TEOLOGÍA DE GÉNERO.

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Cada persona puede, correlacionar lo masculino y lo femenino que hay dentro de uno, a fin de ser plenamente humano y construir una tierra y un cielo nuevo. Con estos recursos tanto femeninos como masculinos uno hace teología.

En términos positivos, la labor teológica hecha desde la condición masculina nos conduce a una gran profundidad racional. Al interior de cada persona y en el comportamiento cotidiano, ser re-engendrado implica pasar a ser débiles; recibir comportamiento poderes; dejar de ser autoritarios y aprender la interacción varón-mujer a fin de juntos ser engendrados.

Los universos culturales esto se refiere a que cada universo simbólico tiene sus procesos de elaboración del ser masculino y femenino, con sus logros humanizadores y sus opresiones. La perspectiva de género se enriquece en la medida que es inter-cultural. Un ejemplo de ellos es en los varones urbanos y su comportamiento de género andino; es el caso de la reciprocidad económica y cultural y ritual entre varones y mujeres del mundo de celebrar la vida compartida.

En los roles de género o roles masculinos, el varón se ha acostumbrado a ejercer los roles: ya que se sienten con mayor fuerza física y sicológica; y descalifican a la mujer como una persona frágil e insegura. En este aspecto de roles, también ejercen el rol de proveedor económico y conductor político de los demás. También los varones nos auto-designamos el rol de pensar y programar; lo femenino es supuestamente irracional y espontáneo-caótico.

En conclusión cada temática teológica puede ser ahondada y replanteada, gracias a una acción y visión de género. Esto es apreciado por la teología negra. Los carismas se complementan de todos y todas, somos justificados por la fe , no por cumplir arrogantemente la Ley. Considero que la teología tiene como punto de partida y de llegada la celebración de la fe.