevo rol impuesto. Mujeres que decidían tener una sexualidad libre, practicar saberes como el aborto, o vivir según sus propios modelos eran aleccionadas y quemadas como ejemplos para las demás. El proceso violento que se llevó a cabo para ello consiguió finalmente instaurar una ética de la mujer subordinada y en clara asimetría con respecto del hombre.

Para concluir este apartado y a modo de pequeña conclusión se puede entender cómo las funciones dedicadas a la reproducción de la fuerza de trabajo y sus necesidades materiales y afectas, son asignaciones impuestas a la mujer por unos discursos que afirmaban que estas tareas eran las que realmente realizaban a la mujer en una dimensión cuasi biológica. La mujer debía -y debe- ser la garante de que el trabajador llegue a su puesto de trabajo en condiciones óptimas, además debe preservar la moral y los valores familiares para que la unidad básica de subsistencia se mantenga en los niveles de orden adecuados –funcionales- para el sistema capitalista. Para ello, había que construir un rol de la mujer asociado al sacrificio por los demás, ser buena mujer supone ‘dejarse la piel’ para que niños, adultos y ancianos estén en las mejores condiciones sin considerar las inquietudes personales que originan en la propia mujer.

Una nueva ola de acumulación por desposesión. La gestión de la crisis: tendencias hacia una regresión de las estructuras de género.

Sandra Esquerra, economista y profesora de la Universitat de Vic, ha estado analizando como la crisis acaecida en 2008 ha sido gestionada políticamente en clave de género (Esquerra, 2012 y 2013). Según ella un nuevo proceso de acumulación por desposesión estaría en marcha ya que el capitalismo necesita aumentar su tasa de ganancia para poder seguir reproduciéndose en un contexto en el que cada vez tiene más dificultades para ello.

El reparto de los trabajos reproductivos entre el estado, el mercado y la familia ha sido, históricamente, un elemento contingente fruto de la correlación de fuerzas entre los distintos actores sociales. Durante la época dorada del capitalismo -esto es, la fase keynesiana y el desarrollo de los estados del bienestar- se introdujeron una serie de elementos que en mayor o menor medida socializaban parte de la responsabilidad de las tareas reproductivas y de cuidados al ofrecer servicios y derechos sociales públicos. Esto permitía liberar a la familia de cierta carga de trabajo doméstico que mayoritariamente era asumido por la mujer.

Sin embargo, es posible ver como durante la crisis el axioma económico del déficit cero se ha impuesto como elemento fundamental de la política económica conllevando un inmenso recorte en el gasto público destinado a servicios sociales lo que se traduce en una importante recesión en derechos sociales. Esto, que para Esquerra significa “un nuevo cercamiento de los comunes reproductivos” (2012:2) significa una reprivatización de las responsabilidades de cuidados llevándolas de nuevo a la esfera del hogar, revierte ciertos progresos en cuanto a la desigual división sexual del trabajo.

Dos son las dimensiones bajo las que este proceso está llevándose a cabo, por un lado, está la dimensión política de la gestión de la crisis, que se apoya en el trabajo no remunerado de la mujer

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