Revictimizacion

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dejándolas una y otra vez desoladas e inseguras y generando una pérdida de la fe en la habilidad de las instituciones, los profesionales y la comunidad, para dar respuesta a sus necesidades múltiples; dando como resultado con frecuencia la revictimización que resulta más dañina, pues incrementa el daño causado en la dimensión psicológica o patrimonial. Se experimenta una y otra vez una nueva violación a sus derechos legítimos. Pues ésta ópera ya no solo como la consecuencia directa de la violencia vivida, sino también a través de la respuesta de las instituciones e individuos particulares en la atención que se les brinda. A veces por un proceso de discriminación (por raza, condiciones de género o preferencias sexuales, cultura, etnia, edad, etc.); niegan y dejan de reconocer ésta experiencia, como un dolor único y personal. Y la mala intervención psicológica o médica que brindan los profesionales inescrupulosos y mal entrenados para atender estas situaciones que revisten características particulares, revictimiza.

Implica para la persona, enfrentar numerosas situaciones, que las hace sufrir. Viéndose obligada a testificar o a hablar del suceso violento un número infinito de veces, perjudicándose psicológica y emocionalmente de manera más profunda y traumática, además de las largas esperas en los pasillos, interminables recorridos por diversas instituciones, que con frecuencia las llevan al arrepentimiento de haber hecho la denuncia o haber iniciado el tratamiento.

Factores que contribuyen al fenómeno de la revictimización

El desconocimiento por parte de las autoridades, funcionarios, profesionales y personal encargado de la atención de los afectados y sus derechos inalienables.

La sobrecarga de trabajo y por tanto la congestión e ineficiencia de los servicios de atención, que se alargan, y son poco eficaces al darle una respuesta oportuna, y una pronta compensación e indemnización, como parte de la reparación de daños que por derecho tiene.

Insensibilidad institucional sobre las necesidades e intereses de la víctima.

Si se le percibe a una persona como no inocente, no recibe el mejor apoyo y compasión, como aquellas a las que se juzga como inocentes.

“Creencia de un mundo justo”

En algunos casos las víctimas son presionadas para cambiar su relato.

La policía influye en las víctimas para evitar que denuncien ciertos delitos, sobre todo si son de violencia doméstica, o robo, pues argumentan que las personas retiraran la denuncia una vez que se reconcilie con el agresor. Además de que tienden a responsabilizar a las víctimas de hacer provocado el incidente e incluso que habrían podido evitar el suceso modificando su conducta.

Existen factores sociales y culturales que aumentan el impacto de victimización secundaria, como en los casos de violencia sexual, considerándola una deshonra, donde la víctima es presionada para que guarde silencio.

Ambientes de maltrato institucionalizado

Falta de información sobre los trámites y tiempos acostumbrados por la institución.

No se exploran las expectativas de la persona al llegar a la institución, por lo que vive un proceso de continua de frustración.

En algunos sitios se le pide a la víctima dar la versión de los hechos en presencia del victimario o personas con las que o se siente cómodo.

Lentitud institucional

Procedimientos a seguir, desconocidos por la víctima.

Dar prioridad a lo legal, o a cualquier área sobre otra, denostando y despersonalizando la atención y el trato con la persona de forma integral.

La falta de un entorno de intimidad y protección.

Excesos de tecnicismos jurídicos, psicologismos, y términos médicos especializados, que obstaculizan el flujo natural de la comunicación.

Desconocimiento de los roles profesionales por parte de la víctima (¿Quién hace qué? y ¿Con quién debo entrevistarme primero? Etc.)

La excesiva lentitud del proceso judicial y su interferencia con el proceso de recuperación y readaptación de la víctima.

Inadecuados procedimientos de atención.

Los casos de impunidad, entre otros elementos, tienen efectos negativos, como emociones de injusticia e incertidumbre, que acrecentan el resentimiento social y pueden desembocar en actos de tomar la justicia por la propia mano.

En el caso de que el agresor, este cumpliendo una condena en prisión, no se le brinda información a la víctima sobre su salida del centro penitenciario y mucho menos se hace un seguimiento de las necesidades de la víctima.

Se le pida que responda a preguntas que se realizan públicamente, que demuestre la credibilidad de su testimonio, que siga reglas y procedimientos y en algunos casos que confronte al perpetrador.

Intervenciones iatrogénicas

La propia subjetividad de los profesionales y sus condiciones de trabajo (pues igualmente viven y reproducen el maltrato institucional que reciben como empleados o trabajadores de la salud, o de la justicia).

Culpabilizar directa o indirectamente a través de la racionalización por parte de los profesionales (“algo estaría haciendo para que le ocurriera lo que le ocurrió”).

Los juicios de valor de parte de los profesionales, poniendo en entredicho en la credibilidad y generando el sentimiento de culpabilidad importante inductor de tensión.

Se ha observado que se sacrifica el dolor de la víctima en la búsqueda del logro de los objetivos de la investigación.

Maltrato durante el proceso de la toma de declaración o denuncia escrita, la persona recibe un apoyo escaso y un trato deficiente, generando ansiedad y una secuela mayor de estrés postraumático.

Cuando las intervenciones y acompañamientos se realizan por personas inexpertas e insensibles, sobretodo en el caso de desapariciones forzadas, masacres y genocidios, a lo que se suman la falta de garantías y protección para las víctimas.

Cuando se requieren las valoraciones físicas, los forenses y el personal sanitario que realiza la evaluación no tiene un lugar suficientemente privado para el examen,