Aristóteles fue discípulo de Platón del mismo modo que Platón lo fue de Sócrates
Enviado por klimbo3445 • 24 de Julio de 2018 • 4.410 Palabras (18 Páginas) • 373 Visitas
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En definitiva el intento radica en estudiar autores y contextos, aplicar dichas definiciones a la realidad actual, obtener con ello un acercamiento a la definición de ética acorde con las pautas que debiera seguir un profesional, ya sea en Chile o el extranjero, para con ello responder a varias interrogantes que se plantean en el final de este informe.
LA ÉTICA DE ARISTOTELES:
Como observamos en la parte introductoria, Aristóteles es el autor central de este estudio, ya someramente damos a conocer ciertos postulados, que ahora pasamos a desarrollar con mayor detenimiento. Para iniciar dicho estudio es menester comenzar clasificando y categorizando la ética; así Alfonso Gómez Lobo nos da a conocer dos grandes categorías de ella:
“éticas teleológicas y éticas deontológicas. En efecto, una ética es teleológica (de acuerdo con esta terminología) si define lo bueno en forma independiente de lo recto y luego define lo recto como lo que maximiza lo bueno. A este tipo de éticas se las suele llamar también “consecuencialistas” en el entendido de que para ellas lo moralmente decisivo no son ciertas propiedades de los actos mismos sino únicamente sus consecuencias. Si se quiere que la clasificación sea exhaustiva, la posición deontológica tendrá que consistir en la negación de la teleológica. Según esto, una ética es deontológica si no define lo bueno independientemente de lo recto o si no define lo recto como lo que maximiza lo bueno” (Gomez Lobo, 1998, p.298)
Aquí vemos enfrentada la ética desde la perspectiva utilitarista en contraposición con la concepción deontológica de Immanuel Kant – desde el imperativo categórico[5] - . Ahora cabe preguntarse dónde podemos enmarcar la ética aristotélica dentro de estos márgenes, para ello debemos estudiar conceptos claves, siguiendo al autor, Aristóteles hacía distinciones en relación a las clases de conocimiento: productivo, práctico y teórico; el teórico dice relación con la observación de los fenómenos naturales, tal cual hoy la veríamos en el estudio de la ciencias exactas, podemos enmarcar el caso de la manzana de Newton[6], es decir la contemplación del entorno con la finalidad de obtener un aprendizaje cierto. El conocimiento productivo dice relación con aquel acervo que tiene v. gr., un artesano, un zapatero, para confeccionar un objeto tangible siguiendo los pasos que denota la técnica y su conocimiento, finalmente y de radical importancia constituye el conocimiento práctico, que en simples términos radica en orientar en términos reales hacia la consecución de una finalidad, esto debe ser llevado a cabo por medio de la acción, y (Gomez Lobo) es lo se denomina en términos aristotélicos “ciencia práctica”(p. 300), así para diferenciar entre ambas – teórica y práctica – la última propone modificar la realidad, es decir llevar el conocimiento contemplativo a la acción en el entorno, según el estagirita ambas serán formas veraces. Aquí la fórmula utilizada para distinguir el bien, es la acción u contemplación que decanta en la verdad y no una verdad aparente que en consecuencia estaría cubierta de falsedad, así el bien deviene en veracidad. A lo anteriormente expuesto cabe agregar dos afirmaciones relevantes a tener en cuenta en relación con el deseo, si este es correcto será verdadero, pero también pueden existir deseos incorrectos, y para identificarlos nos daremos cuenta de la falta de veracidad del mismo. Así no todo deseo será bueno, y en consecuencia no debe llevarse a efecto, agrega Gómez Lobo (1998) que la consecución de todos los deseos no implica la felicidad (p. 303).
Recapitulando lo expuesto anteriormente podemos observar que la ética aristotélica no la podemos encuadrar perfectamente dentro de la categoría teleológica o deontológica, ya que posee postulados eclécticos de ambas, luego la verdad se puede obtener por el conocimiento sea este práctico es decir acción o teórico relacionado con la contemplación, una vez realizado el acto por acción o contemplación, con la finalidad de cumplir nuestros deseos debemos verificar si hay veracidad en ellos, un conocimiento verdadero deviene en el bien, y un conocimiento que no tiende al bien decanta solamente en una verdad aparente, finalmente la felicidad sería la consecución de los deseos efectivamente reales y que tienen como resultado un postulado real, v. gr., ama a tu prójimo, ahora bien podemos observar la relatividad de este postulado, en cuanto atañe a la concepción propia del ente que ejecutaría una acción en vista del principio que se tiene por verdadero, que por ejemplo en la versión de la ética de Nietzsche[7] que sería un postulado seguramente falso y en síntesis no real –desde la perspectiva de Aristóteles- . De esta forma la pregunta radica en cómo llegar a postulados positivos y reales, aquí la ética del estagirita recurre a la virtud, (Gómez Lobo) existen así virtudes morales o éticas, y virtudes dianoéticas (p. 304) o propias del intelecto, en la ética nicomáquea realiza una combinación de ambas virtudes decantado aquello en la amistad.
Ahora bien en cuanto a los fines del acto virtuoso, primero se entiende como un fin en sí mismo, pero también un acto podría ser destinado a otro fin, lo que lo constituiría un medio, por ende surge una incongruencia ya que los actos por virtuosos y verdaderos que sean en el momento que se conciben para la consecución de un acto final, serían medios, y no podemos entender que algo sea un fin en sí mismo y un medio a la vez, Alfonso Gómez Lobos tratando de compatibilizar ambos conceptos indicaría primero que distintos actos como A, B y C, constituyen actos finales, que no estarían subordinados a un acto D, pero afirmaría que el acto D sería un fin superior compuesto por el conjunto de fines individuales, así parece una opción razonable pero que de ninguna manera está exenta de dudas.
Ahora luego de haber analizado brevemente los conceptos claves de la ética para Aristóteles pasamos a un punto radical, es decir buscar aquel fin último y optimo, en este sentido encontramos el concepto de eudaimonía, que puede entenderse como felicidad, ahora bien en el castellano dicho concepto tiene efectos momentáneos, v. gr., fui feliz en mi cumpleaños, esta concepción de felicidad no se condice con la eudaimonía que tiene como principal característica un estado más o menos permanente y no momentáneo, así el fin último, sería una felicidad permanente, que se encarna en la consecución de la mayor realización posible para el hombre. Una de las características de este fin último aplicado sea al ciudadano y la polis, es la autosuficiencia o autarquía, el hombre no debe desear nada más, ya que el fin último y optimo
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