Administración Barack Obama
Enviado por poland6525 • 23 de Abril de 2018 • 2.424 Palabras (10 Páginas) • 342 Visitas
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La elección de Obama y las expectativas de su gobierno. Cuando fue electo Barack Obama presidente de los Estados Unidos de América, fue todo un acontecimiento por muchas razones, entre ellas, por su novedosa campaña con la que había ganado las elecciones y por ser el primer afroamericano que llegaba a la presidencia hijo de padre inmigrante. Las expectativas que generó su elección, sobre todo en América Latina, fueron muy altas. Los mandatarios latinoamericanos saludaron con entusiasmo su llegada. (Quin, 2015)
En el tema del racismo, recientemente ha quedado en evidencia que en Estados Unidos, aún quedan resabios de la segregación racial, basta seguir los acontecimientos de Ferguson, Missouri. Resulta paradójico que esto suceda con un presidente como Obama que en su origen nos induce a considerar a un hijo de migrante y a una persona de raza negra. Estas dos características resultan de la mayor relevancia ya que en la actualidad hay dos temas no resueltos y que se han convertido en un problema de grandes dimensiones para los Estado Unidos: la migración y la discriminación hacia los negros. Teniendo como ejemplos emblemáticos el virtual racismo del caso Michael Brown; y el decreto migratorio de Obama. Estos casos se relacionan directamente con América Latina ya que los ejemplos de discriminación racial, hacia los latinos han sido evidentes así como el problema de los indocumentados y su dramática situación. (Vasconcelos, 2009)
El documento que mejor plasma la ideología internacional del nuevo presidente y sus ansias por diferenciarse de su predecesor nada más instalarse en la Casa Blanca es sin duda la Estrategia de Seguridad Nacional publicada en mayo de 2010. Como es sabido, desde la aparición del primero de ellos en 1987 bajo la administración de Ronald Reagan, con independencia de su utilidad práctica a la hora de responder a crisis y amenazas concretas, estos documentos han servido sobre todo para transmitir a la opinión pública norteamericana (y extranjera) los grandes cambios de enfoque estratégico impulsados por sucesivas administraciones estadounidenses en el ámbito de la seguridad y la política exterior. (Quin, 2015)
A título más general, la Estrategia de 2010 reflejaba un importante cambio de actitud hacia el poder de Estados Unidos y su liderazgo global. Así, el texto partía de la base de que “ninguna nación, por poderosa que sea, puede responder por si sola a los retos globales a los que se enfrenta”. (Quin, 2015)
Como ya vimos, la Estrategia de 2010 otorgaba una gran importancia al fortalecimiento de las instituciones multilaterales, sobre todo la ONU y el G-20. Para la administración Obama, el gran reto que estas planteaban no era otro que la necesidad de hacerlas más representativas, abriéndolas a la influencia de las potencias emergentes (sobre todo China) a fin de aumentar su legitimidad, pero sin que ello mermase su utilidad y eficacia. A título más general, Obama siempre se ha manifestado partidario de contar con China a la hora de dar respuesta a grandes retos transnacionales como el cambio climático, la proliferación nuclear, y la reforma del sistema de gobernanza económica global.
La lucha contra el cambio climático es uno de los ámbitos en los que la confianza del presidente en la diplomacia multilateral ha dado los mejores frutos. Como se recordará, en la cumbre de la ONU sobre el cambio climático celebrada en Copenhague en 2009, los dos principales emisores de gases de efecto invernadero, Estados Unidos y China, fueron incapaces de alcanzar un acuerdo, aunque si lograron acordar un texto – aceptado por los principales estados emisores- que contenía una hoja de ruta sobre como avanzar en el futuro. Gracias en no poca medida a este esfuerzo, tras varios años de negociaciones, en la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) celebrada en noviembre de 2014, Obama y el presidente chino Xi Jinping firmaron un acuerdo sin precedentes, mediante el cual Washington se comprometió a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero un 28% para 2025 (contando desde 2005), mientras que Pekín seguiría aumentando sus emisiones hasta alcanzar su nivel máximo en torno a 2030 (o antes si fuese posible), fecha en la que iniciaría una reducción, siendo esta la primera vez que China aceptaba un plazo vinculante para iniciar la rebaja de sus emisiones. Este pacto bilateral facilitó de forma decisiva el gran acuerdo alcanzado en la cumbre sobre el cambio climático celebrada en Paris en diciembre de 2015, mediante el cual cerca de 200 países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, se comprometieron a transitar juntos hacia una economía baja en carbono. Sin embargo, muchos aspectos del acuerdo no son legalmente vinculantes, ya que de otra manera habrían requerido la autorización previa del Congreso, por lo que la implementación del mismo por parte estadounidense dependerá no solo del próximo inquilino de la Casa Blanca, sino sobre todo de la voluntad del legislativo. (Wheaton, 2015)
Las políticas exteriores y de seguridad de los presidentes norteamericanos se han interpretado a menudo en función de la existencia de dos visiones antagónicas del papel de Estados Unidos en el mundo: una aislacionista y otra intervencionista. Sin embargo, ni siquiera esta división aparentemente sencilla está exenta de problemas, ya que como ha recordado Robert Kagan, cabe argumentar que la idea de que Estados Unidos fue inicialmente un país pacífico y aislacionista es un mito fundacional que no se corresponde con la realidad, y que si bien es cierto que durante las primeras décadas de su existencia evitó involucrarse en los conflictos europeos, en su propio continente siempre tuvo un comportamiento marcadamente expansionista. Visto así, la guerra con España (1898), cuyo desenlace convirtió a Estados Unidos en una potencia imperial, no habría sido sino la culminación de una tendencia expansionista que había formado parte de la cultura política norteamericana desde el nacimiento de la República (Kagan, 2007)
Referencias
Jones, B. (2011). ‘Beyond blocs: the West, rising powers and interest-based international cooperation’. EUA: The Stanley Foundation.
Kagan, R. (2007). Dangerous nation. America’s place in the world from the earliest days to the dawn of the Twentieth Century. Nueva York: Vintage books.
Montiel, L. E. (2014). PERSPECTIVAS SOBRE LA ADMINISTRACION OBAMA Y AMERICA LATINA. México: Universidad Autónoma de Baja California.
PARMAR. (2011). ‘American power and identities in the age of Obama’,. UK: International Politics.
Powell,
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