La Magnanimidad.

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El magnánimo procura todos los medios para cumplir sus labores: la compañía, el consejo, la ayuda o hasta lo mas ordinario de la vida diaria. Aspira a lo grande, algo que pocos están decididos a hacer.

Hablo de un espíritu de servicio, una actitud hundida en optimismo. Hablo de generosidad, de perdón. ¡Cuando se esta al servicio de los demás, todas las acciones se ennoblecen!

Magnánimos han sido Teresa de Calcuta, magnánimo Hernán Cortes que con pocos recursos y hombres conquista un imperio de millones, magnánimo Alejandro Magno.

Tenemos la posibilidad de hacer cosas grandes, de cambiar el mundo.

Ahora para concluir me gustaría contarles una historia.

Era un niño huérfano de madre a los 9 años, cuyo padre tuvo que dejar de trabajar en las tardes para dedicarse al niño. El, en un pueblo subyugado por los rusos, estudia teatro y cuando cierran la universidad por la guerra interrumpe sus estudios y trabaja en una fábrica química para ganarse la vida. Después de la guerra continua sus estudios y se enfoca en formarse cada vez mas en su carrera poniéndose al consejo de varios maestros para lo cual e translada a Roma. Este hombre que llegaría a ser arzobispo de Cracovia y Cardonal llega a ser conocido como Juan Pablo Segundo a partir del 16 de Octubre de 1978. Y desde ese día en el balcón de San Pedro invito a todos con una frase evangelica ¨No tengáis miedo¨

Este es el camino: buscar en tu interior cual es tu vocación al que has sido llamado a este mundo y con ese objetivo deberás buscar ser superior a ti mismo cada día.

Y así vivirás tu vida con magnanimidad.