AUTONOMÍA DE CATACAMARCA

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Las reacciones autonómicas del año 20 dieron por resultado la desintegración de las intendencias, fue un proceso iniciado en las capitales de las mismas. En Córdoba, el pueblo reunido en cabildo abierto declaro independiente a la provincia, eligiendo como gobernador a Javier José Díaz, sustituido por Juan Bautista Bustos.

Cuando Bernabé Aráoz, partidario de un federalismo provincial que resguardara la integridad de las intendencias, fue elegido gobernador intendente de Tucumán a través de un cabildo abierto, tuvo como objetivo la invitación a los cabildos de Catamarca, Santiago del Estero y Tucumán para sentar bases de una organización provincial hasta q pudiera reunirse con el congreso general, quien debía organizar a la nación. El congreso provincial se formó solamente con los diputados de Tucumán (Serapion de Arteaga y Pedro Miguel Araoz) y Catamarca (Pedro Ignacio Acuña y José Antonio Olmos).

El congreso constituyente se estableció el 18 de mayo teniendo como objetivo sancionar una constitución para la provincia de Tucumán, el cual se concretó el 6 de septiembre de 1820.

En el preámbulo, se define el carácter de esa república. Se decía que la provincia de Tucumán se declaraba una república e independiente, unida con las demás que componen la nación americana del Sud, es decir, las provincias unidas, imponía la necesidad de la provincia de Tucumán de reasumir sus derechos, hasta el momento en el que el congreso general estableciese la forma de gobierno y la organización de la nación. Era una forma de preparar la organización nacional mediante una organización institucional.

Este federalismo provincial que fue la republica del Tucumán duro desde el 22 de mayo de 1820 hasta el 28 de agosto de 1821. El federalismo provincial fue sumergido por el federalismo municipal que hizo de los antiguos municipios indianos cabeza para la formación de nuevas provincias.

La ciudad de Catamarca, dependió hasta 1814 de la intendencia de Salta, después paso a la jurisdicción de la nueva intendencia de Tucumán. En 1820 participo en la formación de la republica de Tucumán, quedando sometida a la autoridad del presidente Bernabé Araoz. La intención de una autonomía se manifestó tardíamente en Catamarca, nace como reacción a la injerencia abusiva de las ciudades vecinas en sus asuntos internos. Catamarca se convirtió en un campo de contienda de conflictos políticos militares entre Araoz (Gob. Tucumán) y Güemes (Gob. Salta), agraviado porque Araoz le había negado auxilios que Güemes solicitaba para concluir con los restos del ejercito realista en el Alto Perú y el gobernador Ibarra de Santiago del Estero que aprovecho los anhelos del pueblo en favor de su autonomía para convertirse en el feroz déspota que se ha conocido en el interior. La guerra civil se encendió sangrienta y despiadada, las tropas santiagueñas vencieron en el combate del Palmar 11 de febrero de 1821 a las armas de la republica tucumana.

Entre tanto, Güemes que ve en Araoz un rival poderoso lanza tropas sobre la republica tucumanas mandadas por el coronel Alejandro Heredia, quien designo sobre Catamarca al coronel Apolinar Saravia para quitar a los catamarqueños de la obediencia al coronel Araoz. Saravia depuso al teniente gobernador Juan José de la Madrid y reunió a los dirigentes para concluir con el ejército realista del alto Perú y organizar a las provincias unidas del rio de la plata mediante un congreso nacional que se reuniría en Catamarca y cuya autonomía será proclamada.

Los catamarqueños dieron juramento a las autoridades y prometieron acatar al nuevo gobierno político impuesto por los salteños, un triunvirato formado por ciudadanos como Carlos Olmos, Doctor Tadeo Acuña y Gregorio José Gonzales.

24 días después de creados los triunviratos se presenta en la ciudad una división del ejército tucumano estando a la cabeza Manuel Arias y como segundo jefe el teniente coronel José Manuel Figueroa Cáceres, quienes hicieron lo mismo que la expedición salteña, saquearon la ciudad y chacras y depusieron las autoridades cambiándolas por otras. Acompañaba la expedición Nicolás Avellaneda, ex teniente gobernador de Catamarca y promulgado gobernador intendente de la provincia en nombre de la republica de Tucumán.

La adhesión del gobernador Avellaneda y la del gobernador José Manuel Figueroa Cáceres al presidente Araoz no era sincera, pues ambos pretendían la autonomía de Catamarca.

La división Catamarqueña al mando de Figueroa Cáceres con las santiagueñas y salteñas acordaron un pacto según el cual se imponía al gobierno de Tucumán su incorporación a la confederación de las demás provincias, con lo cual debían enviar diputados al congreso nacional a reunirse en córdoba comprometiéndose las fuerzas aliadas a sostener al pueblo de Catamarca en su anhelo de autonomía.

Varias invasiones soporto la provincia de tropas que venían a imponer sus gobiernos adictos a uno u otro caudillo, sin tener en cuenta la opinión de su vecindario.

Seis tenientes gobernadores y un triunvirato le fueron impuestos a esos agitados años de 1820 y 1821.

Algunos dirigentes tuvieron la intención de una autonomía, que se expresó de forma concreta en cartas que el teniente gobernador José Pio Cisneros dirigió al gobernador de córdoba coronel juan bautista bustos, durante 1820 después de producirse la caída del gobierno nacional. Ellas expresan en el sentimiento de titubeo de los catamarqueños frente a su ambigua situación política