FETICHISMO (1927)

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- El fetichismo: el fetichista es un perverso. En esta perversión, el fetiche, ese objeto se toma como condición de goce. Un objeto determinado, no importa cual pero es siempre el mismo, hay una fijeza en relación al objeto, tiene que estar presente si o si en el acto sexual porque ese objeto es el que despierta deseo sexual en la persona fetichista. No importa con qué mujer esté, lo que importa es que ese objeto esté presente. Puede estar con la mujer más linda del mundo pero si no tiene esos zapatos que a él le gustan, que son condición de goce, no se excita sexualmente. No es que le gusta que la persona se ponga determinada lencería, sino que si no está eso no hay excitabilidad posible para el fetichista.

Ese objeto tiene características particulares. Puede ser cualquiera pero una vez que se elige es siempre el mismo. Ese objeto tiene tanta importancia porque sobre ese objeto se desplaza el valor fálico.

Entonces dice que se va a elegir como objeto fetiche aquello que se percibió justo antes de anoticiarse de la falta de pene en la mujer.

Por eso, imaginémonos a un niño mirando el cuerpo de una mujer, donde podemos representarnos que va mirando desde los pies hacia arriba y entonces por eso son determinados zapatos, medias, lencería, pollera, rodilla o algo que justo sea lo último que se vio antes de anoticiarse de que la mujer no tiene pene.

Entonces hacia ese objeto se transfiere el valor fálico. El pene es un lugar simbólico. Como es algo simbólico el pene va a ser el primer objeto que tenga ese valor pero puede ser ocupado por cualquier otro objeto. Entonces, en el caso del fetichista por ejemplo, puede ser una media, que se percibió justo antes de ver a la madre castrada. Entonces esa media va a tener ese valor que antes tenía el pene. Dice Freud que se hace un desplazamiento. El valor que tenía el pene lo va a tener este otro objeto.

Falo = pene + valoración

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Falo = media + valoración

Entonces, para qué sirve esto. Porque mientras la persona tenga ese objeto, va a seguir conservando el falo. Porque ese objeto media es igual al falo. Mientras esté ese objeto esa mujer va a tener pene.

Este objeto le sirve al fetichista para no anoticiarse, para desmentir la castración en la mujer.

Esto es un lugar simbólico. Puede ser que la media en ese momento tenía determinados lunares y que hoy por hoy el objeto fetiche tenga que ver con una pelota. Porque se va desplazando por asociación con algo que estuvo presente en ese momento. No importa lo que sea, lo que importa es que va a ocupar ese lugar simbólico, que se va a desplazar sobre ese objeto el valor del falo.

Entonces, mientras esté ese objeto, es como si el sujeto se previniera de anoticiarse de la diferencia sexual, es como si mientras percibiera ese objeto lograra detener el tiempo. Como si pusiera una pausa eterna en donde siempre se va a quedar mirando ese objeto y nunca va a mirar la falta de pene en la mujer.

Por eso es una forma de resolver, una solución de compromiso, para resolver esta situación de la confrontación con la castración.

¿Por qué el fetichista necesita no anoticiarse de la diferencia? Porque si se anoticia de la diferencia, entonces se hace efectiva la angustia de castración. La amenaza el niño puede desoírla, pero cuando confronta con la diferencia, eso resignifica esa amenaza y sobreviene la angustia. Con el fetiche lo que logra el niño es no angustia.

El mecanismo de la desmentida implica tener dos actitudes opuestas que coexistan frente a un conflicto:

- La sexualidad: Lo propio de la sexualidad infantil y del tránsito por la fase fálica es que hay determinadas exigencias pulsionales que dan lugar al onanismo infantil y a las fantasías incestuosas.

- La realidad: muestra la castración, la diferencia anatómica. Hasta que no sobreviene la realidad mostrando esa castración no hay conflicto y esto puede tener su descarga sin conflicto. Cuando aparece la realidad, que resignifica a la amenaza de castración, entonces se genera el conflicto entre las exigencias pulsionales y esa realidad. Ya no se puede hacer esa descarga pulsional como se venía haciendo impunemente. Cuando el niño se anoticia de esa diferencia, la realidad le va a poner un tope a esa descarga.

¿Qué implica el fetichismo? Que se responde a las dos por igual. Cuando decimos que tenemos dos actitudes frente al conflicto es que vamos a tener dos salidas. Por un lado la creación del fetiche es la que va a responder a las demandas pulsionales. El fetiche es lo que va a permitirle no anoticiarse de esa diferencia, entonces puede continuar con sus prácticas onanistas porque la amenaza de castración no se hace efectiva. Pero sabemos que si hay fetichismo, hay mecanismo de la desmentida y la desmentida implica además tener una actitud acorde a la realidad.

¿Cuál va a ser la manifestación de esa actitud acorde a la realidad? Dice Freud que el fetichista va a sentir también angustia. O sea que este intentar no angustiarse no resulta del todo efectivo. Eso que Freud observa es angustia oral, de decoración, que es una expresión que tiene que ver con el mecanismo de la regresión.

Dice Freud que los fetichistas por un lado, continúan con sus prácticas onanistas, este fetiche se presenta como condición de goce y además, también presentan angustia. Esa angustia adopta la forma de angustia a ser devorado. Y cuando Freud analiza lo que observa es que esa angustia a ser devorado es una expresión regresiva de la angustia frente a la castración. Puede adoptar la forma de por ejemplo, miedo a ser mordido por un perro.

El mecanismo regresivo es un intento de defensa. Ya no se angustia por la posibilidad de castración y esa angustia se conecta con algo que es como un poco más tolerable. Es más tolerable que pueda angustiarse porque lo pueda morder un perro que por temor a perder sus genitales.

Entonces, así como en la neurosis tenemos al mecanismo de la represión, en el fetichista tenemos el mecanismo de la desmentida.