Exposición de asesinos seriales

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La sala no era my amplia, pero me pareció que hicieron buen uso del espacio, de manera en que se podía apreciar bien la historia de cada asesino, en la sala no había mucha gente, cuatro personas más, iban en pareja, además, habían letreros que decían –Prohibidos celulares, -No tocar, -No sentarse, y cada asesino estaba separado del otro por un número. La sala comenzaba desde el punto 6, y había cadenas negras que no permitían acercarte más de lo indicado. Había cuadros en donde se podía leer la breve biografía de cada asesino, también se apreciaban fotografías, la sangre era inevitable verla en la sala, pantallas en donde se reproducían constantemente cintas reales en donde aparecían dichos asesinos además de la increíble caracterización de cada uno de ellos.

El punto 6. John Wayne Gacy, fue uno que llamó más mi atención, aunque cabe mencionar que todos vale la pena detenerse a apreciar su historia.

Observe un muro tapizado frente mí, franjas verticales, colores tenues, blanco y chocolate, con pinturas colgadas en la pared, pinturas de paisajes, un reloj de pared con la orilla de madera, un sillón color azul marino en donde había un payaso de peluche en el centro y una mesa en cada extremo del sillón en donde pude apreciar fotografías familiares con aspecto viejo, también había una televisión vieja, y el piso era de madera, madera vieja, todo indicaba un hogar tranquilo mostrando un sótano debajo de la sala, pero prestando mayor atención, el sótano alumbrado con un foco tenue estaba lleno de arena, arena fina que cubría distintas partes de muchos cuerpos que tenían aspecto de dureza y de que llevaban mucho tiempo en ese lugar enterrados, fue asombroso al ver tantas partes del cuerpo, poder imaginar por un momento un aroma desagradable. Entonces ahí al fondo estaba él, con la cara pintada de blanco, ojos negros, sonrisa roja de pómulo a pómulo, su traje la mitad era color rojo liso, la otra mitad tenía franjas verticales, una roja una blanca, y le colgaban pompones rojos negros y blancos del cuello de su traje.

Mientras apreciaba los distintos asesinos seriales presentados en la exposición, me pude percatar de una pareja de novios que iba delante de mí, la chica de estatura media, falda larga, cabello largo trenzado, la mayoría del tiempo tenía expresiones de sorpresa, y desagrado, en constantes ocasiones pude observar que abrazaba con temor a su novio, un chico robusto, estatura media, usaba un chaleco azul marino, esta pareja y yo tuvimos que esperar 1 minuto para entregar los audífonos y el aparato debido a que estaban ingresando algunas personas a la exposición, entonces la chica le comentó a su novio: – “A ver qué día me dan ganas de volverte a acompañar a tus museos” a lo que yo respondí naturalmente con una risa, entonces el chico dijo riendo y abrazando a su novia: - ¿Verdad que no da tanto miedo amiga?, y pues, fue así como cruzamos algunas palabras y supe que el chico estudia Contaduría en C.U le gusta mucho visitar museos pero no había tenido oportunidad de ir acompañado a ese y finalmente me comentaron que pasarían a taquilla a pagar la entrada para la exposición de hombres lobo, ya que estaban ahí aprovecharían la tarde.