Los suevos.
Enviado por Rebecca • 26 de Febrero de 2018 • 4.188 Palabras (17 Páginas) • 320 Visitas
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En 453 firma un tratado con los romanos en el se compromete a retirarse de los territorios ocupados, pero no lo cumple y en 456 ataca la Cartaginense. Un ejército de romanos y visigodos lo derrota a orillas del Órbigo, en octubre de ese año. Los visigodos continúan avanzando y saquean Braga. Intentando escapar, Requiario es apresado en Porto, donde lo decapitan.
La derrota traerá aparejada la división del reino suevo: durante 456 y 457 gobernarán Frantán en el norte del reino y Agiulfo, con el apoyo de los visigodos, en el sur.
En 457 Maldras sucede a Frantán, vence y da muerte a Agiulfo en Porto y reunifica el reino hasta 459 cuando muere asesinado por conspiradores. Nuevamente dividido el reino gobernaran Frumario y Remismundo simultáneamente. Se agudizan los conflictos entre suevos y galaicorromanos y varios jefes de esta comunidad son masacrados en Lugo en la Pascua de 460. En 463 otro jefe local, Requimundo, reclama la corona. Para 464 y aprovechando la muerte de sus rivales Remismundo impondrá un poco de orden y quedará como único rey. Dos años mas tarde, y por la presión visigoda, debe volver al arrianismo. Teodorico, monarca visigodo envía al galo Ayax a convertir a los suevos consolidando la alianza con estos. En 468 toman Olisipone (Lisboa) pero el nuevo rey visigodo Eurico los expulsa. Remismundo morirá en 469.
A partir de esta fecha no hay información cierta, ya que muere Idacio, el hispanorromano obispo de Chaves (Ourense), cuyas crónicas son fuente indispensable de la historia de los primeros años del reino suevo. Sólo se sabe que un rey de nombre Teodomundo gobernó a los suevos durante parte de esta época.
Desde 550 hasta 559 reinará Karriarico, monarca que dejará el arrianismo y abrazará el cristianismo. San Gregorio de Tours narra los pormenores de esta conversión y de la llegada de San Martín Dumiense a Galicia en una fantástica historia: el monarca, cuyo hijo estaba gravemente enfermo envió hasta el templo de San Martín de Tours a sus más fieles amigos, llevando muchos obsequios y prometiendo que si su hijo se curaba “…aprenderé la fe católica y la seguiré…”. Envió al sepulcro del santo tanta cantidad de oro y de plata como pesaba el cuerpo de su hijo. “…pero quedaba en el pecho del rey amor a la antigua secta, y por eso no logró la merced que pedía...”. Los embajadores le contaron las maravillas que presenciaron y él “… entendiendo que no sanaría hasta que confesase la divinidad del Verbo, labró un templo en honor de San Martín, y exclamó: Si merezco recibir las reliquias de este santo varón, creeré cuanto predican los sacerdotes. Y tornó a enviar a sus criados con grandes ofrendas, para que pidiesen las reliquias. …Y entre acciones de gracias, navegando con viento próspero, so el amparo celeste, mansas las ondas, reposados los vientos, pendientes las velas, tranquilo el mar, aportaron felizmente a Galicia. El hijo del rey, milagrosamente y del todo sano, salió a recibir aquel tesoro… Entonces llegó también de lejanas regiones, movido por divina inspiración, un sacerdote llamado Martín… El rey, con todos los de su casa, confesó la unidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo y recibió el crisma. El pueblo quedó libre de la lepra hasta el día de hoy y todos los enfermos fueron salvos… Y aquel pueblo arde ahora tanto en el amor de Cristo, que todos irían gozosos al martirio si llegasen tiempos de persecución…”
Así se construyó en 550 un templo que se convirtió en un faro cultural y religioso: la abadía de San Martín de Dumio. La influencia de Martín de Braga fue notable: guió la acción política del rey y de su sucesor, enseñó lenguas clásicas y teología. Su sucesor será Ariamiro, que reinará por dos años.
Según la crónica de San Isidoro el rey converso fue Teodomiro. Otra teoría divide la conversión de los suevos en dos etapas: una del rey y su corte, ocurrida en tiempos de Charrarico, y otra de todo el pueblo durante el reinado de Teodemiro.
Teodomiro ascenderá al trono en 561. En ese año convoca al I Concilio en la ciudad de Braga y los suevos volverán al catolicismo oficialmente.
Lectura: primer anatema del I Concilio de Braga (561)
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“I. Si quis Patrem et Filium et Spiritum Sanctum non confitetur tres personas unius
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esse substantiae et virtutis ac potestatis, sicut catholica [et apostolica] ecclesia docet, sed
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unam tantum ac solitariam dicit esse personam, ita ut ipse sit Pater qui Filius, ipse etiam
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sit Paraclitus Spiritus, sicut Sabellius et Priscillianus dixerunt, anathema sit”.
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Derivaría de las Profesiones de Fe atribuidas a San Gregorio y responde a las concepciones priscilianistas sobre la Santísima Trinidad. No fue necesario pronunciar nuevo anatema contra el arrianismo, limitándose los Padres a leer la decretal de Virgilio y extractar de ella su canon 5, en que mandan administrar el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Los concilios no sólo se ocuparán de asuntos eclesiásticos: sus resoluciones atenderán asuntos terrenales en los que apoyan la obra de gobierno del monarca. Influido por Martín de Braga gestará una notable reforma administrativa que ordena territorialmente al reino y que quedó registrada en el “Parroquiale suevum”. Este documento esta firmado por el rey Teodomiro en 569. Galicia estaba dividida en comarcas, llamadas diócesis dependientes de los obispos. Esta administración territorial beneficiaba a la Iglesia, única institución capaz de llegar a todo el territorio. Monarca y obispo apoyaran la integración de las comunidades celtas bretonas que desde hacía mas de treinta años llegaban huyendo de los anglosajones
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