DaVinci y Verrocchio

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Es innegable el hecho de que cuando un artista es joven e inexperto, a pesar del mucho talento que pueda poseer, una de las mayores aspiraciones es llegar a ser, o incluso superar, a su maestro y la mejor forma de lograr esto es el seguir rígidamente la línea artística por la cual el maestro se encausó hace mucho tiempo. En cierto punto de su vida, cuando el joven artista es más maduro y no pretende únicamente superar a su maestro, logra desarrollar lo que se podría llamar un estilo propio, o al menos, los esbozos de uno; el artista empieza a cuestionarse, a poner en tela de juicio el más mínimo elemento, el más mínimo trazo de pincel o talla del cincel; es en este momento en el que el artista, gracias a las dudas que posee y a su propia experimentación, se encuentra listo para entrar en la cumbre de su obra. Posteriormente a toda la gala que el artista hace de su recién estrenado estilo artístico, este se siente rutinario, monótono y agotador, cosa en la que influye el que el artista no es tan joven como antes y los años empiezan a pesarle al cuerpo y a la mente. Entonces el artista decide romper con su propio esquema, en la mayoría de los casos, y experimenta con nuevas técnicas y conceptos; a esto es a lo que se le conoce como obra tardía.

El objetivo de esta investigación es lograr responder tres interrogantes: ¿Qué papel jugó Verrocchio en el proceso de creación del estilo artístico propio de DaVinci? ¿Qué expresiones artísticas, propias de Verrocchio, se encuentran plasmadas en la obra de DaVinci? y ¿Cuáles fueron las causas de que DaVinci decidiese seguir la corriente artística de su maestro y por qué en dado momento decidió oponerse a él?

Para ello se pretende comparar la obra de ambos artistas (Verrocchio y DaVinci) entre sí y hallar, desde la del alumno, características artísticas propias de su maestro en las cuales es evidente la influencia para posteriormente estudiar y analizar la obra tardía con el fin de identificar los parámetros, propios e impartidos por el maestro, que el artista decidió romper y qué hechos en su vida fueron los que lo llevaron a tomar esta decisión.

Sin embargo, antes de adentrarse a las cuestiones más profundas de esta investigación es necesario conocer, aunque sea superficialmente, la vida de los dos artistas que se traen a colación:

Leonardo DaVinci, nacido en la pequeña viña de Vinci, ubicada en el corazón de la Toscana a tan solo unos kilómetros de Florencia, fue un artista, pensador e investigador (entre muchas otras cosas más) italiano que, por su insaciable curiosidad y su genio polifacético, representa un símbolo del Renacimiento Italiano.

DaVinci era hijo ilegítimo de un abogado florentino, quien no le permitió conocer a su madre, una modesta campesina. Se formó como artista en Florencia, en el taller de Andrea del Verrocchio; pero gran parte de su carrera se desarrolló en otras ciudades italianas como Milán o Roma (en donde trabajó para Julio de Médicis).

Aunque practicó las tres artes plásticas, no se ha conservado ninguna escultura suya y parece que ninguno de los edificios que diseñó llegó a construirse, por lo que de su obra como escultor y arquitecto sólo quedan indicios en sus notas y bocetos personales.

Del otro lado, Andrea del Verrocchio fue un célebre orfebre, escultor y pintor italiano. La celebridad del artista florentino se debe fundamentalmente a su obra escultórica, que prosiguió la tradición naturalista iniciada por Donatello dentro de un mayor interés por la gracia y ligereza de la pose.

Andrea Cioni, verdadero nombre de Verrocchio, nació en Florencia en 1435. Aunque su vida es poco conocida, se sabe con certeza que estudió orfebrería y pintura con Giuliano Verrocchi (de quien tomó su nombre) y Alesso Baldovinetti, respectivamente, y escultura con Antonio Rossellino y, según algunos autores, Donatello.

Aunque no se conservan obras de sus primeros años, debió de poseer notable prestigio, pues en 1665 creó un taller de escultura que aceptaba también encargos de pintura y orfebrería, y un año más tarde, a raíz de la muerte de Donatello, se convirtió en el artista preferido de la familia Médicis. Su primer trabajo importante fue de hecho la construcción del mausoleo de Juan y Pedro de Médicis en la iglesia de San Lorenzo, que realizó en 1472 con una lujosa ornamentación de mármol y bronce.