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AMBASSADOR

Enviado por   •  31 de Agosto de 2018  •  2.928 Palabras (12 Páginas)  •  235 Visitas

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Contexto Histórico

La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 es considerada como uno de los instrumentos más exitosos establecidos por las Naciones Unidas en la racionalización de la participación de los Estados soberanos en la agenda común y en la creación del orden jurídico en la diplomacia internacional. Este éxito se atribuye principalmente a la estabilidad de las reglas básicas que rigen el derecho internacional y las duras regulaciones contra el incumplimiento. La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 se estableció sobre la base de una asociación entre las naciones (Hardy, 1968). La comunicación y la interacción entre los diferentes estados fue obstaculizada y limitada por el número de factores, creando la necesidad inmensa de tener pautas apropiadas que definirían relaciones interestatales. Hasta que el tratado fue ratificado, los términos de negociación, los acuerdos y las disputas eran fuentes importantes de relaciones inestables. Esto resultó en relaciones internacionales pacíficas que no podían permitir buenos vínculos entre estados independientes. Hubo menos respeto a los enviados sobre todo con el surgimiento de revueltas e imperios como el Imperio Romano. Algunas relaciones internacionales llevaron a guerras y violencia iniciadas por la conspiración entre diplomáticos y otros líderes soberanos. Estas disputas provocaron que los líderes establecieran relaciones coherentes para el desarrollo socioeconómico. Había de propagarse permitiendo a los agentes diplomáticos la libertad y los privilegios de funcionamiento en un país extranjero. Esto se realizó después de la Convención de La Habana de 1928, aunque nunca reflejó las prácticas internacionales actuales.

Además, la prioridad de la Convención de Viena entró en juego en 1950 para supervisar la codificación del derecho internacional. Se pidió a la Comisión de Derecho Internacional que adoptara la idea con urgencia bajo la presidencia del Sr. Sandström, cuyo informe constituyó la base del proyecto de artículos que se adoptaría en 1957 (Hardy, 1968). Después de la aprobación de estos artículos, debían ser debatidos en la Asamblea General antes de ser enviados a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas. Hubo comentarios de hasta veintiún países que se tuvieron en cuenta en 1958 antes de que se formularan artículos revisados ​​para formar parte de la convención que fue aprobada por la Asamblea General. Un total de ochenta y un estados participaron en la Conferencia en Viena a partir del 2 de marzo de 1961 antes de culminar en su adopción y firma el 18 de abril de 1961. El éxito de la conferencia se atribuyó a una serie de factores. El primero era la estabilidad de las reglas que regulaban las relaciones internacionales. Durante más de doscientos años de historia, las leyes fomentaron relaciones pacíficas. Aunque se han producido cambios en su estructura con respecto al establecimiento de embajadas y comunicaciones, la estructura principal del derecho que abarca las negociaciones, la protección de los intereses del Estado y el mantenimiento de los enlaces de información permanecieron sin cambios. El segundo factor que llevó al éxito de la convención fue el consentimiento mutuo de cada nación involucrada. Como resultado, ambos países se beneficiarían como Estado receptor o de envío.

La Convención de Viena y el Derecho consuetudinario

Según Berridge (2002), el derecho internacional consuetudinario era el fundamento del derecho diplomático antes de que se ratificara la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 (p.112). El objetivo principal de la convención era aclarar y reforzar el derecho consuetudinario en la formación general de un derecho internacional. La ratificación de 1961 fue para frenar el uso indebido de privilegios diplomáticos por parte de algunos agentes diplomáticos. Esto fue presenciado a través de acoso y otros fines ilegítimos. Los cambios futuros como el neocolonialismo también crearon la necesidad de tener un marco definido que no se desechara como las instituciones tradicionales de la diplomacia. La nueva ley internacional fue crear igualdad en términos de relaciones que no permitirían la explotación por otras naciones (Berridge, 2002). La codificación de la ley justificaba los privilegios de las misiones diplomáticas sólo sobre la base de un funcionamiento eficiente y no de un solo beneficio estatal. Esto llevó a aclarar las funciones de las misiones diplomáticas que se reforzaron en la convención.

La adopción de la Convención de Viena a principios de los años sesenta fue promover las relaciones interestatales en el mundo. Sin embargo, esto se consiguió a través de diversas formas, que no sólo comprendían el tratado, sino también la aplicación del derecho internacional que iba a transformar considerablemente el derecho consuetudinario que había estado en vigor durante más de 200 años (Berridge, 2002). La aplicación de estas leyes se guiaría por las relaciones consulares. Como órgano clave, las funciones consulares debían ser facilitadas por la convención mediante la libre comunicación. Los funcionarios consulares tuvieron la libertad de transmitir información a sus nacionales en el proceso de los servicios diplomáticos. Además, los extranjeros deben reunirse libremente con funcionarios consulares. Esto fue para promover una comunicación fluida que es una herramienta clave en las relaciones diplomáticas.

Existen logros asociados a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, que se sigue sintiendo hoy en día. Sin embargo, fue para servir a propósitos importantes en el mantenimiento de buenas relaciones diplomáticas entre las naciones. Era atender plenamente las necesidades de los extranjeros que eran vulnerables al acoso ya la negación de los derechos humanos. ¿Cómo se hizo esto? Muchos creían que la comunicación era primordial para proteger y servir las necesidades de las naciones extranjeras. Por lo tanto, se consideró que la libertad para reunirse con funcionarios consulares, especialmente detenidos, era el fundamento de su protección. Al permitir a los detenidos comunicarse con los funcionarios consulares, muchos fueron objeto de un juicio justo en los tribunales y redujeron el riesgo de acoso (Brody y Ratner, 2000).

¿Los Estados signatarios se benefician de la Convención de Viena? Esto les permitió mantener un ojo en la manera en que sus ciudadanos fueron tratados en países extranjeros. Esto permite a los estados independientes proteger a sus nacionales de la explotación, pero las naciones anfitrionas vigilando de cerca el tipo de tratamiento que se les otorga. A pesar de estas disposiciones,

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