LA DISCIPLINLA
Enviado por John0099 • 13 de Mayo de 2018 • 13.444 Palabras (54 Páginas) • 278 Visitas
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LA RESPONSABILIDAD EDUCATIVA FRENTE A LAS GENERACIONES FUTURAS
Javier Bascuñana Soler*
Sin llegar a asumir la dureza de la tesis defendida por Hanna Arendt cuando afirma que educar debe consistir en "asumir la responsabilidad del mundo"1 como empeño concreto de padres y maestros de cargar con la doble responsabilidad de asegurar la vida y desarrollo del niño y la continuidad del mundo, lo que sí es cierto es que el niño y el joven reclaman y exigen una protección frente al mundo y éste, a su vez, necesita ser protegido de las innovaciones caóticas o simplemente destructivas de las nuevas generaciones. Lo importante es, pues, que el joven sea introducido en un mundo, y hacerlo es la función de los adultos. Pero hoy todo el mundo rechaza la responsabilidad frente al mundo, los adultos rehusamos asumir la responsabilidad del mundo en el cual hemos colocado a nuestros chicos. La autoridad ha desaparecido, y ha sucedido así tanto en la vida pública, como en la privada, en la familia y en la escuela, pues esa parece ser la forma en que el hombre moderno expresa su descontento o disgusto ante la realidad: negándose a asumir la responsabilidad de sus hijos2.
En definitiva, nadie que asuma su mayoría de edad puede inhibirse de dar respuesta a los requerimientos con que se encuentra. Tiene que responder porque se le exige hacerlo. Es decir, tiene que ser responsable, pero para poder serlo tiene que ser interpelado. El movimiento ha de ser doble: asunción de unos compromisos y exigencia de que esos compromisos se cumplan satisfactoriamente. Laresponsabilidad es la respuesta a una demanda, implícita o explícita, a una expectativa de respuesta y nosotros, como docentes, tenemos la nuestra respecto a la convivencia en los centros educativos. En ellos, la indisciplina juvenil no es más que la consciencia de ser una colectividad frente al enemigo: el profesor, que es el representante de la ley de los adultos ante la que nuestros alumnos se sienten contrarios.
La rebeldía estudiantil, contrariamente a lo que pudiera pensar una mayoría desconocedora de lo que ocurre en los colegios e institutos, no es producida por un profesor injusto o blando. El profesor injusto o falto de autoridad no es más que un punto débil de la sociedad adulta y contra el que el ataque resulta más fácil. Hay que tener en cuenta que el profesor afectuoso y querido, el profesor hábil o temido, no hacen sino desviar hacia otros la furia de la indisciplina. Es corriente ver en un instituto alumnos buenos en su conducta con el profesor de matemáticas, convertirse en auténticos diablos con el de inglés que es más blando y torpe. Pero esto no quiere decir que el profesor de inglés sea la causa del desorden; él no es más que la víctima. La causa real del desorden es la animosidad de los alumnos contra la sociedad adulta según se expresa en la disciplina escolar.
De cuando en cuando, este desorden lleva a la víctima, el profesor, a reaccionar con una violencia que denota lo mucho que ha venido padeciendo. Otras, el endurecimiento del profesor se va gestando día tras día hasta que al cabo de unos años se convierte en un "hombre dehierro". Otras veces, por el contrario, algunos profesores víctimas habituales de la insumisión de sus alumnos, establecen en sus clases una especie de equilibrio entre la hostilidad de los alumnos, su griterío y las amenazas y castigos del profesor. Seguro que conocemos casos de compañeros que han abandonado la enseñanza porque no podían soportar la tensión de esta lucha día tras día, clase tras clase.
Vistas algunas de las consecuencias a las que puede conducir este fenómeno y puesto que éste va en sustantivo aumento en la mayoría de los centros, cabría preguntarse ¿por qué un fenómeno tan extendido y grave ocupa un lugar tan pequeño en las leyes educativas e, incluso, es tratado de forma tan escasa y sucinta por técnicos y pedagogos?.
Sería ingenuo sostener que nuestra sociedad desconoce la existencia de tal insumisión más aun cuando, con cada vez mayor frecuencia, encontramos en la prensa diaria referencias a estas cuestiones. Este silencio no es, evidentemente, normal y entre las razones por las que los propios profesores, los pedagogos y demás expertos, guardan silencio respecto a la indisciplina cabe contar al menos con dos, como fundamentales. El primer motivo es de orden profesional. El profesor que se enfrenta con la insumisión de los alumnos, el que no domina su clase, es considerado un mal profesor. La indisciplina es perjudicial para el avance de la clase y el profesor que sufre las consecuencias de ella tiene interés, para salvar su propio prestigio, en disimularla cuanto puede3.
El segundo motivo es de orden humano. Es ridículo que unadulto sea víctima de la insumisión infantil o juvenil. El profesor que padece de tal insumisión suele ser objeto de burla, por lo que el profesor que se encuentra en esa situación, procurará ocultarlo a sus colegas, a sus amigos e incluso a su propia familia. Si se queja de su trabajo, será, de ser posible, bajo un pretexto distinto: de la pereza o de la ignorancia de los alumnos, de un dolor de garganta por haber hablado demasiado alto para vencer el ruido de fondo de la clase, de exceso de trabajo, etc. Es posible que admita, en algún caso, que los alumnos son duros, pero no que los encuentra confabulados contra él, que les tiene miedo o que el enfrentarse a ellos en clase se ha convertido en una verdadera obsesión para él.
La insumisión o la indisciplina constituyen, pues, un problema serio. Lo es no sólo porque hace profundamente incómoda la labor de muchos docentes, sino porque a fin de evitar esta insumisión, más que por motivos pedagógicos, en los centros educativos se impone a los alumnos el silencio, la inmovilidad, la prohibición de comunicarse entre sí, etc., hasta tal punto que ciertos profesores adoptan una actitud tan severa que hace que impere el terror en sus clases, actitud esta nada beneficiosa para el aprendizaje. También suele darse la actitud contraria por parte de algunos profesores que claudican de antemano frente a los alumnos y se entregan, para ganarse sus simpatías, a una desaconsejable demagogia.
Resulta difícil valorar cuál de las soluciones anteriores es la peor. Por una parte, el método del terror para mantener elorden da como resultado la paralización de la clase: el orden exterior al reducir la iniciativa de los niños impidiéndoles colaborar con libertad, entorpece enormemente el funcionamiento del mecanismo escolar y reduce otro tanto el trabajo útil. En el terreno del rendimiento de la instrucción, este método es rudimentario y costoso y, en el campo educativo, resulta
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