Obra pedagogica.
Enviado por John0099 • 28 de Junio de 2018 • 24.419 Palabras (98 Páginas) • 277 Visitas
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Es entonces que la razón y la ciencia en la modernidad llevan a la creencia de que se podía lograr un futuro mejor, más humano racional y libre, más universal, con una ciencia objetiva, una moral universal. Se acompañó sin embargo de un romanticismo en el que se privilegió la aventura racionalizada no la tranquilidad; se promovía en ella la acumulación de capital, el deseo de conocer científicamente el mundo, el valor del trabajo, del esfuerzo individual y de la autonomía; predomino una concepción profana de la vida antropocéntrica; la razón y la observación suplantaron a toda autoridad; se generó una concepción optimista de la historia considerada como progreso indefinido en manos de los hombres los cuales hablaban del futuro ideal, proyecto, progreso, ciencia, exaltando el ahorro, donde el pensamiento se caracteriza por estar orientado por metarelatos. La modernidad en cuanto al hombre buscaba la conciencia de sí, el honor, el cultivo esforzado de la persona para ser autónoma, proponiendo como modelo social al “adulto”, donde el niño y adolescente deseaban ser cuanto antes adultos, lo que posibilitaba influir socialmente a ser independiente, poder hacer y decidir.
Por lo anterior el proyecto de la modernidad se comprende de dos maneras: como desarrollo de la razón tecnológica, científica, como producto lógico del desarrollo económico burgués, y también como razón comunicativa no instrumental. La modernidad tiene que ver entonces como un proyecto inacabado e inconcluso, relacionado a los valores e ideales de la ilustración europea, tomando en cuenta las luchas económicas y el carácter de la clase social. La modernidad también proyectaba la firmeza del propósito de la ilustración en la que se sustentan corrientes políticas modernas como el liberalismo y el marxismo. En la posmodernidad se plantea que ese proyecto de la ilustración ya no es funcional en un contexto multicultural, pues a pesar de sus aportaciones tuvo un carácter etnocéntrico y autoritario – patriarcal basado en la primacía europea y aunque esto fuera posible en la actualidad no sería deseable.
CONTEXTO DE EUROPA EN LA MODERNIDAD
En términos generales la modernidad en Europa ha sido resultado de un extenso transcurrir histórico, que presentó elementos de continuidad y de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.
En este proceso de carácter global, lo económico, social, lo político y lo cultural se interrelacionan, avanzan a ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el estado-nación. La modernidad surge en los llamados “países centrales” (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados “periféricos” una relación de dominación, de explotación y de intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista y destruye o integra las estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso, que atraviesa por diversas etapas, desemboca en la actual generalización del mudo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.
Como producto de un desarrollo interno, la nueva clase burguesa se fue constituyendo y consolidando junto con el proceso global de acumulación, en medio de luchas y enfrentamientos, que se libraron en todos los ámbitos de la praxis social contra la nobleza y el sistema feudal, situación que confirió a esta clase un papel activo y revolucionario. En este combate fue ganando parcelas de poder, hasta terminar por conquistarlo por completo, a la vez que iba elaborando un pensamiento crítico (racional) y una práctica de participación democrática, apareciendo nuevos proyectos de organización social y política. Proyectos, leyes e instituciones que se encuentran en íntima relación con las actividades productivas urbanas y las relaciones sociales que de ellas surgen, y que, desde luego, no impedirán las actividades coactivas y represivas del nuevo Estado en formación, pero limitarán en cierta forma lo arbitrario.
Como forma expansiva imperialista, la modernización capitalista se mundializa, mediante un complejo proceso de integración-desintegración de las culturas a las que domina, aunque no deja de encontrar resistencias y antagonismos. Se impone sobre las formas precapitalistas existentes en
los territorios conquistados destruyéndolas, o bien subordinándolas, transformándolas y utilizándolas. El proceso reviste en cada paso expresiones específicas, pero los determinantes que impulsan a la modernización en los países dominados son fundamentalmente externos e impuestos a través de medios diversos – entre los que se encuentran no sólo la coacción y la violencia, sino también el efecto de imitación, la mímesis entendida como “producción de tipos sociales que no se fundan en un conocimiento activo, sino en el reconocimiento pasivo y la asimilación (identificación o imitación) de este modelo”- por lo que ciertas prácticas sociales, ciertos hábitos culturales “importados” se ven asumidos de manera parcial e incompleta. Por lo que la modernización como resultado de la expansión del mundo de la mercancía es a veces más aparente que real o reviste un aspecto superficial y/o desigual.
Históricamente se visualiza una crisis de la modernidad en Europa expresada en eventos como: la desaparición del mundo socialista, la guerra del golfo pérsico, la conformación de nuevos bloques regionales, donde los filósofos posmodernos consideran que esta crisis proviene del fracaso del modelo de racionalidad europea equivale al fin del socialismo y de todo proyecto emancipatorio que junto a la globalización la cual viene imponiéndose de manera autoritaria, se observan numerosos indicios de que se está desarrollando una conciencia cultural ambigua.
La crisis se refiere a la autoimagen de una modernidad, que suponía una armonía entre el desarrollo científico-técnico, ético-político y estético-expresivo de la sociedad. La fragmentación de este orden racional que garantizaba la unidad entre lo verdadero, lo bueno y lo bello, tiene como una de sus consecuencias la radicalización del fenómeno de la secularización, donde el ser humano asume un protagonismo
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