Los fenicios Monografía

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A mediados del siglo VIII Fenicia se encuentra amenazada por Asiria con Tiglat-Pileser III que se inclina por la anexión directa y toda la costa norte, hasta Biblos excluido, pasa a ser provincia asiria con capital en Sumura. Solo Arwad conserva la independencia gracias a su posición insular, mientras que Biblos y las ciudades más meridionales siguen pagando tributo. Gracias a las rivalidades de las ciudades fenicias, sobre todo entre Sidón y Tiro, los asirios se expanden rápidamente. “En 700 Senaquerib fracasó al intentar apoderarse de Tiro pero logró echar de Sidón al rey Luli de Tiro y al mismo tiempo rey de Sidón, entregando el trono a un rey de su elección. En 677 Asarhaddon, con la ayuda de Tiro, consigue conquistar Sidón, capturando a su último rey abdi-Milkutti, y lo convierte en provincia, mientras que con el rey Ba´al de Tiro firma un trato de vasallaje. Pero en el año 671 Tiro se rebela con el apoyo egipcio, y la reacción asiria fue reducir del territorio de Tiro. La tierra firme pasa a ser una provincia asiria, con capital en Ushu, y Tiro continua siendo independiente en una pequeña isla. En la época de Assurbanipal, Tiro y Arwad luchan en varias ocasiones contra los asirios, y por lo general la oposición de Tiro es fomentado por Egipto. Los reyes de Tiro y Arwad se ven obligados, varias veces, a someterse formalmente, pero conservan su trono y la independencia de sus ciudades. Al final del imperio asirio, en el año 612, Fenicia está dividida en las provincias de Sumura, al norte, Sidón, en el centro, y Ushu, en el sur, mientras que las ciudades de Biblos, Arwad y Tiro son independientes aunque tributarias con territorios muy reducidos.” [5]

Cuando el imperio asirio llega a su fin, Tiro trata de ampliar su espacio político y comercial. Sin embargo, el predominio babilonio[6] en toda la franja siropalestina se extiende también al litoral fenicio pero Tiro conserva su propia dinastía[7] que gobierna controlada por un funcionario babilonio, salvo en un período durante el cual el rey de Tiro está exiliado en Babilonia y en la ciudad gobiernan unos jueces. Seguramente Arwad y biblos fueron absorbidos por la administración provincial de babilonia. Luego toda la región cayó en manos persas, a pesar de ello las ciudades fenicias conservaron o restablecieron unas dinastías autónomas locales, aunque sometidas en gran medida al emperador aqueménida.

Capítulo III

Aspecto económico

Las ciudades fenicias, en comparación con otras regiones de Oriente Próximo, tenían una importancia con respecto al campo y a las actividades de transformación e intercambio de la producción primaria. Su economía estaba basada principalmente en la elaboración y comercialización de productos que tenían su origen en otras zonas, más que en los recursos de su pequeño territorio. Para esto, tenía una posición ventajosa entre el país interior de Oriente Próximo y el occidente Mediterráneo. Por un lado, el primero contaba con sus antiguos centros de cultura y sus grandes mercados, tal como Egipto, Mesopotamia, Anatolia y Siria; mientras que en el segundo prevalecían los recursos mineros y agrícolas.

III.I Comercio

La crisis de los palacios reales obliga a una nueva organización del comercio. El fin o la decadencia de los palacios en las ciudades costeras hace que los comerciantes tengan que ejercer su actividad sin contar con el apoyo organizativo y financiero que hasta ese momento les brindaba el palacio, a su vez, obliga a los mercaderes a buscar mercados más desprestigiados y menos oficiales. Junto con esto, la desaparición del sistema regional de responsabilidades y protecciones hace que la actividad mercantil sea más arriesgada y estimula la piratería. Sin embargo, esto a su vez supone una ampliación de los horizontes del comercio fenicio.

Se advierte una competencia con los griegos en lo que respecta a la escala comercial, quienes estaban dotados de medios técnicos y objetivos similares. Esto tiene como consecuencia la repartición de las rutas y los mercados.

El comercio fenicio fue un estímulo positivo para la aparición en Occidente de formas más complejas de agregación política, acompañadas de un progreso tecnológico y urbano.

III.II Navegación

Los fenicios recorrieron el Mediterráneo, en todas sus direcciones, el Mar Egeo y parte del Atlántico. Sus barcos eran impulsados por remos y por una vela cuadrada, que sólo aprovechaba cuando el viento era favorable. Navegaban pegados a las costas, de noche se guiaban observando la posición de las estrellas. De Europa, por vía marítima, traían plata, hierro, plomo, estaño, ámbar, cereales y lana; mientras que del África conseguían marfil, oro, plumas de avestruz y el papiro.

En un principio tuvieron el obstáculo de las flotas egipcia o micénica pero tiempo después las naves fenicias pudieron continuar su camino hacia lugares más lejanos ya que la crisis del siglo XII Egipto en apuros y los micénicos estaban fuera de la escena política.

En las campañas que emprenden conjuntamente el rey de Tiro, Hiram, y el de Jerusalén, Salomón, para llegar al lejano país de Ofir, de donde proceden el oro y el incienso, Jerusalén aporta la travesía de su reino y el puerto de Esiongaber, en el golfo de Aqaba y Tiro aporta sus barcos, su pericia marinera y comercial. El comercio era de carácter estatal, no hacían escalas intermedias, empleaban un verano para el viaje de ida y el verano siguiente para el de vuelta, de esta manera evitaban los costos intermediarios. Los fenicios llegaban a las regiones mineras rica en materias preciadas, donde es probable que los recursos locales estén gestionados por una organización política en la cual los jefes locales podían ponerse de acuerdo para cambiar metales por objetos valiosos como armas, joyas o simples cuentas de pastas de vidrio. Las regiones más frecuentadas son las mineras, como Cerdeña, sur de España, Chipre y algunas zonas intermedias como Túnez y Sicilia

III.III La industria

Los fenicios desarrollaron cuatro grandes industrias: del tejido, del teñido, del vidrio y los metales, así como también industria maderera. La importancia de la madera radica en que casi toda la geografía fenicia se caracterizaba por su vegetación, donde abundaban los árboles frutales, las fértiles llanuras, los campos de abundantes flores y cultivos. En estos campos, maduraban y florecían el trigo, la vid y los olivos, proporcionando los frutos que beneficiaron a los fenicios y a los otros pueblos del Mediterráneo a través del comercio. Los bosques