Metafísica Aristóteles

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El arte se genera a partir de la experiencia, cuando de varias experiencias resulta una idea general acerca de los casos semejantes. Así, mientras la experiencia constituye una regla de acción para un caso particular a partir del recuerdo de algunos casos particulares, el arte constituye una regla general, aplicada a todos los casos posibles, a partir de múltiples experiencias de casos particulares. El arte es, pues, un saber general, y la experiencia, particular.

La ciencia es también un saber general sobre un determinado ámbito de la realidad. Y se subdivide a su vez en dos clases: ciencias prácticas, es decir, las orientadas a satisfacer necesidades o a proporcionar placer y calidad de vida, y ciencias teoréticas, que son las que no tienen otra finalidad aparte del mero conocimiento en sí mismo.

La superioridad del arte y la ciencia respecto a las formas inferiores de saber: la sensación y la experiencia, estriba en que el arte y la ciencia dan cuenta del por qué de las cosas, es decir, conocen sus causas. Puesto que se dice sabio con más propiedad al que conoce las causas de las cosas, la sabiduría será una ciencia acerca de principios y causas (I 1, 982ª 1).

La sabiduría, como ciencia de los primeros principios y causas, tendrá, pues, las siguientes características (I 2, 982ª 4-983ª 22):

En primer lugar, la sabiduría es la ciencia universal, es decir, todas las cosas son objeto de su conocimiento, aunque no conozca a todas en particular.

En segundo lugar, es la ciencia de lo más difícil de conocer, pues lo universal es lo más difícil de conocer al estar máximamente alejado de las sensaciones, que son lo más fácilmente cognoscible.

En tercer lugar, es la ciencia más exacta, porque versa sobre los primeros principios y, por tanto, parte de menos principios y causas que las demás, de modo que las conoce mejor.

En cuarto lugar, y al ser una ciencia de los primeros principios, es la ciencia de lo máximamente cognoscible, ya que a partir de los primeros principios y causas se conoce todo lo demás, pero no a la inversa.

En quinto lugar, es la ciencia más dominante, a la que se subordinan todas las demás ciencias, porque es la que conoce aquello para lo cual ha de hacerse cada cosa, es decir, el fin o bien de cada cosa particular y el bien supremo de la naturaleza en su totalidad, dado que el fin y el bien son principios y causas.

En sexto lugar, es una ciencia teorética, no buscada por otro fin o utilidad que por ella misma, ya que ella misma es su propio fin.

Finalmente, es una ciencia divina y por ello, la más digna de estima. Y es divina en dos sentidos: primero, porque es aquella que posee la divinidad en grado sumo, ya que dios es el único conocedor de tal ciencia en el mayor grado posible; y segundo, porque es una ciencia que versa sobre lo divino, ya que trata sobre los primeros principios y causas, y dios es causa y principio.

Seguidamente, Aristóteles habla de las cuatro causas, que coinciden con las cuatro maneras de hablar del por qué de las cosas. Pero su teoría de las cuatro causas no es propiamente una teoría de las causas primeras, sino más bien una teoría de las maneras de decir la causa, lo que corresponde más bien a la Física. La filosofía primera debe tratar de los primeros principios y causas, pero en el libro I no especifica cuáles son exactamente dichos principios y causas, lo que mantiene el problema de establecer el objeto de la filosofía primera. Ese problema volverá a plantearse en el libro IV, al hablar de la ciencia del ser en cuanto ser.