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LA AUTONOMÍA.

Enviado por   •  20 de Marzo de 2018  •  2.114 Palabras (9 Páginas)  •  240 Visitas

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Otro factor importante que influye directamente en la autonomía es la familia misma. ¿Cuántas veces no hemos oído que los hijos son el reflejo de los padres? Muchas veces ¿verdad? Esta declaración tiene mucho de verdad. Primeramente, los hijos son como los padres porque éstos (los padres) son el ejemplo de vida y conducta que los hijos imitan, siguen y proyectan cuando estos también llegan a la etapa adulta. En segundo lugar los hijos son como los padres por rasgos biológico-genéticos, esto es que determinados rasgos de la personalidad y el carácter se transmiten en la herencia genética. En tercer lugar, los hijos son como los padres por los valores que demuestran. Ejemplo: Si el valor en mi casa es el trabajo duro y honesto y eso se me instruyó, cuando sea mayor esto es lo que seguiré y así mismo transmitiré a los que me procedan. La suma de todos estos factores construye la ecuación que hay que resolver para encontrar la autonomía.

¿De qué otra manera influye la familia en el desarrollo de la autonomía? Pues en la forma de instrucción que los padres adoptan para la vida y crianza de los hijos. Para clarificar esto, en el marco de la autonomía, Laurence Steinberg argumenta la existencia de cuatro tipos de familias:

- La familia de tipo autoritativa. Es aquella en donde impera la independencia, la responsabilidad y la autoestima. En ella se establecen los lineamientos para la conducta y se cumplen las normas que son flexibles y abiertas a discusión. Estas normas son explicadas en una atmósfera de cercanía, interés y franqueza y las decisiones sobre los hijos incluyen la opinión de los mismos. Es un familia que promueve la autonomía emocional y es la apropiada para afrontar a la adolescencia.

- La familia de tipo autoritaria. Es aquella donde existen reglas rígidas, impuestas y rara vez explicadas. A este tipo de familias les resulta difícil adaptarse a la adolescencia. Los padres suelen considerar a la autonomía emocional como rebeldía o falta de respeto y pueden oponerse a la independencia. En lugar de favorecer la autonomía, los padres promueven la dependencia y la irresponsabilidad sobre las acciones, obstaculizando la individualidad. [pic 8]

- La familia de tipo indulgente. Estas familias tienen problemas moderados por falta de guía a los hijos, mucha indulgencia y tolerancia. La falta de reglas les suele ocasionar problemas en la adultez y terminan dependiendo de los amigos, más que de los padres. Los hijos están emocionalmente separados de sus padres pero no logran la autonomía

- La familia de tipo indiferente. Es aquella familia con los mismos atributos que la indulgente pero en niveles excesivos, críticos o casi nulos. Lo que incide altamente en la autonomía de los adolescentes de manera desfavorable.

Otro factor que influye en el desarrollo de la autonomía son los valores personales. La formación inicial en valores corresponde a la familia. Estos valores son lo que fundamentan la personalidad, el criterio y la conciencia moral de individuo desde que es niño hasta que llega a la vejez. Los valores determinan el grado de “sufrimiento” si así le pudiera llamar, que vive el adolescente en la búsqueda de su identidad y autonomía. Si un adolescente tiene valores sólidos, éste seguramente logrará más pronto y con menos dificultad encontrar su identidad y por consecuencia su autonomía; pero, si los valores familiares son débiles, éstos jóvenes suelen navegar en aguas más difíciles y turbulentas y su identidad puede ser confusa y su autonomía difusa aun cuando lleguen a la adultez.

Otros factores importantes son el autoconcepto y la autoaceptación del adolescente. Mientras más se conozca el adolescente a sí mismo y acepte sus condiciones, este logrará algo importante llamada “la autoestima”. Cuando se es niño, en realidad no existe un autoconcepto sólido y existe cierta confusión sobre lo que somos. El niño piensa ¿qué soy? y esto es normal pues conforme pasa el tiempo y se convierte en adolescente este cambia su perspectiva y ahora se pregunta ¿quién soy y cuál es mi rol? El adolecente buscando la respuesta a esta trivialidad existencial es cuando experimenta con los diferentes roles antes mencionados y va creando un autoconcepto que en primera instancia le es difícil aceptar, pero conforme se acerca a la adultez éste concepto se llega a autoaceptar. La autoestima, por aparte juega el rol principal y es esta la que permite llegar a la verdadera autonomía. La autonomía y la autoestima son términos directamente proporcionales, esto es: mayor autoestima, mayor autonomía y viceversa.[pic 9]

Conclusión[pic 10]

Andrea, creció bajo la crianza de unos padres de tipo autoritativos. A ella se le permitió ser partícipe de las decisiones que a ella misma le afectaban y eso le trajo sentimientos de inclusión, de apoyo y de confianza por parte de sus propios padres. Las reglas en casa eran claras, y flexibles pero nuca se permitió el quebrando deliberado de ellas. Había sanciones y regaños, pero siempre iban justificados con los valores de la casa. El respeto, el orden, la disciplina, y así como el amor, el cariño y la ternura formaban parte del discurso de padres a hijos. Ella creció en un contexto familiar favorable, con padre y madre de familias igualmente numerosas cada uno, así como, buenas costumbres muy arraigadas. Personalmente, ella es una persona centrada en los estudios, siempre reconocida por su esfuerzo a nivel familiar, escolar y social. Sus amistades juveniles son del tipo duraderas y sus relaciones sentimentales centradas. Demuestra un alto nivel en sus diferentes inteligencias, pero la emocional es la que más desarrolló. Su separación familiar por cuestiones de estudios, le permitió desarrollar su autonomía emocional y hasta económica y el tipo de familia autoritativa, le brindo confianza que le resulta en una autoestima favorable que a su vez resulta en el desarrollo de una autonomía conductual y de valores propia de la sexta etapa del desarrollo psicosocial de Erikson, la adultez-joven.

Que el adolescente encuentre el concepto de sí mismo, que sepa valorarse como es, que tenga una familia que le apoye, que pertenezca a grupos sociales favorables, que sus niveles de autoestima sean altos y que tenga una identidad real fortalecida son la base para desarrollar una autonomía integral, en emociones, conducta y valores. Ojalá la adolescencia, por si misma, brindara más facilidades a los que la viven, pero mientras no dejemos de ser humanos, debemos mejor aprender a disfrutarla tal y como es… porque al final siempre somos eso…Humanos.

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