Jehová Shalom
Enviado por mondoro • 25 de Febrero de 2018 • 2.047 Palabras (9 Páginas) • 366 Visitas
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Anécdota: Un día, un hombre se acercó a su pastor para contarle el problema que tenía. Ya no soportó esta vida, le dijo. Somos nueve personas que vivimos en un cuarto pequeño, y estamos demasiado apretados. ¡Ya no sé qué hacer! El pastor le dio un consejo: Esta semana, vas a meter la cabra que tienes al cuarto con ustedes. Al hombre le pareció increíble el consejo, pero el pastor insistió: Haz lo que te digo, y vuelve dentro de una semana.
Al cabo de una semana, el hombre regresó. Tenía ojeras negras por la falta de sueño, y temblaba de nervios. ¡Es horrible! dijo el hombre. Nadie puede dormir con esa cabra en el cuarto, y además ¡apesta! Está bien, respondió el pastor, regresa a tu casa y suelta la cabra. Vuelve la próxima semana, y cuéntame cómo sigue todo. Cuando se acabó la semana, el hombre regresó. La vida es bella, le dijo al pastor. Ahora disfruto de cada momento del día ya que sólo somos nueve, sin la cabra.
Muchas personas viven insatisfechos - no porque no tienen lo suficiente, sino porque no están contentos con lo que tienen. Y esto es a causa d ela falta de paz,e Es normal y natural experimentar episodios de ansiedad en algún momento dado, debido a circunstancias particulares, pero esto no debe gobernar tu vida.
¿Cómo tener paz? Romanos 14:19
Una buena relación con Dios
El equilibro espiritual es esencial para avanzar en el proceso de afianzar un reordenamiento del mundo interior. En ese orden de ideas un paso esencial que debe dar toda persona, es tener una buena relación con Dios.
Uno de los patriarcas de la antigüedad lo expresó en términos sencillos que encierran un profundo significado: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.”(Job 22:21)
Asumir sólidos principios bíblicos
Asumir esas pautas bíblicos, nos ayudan a alcanzar y conservar la paz interior: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.” (Salmo 119:165)
¿Cuál es la razón? Cuando aprendemos, asimilamos y ponemos en práctica los principios bíblicos, se produce una transformación en nuestra forma de pensar y de actuar. Y eso es esencial en la aplicación de esa cuarta e infalible Ley del Reino de Dios: Paz Interior.
Reconozca que hay situaciones que se salen de las manos
Con frecuencia nos llenamos de preocupaciones porque queremos resolver todos los problemas. ¡Tremendo error! Es necesario aceptar que hay situaciones que son ajenas a nuestra voluntad y cuya resolución no depende de nosotros; muchos asuntos se salen de nuestras manos.
Asumir este principio de vida, nos ayuda en el proceso de alcanzar y conservar la paz interior, como enseñan las Escrituras: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.” (Isaías 26:3, 4)
Si hay problemas que nos parecen verdaderos gigantes, debemos ir a alguien cuyo poder es ilimitado, mucho mayor que cualquier capacidad que usted y yo tenemos: ese alguien es Dios. Confiar en Él. Depositar toda nuestra esperanza en Él, que todo lo puede y nos ayuda a encontrar salida al laberinto.
La paz interior, una decisión personal
En el proceso de afianzar esa cuarta Ley del Reino de Dios, tenga presente que Dios no nos concibió para vivir amargados sino “…que a paz nos llamó Dios. ”(1 Corintios 7:15 b)
Sobre esta base, cada quien decide si se amarga o por el contrario, con ayuda de Dios, avanza hacia el afianzamiento de la paz interior en su existencia. Nadie nos obliga. Insisto que se trata de una decisión personal. El apóstol Pedro, por su parte, reafirmó este principio cuando escribió a los cristianos del primer siglo y a nosotros hoy: “Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. ”(1 Pedro 3.10, 11). Cuando optamos por la paz, esa paz gobierna nuestra forma de pensar y de actuar: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.” (Colosenses 3:15)
Piénselo por un instante: usted puede optar, con ayuda de Dios, por esa tranquilidad que le permite dar pasos sólidos hacia una vida plena: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4.7).
En adelante, recuérdelo siempre: la decisión de amargarse o vivir con alegría, gobernado por la paz interior, es suya y nada más que suya.
Jesucristo, la fuente de la paz interior
Si tenemos claro que la paz interior no depende de lo variables que pueden ser los estados de ánimo; que en tanto hayan preocupaciones, estaremos ansiosos y que hay problemas que no está en nuestras manos resolver, es necesario aprender otro principio: una estrecha dependencia del Señor Jesucristo.
El amado Salvador es la fuente de la verdadera paz, como lo dijo a sus discípulos y también a nosotros hoy: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14:28). Un poco más adelante, dirigiéndose a una multitud, reafirmó que de Él procede la verdadera paz: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16.33)
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