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Como nos comunicamos Dan Sperber

Enviado por   •  28 de Octubre de 2018  •  2.341 Palabras (10 Páginas)  •  299 Visitas

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¿Cómo, entonces, deberíamos abordar el entendimiento de la comunicación humana? La primera respuesta es permanecer tan cerca como sea posible a la vieja teoría de la codificación/decodificación. La adaptación de la historia podría seguir así. Lo que hace la comunicación humana posible es la posesión de un lenguaje común, como siempre se dijo. Pero, dada la inteligencia humana, no se necesita codificar todo el sentido, o codificarlo exactamente, para ser entendido. Se puede confiar en que el destinatario inferirá el completo significado a partir del conocimiento de la situación, junto con lo que es dicho efectivamente. ¿Por qué decir “el avión en el que tu madre viene está llegando tarde, tan tarde que no podemos esperarla mucho más. Te dije, que deberíamos habernos quedado en casa”, cuando diciendo “es tarde”, con el correcto tono de voz podemos convenir todo eso y mucho más. El papel de la inferencia en la comunicación es el de un agregado opcional. Todo lo que se necesita para la comunicación es un lenguaje en común, pero la inferencia provee rápidas rutinas y los atajos necesarios para que sea efectiva.

Muchos psicólogos y lingüistas aceptan esta versión adaptada de la vieja historia. Otros no. Tratar de entender el tipo de inferencia involucrada en la comunicación ha llevado a algunos de nosotros a dar vuelta la vieja historia. Ahora pensamos que la comunicación humana es primero y principalmente una cuestión de inferencia y que el lenguaje es un agregado. Esta es la nueva historia.

Asumamos, que hace millones de años, nuestros ancestros no tenían lenguaje alguno. Uno de nuestros ancestros, llamémoslo Jack, estaba mirando a otro ancestro- llamémosla Jill- recoger moras. ¿Que entendió Jack que estaba haciendo Jill? Él podría hacer visto el comportamiento de ella como un simple secuencia de movimientos corporales, o podría haber visto la realización de una intención, quizá la de juntar moras para comer. Entender el comportamiento de un animal inteligente como la ejecución de una intención es, en general, mucho más revelador y útil que verlo como un simple movimiento. Pero, ¿fueron nuestros ancestros capaces de reconocer las intenciones del comportamiento de otro individuo?

Es preciso ser doblemente inteligente para reconocer la inteligencia de otros. Se necesita la habilidad de representar en la mente la representación mental de otra criatura. Se necesita, eso es, la habilidad de recrear la representación de la representación, que, en nuestra jerga, se llama “meta-representación”. La mayoría de los animales no tienen ninguna capacidad meta-representacional en absoluto. Los chimpancés y otros parientes nuestros parecen tener alguna rudimentaria capacidad meta- representacional. En cuento a Jack, apuesto a que percibió la intención de Jill y no solamente sus movimientos. De hecho, él probablemente estaba lo suficientemente dotado para inferir de su comportamiento no solamente su intención, sino también alguna de sus creencias: que aquellas moras eran comestibles.

Si se es capaz de inferir la creencia de otra persona de su comportamiento, es posible beneficiarse de su conocimiento y descubrir cosas de las cuales no se tiene una experiencia directa. Jack podría no haber sabido que esas moras eran comestibles, pero verla a Jill recogerlas podría haberle dado ese conocimiento. Aún incluso sin el uso del lenguaje, es posible descubrir los pensamientos de otro y hacerlos propios.

Ahora, Jill era tan lista como Jack. Ella habría notado que Jack la estaba mirando, sabía lo que él pensaría de su comportamiento. Ella podría gustar de Jack y sentirse complacida de que su recolección de moras sirviera para dos propósitos en lugar de uno: proveerla de alimento y proveerlo a Jack de información. En efecto, tal vez Jill ni siquiera precisaba las moras, y su principal intención fuera hacer que Jack supiera que se podían comer. Imagina, también podría ser que ella odiara a Jack, y, sabiendo que esas moras en particulareran venenosas, ¡ella estaba tratando de engañarlo! Nos estamos acercando a la verdadera comunicación con sus trucos, pero el lenguaje aún no entra en cuadro. Hay otra gran diferencia entre el intento de Jill de informar o engañar a Jack y la ordinaria comunicación humana. La comunicación ordinaria es abiertamente buscada. Esto, por otro lado, no quiere decir que Jack no se diera cuenta que Jill está tratando de alterar sus pensamientos.

¿Qué pasa si Jack entiende que la verdadera intención de Jill al recoger moras es hacerle creer que son comestibles? Si el confía en Jill, le creerá; si no confía, no lo hará. Ahora ¿qué sucede si Jill entiende que Jack descifra su propósito real? Bueno, entonces, ¡un mundo de posibilidades se abre! Si Jack es capaz de entender que su intención es informar, ella también podría ser abierta sobre ello. Jill no tiene que recoger moras efectivamente. Todo lo que ella debe hacer es mostrar a Jack que ella quiere que sepa que son comestibles. Ella puede, para eso, valerse de recursos simbólicos.

Jill podría, por ejemplo, señalar las moras y luego mover su boca, o podría hacer mímica. Jack se habría preguntado: ¿por qué hacer eso? Una vez que él haya organizado que lo que ella está haciendo es para su beneficio, él no habría encontrado difícil inferir su intención, o, en otras palabras, lo que quiso decir. Esto es cierto para la comunicación pública, incluso sin lenguaje. Todo lo que Jill hace es dar muestras de su intención, y todo lo que Jack hace es inferir que su intención corresponde a los indicios que ella le dio.

Para las criaturas capaces de comunicarse en este modo inferencial, el lenguaje puede ser tremendamente útil. Las palabras son mucho mejor que la mímica para poner ideas en la mente de las personas. Si Jill fuera capaz de pronunciar simplemente “comer” o “bueno”, Jack podría inferir su intención, el sentido completo, de su comportamiento verbal tan fácilmente como lo hizo de la mímica. Con un lenguaje más rico, Jill habría sido capaz de dar indicios de sentidos más complejos. En realidad, en aquellos días nuestros ancestros no hablaban. Sin embargo, su capacidad de comunicación inferencial creó un ambiente en el cual el lenguaje se transformó en una mayor ventaja adaptativa, y ciertamente, la capacidad del lenguaje evolucionó en la especie humana.

La nueva historia, entonces, es que la comunicación humana es un producto derivado de la capacidad metarepresentacional. La habilidad de realizar sofisticadas inferencias sobre el estado mental de otro evolucionó de nuestros ancestros como un medio para entender y predecir el comportamiento de cada uno. Esto a su vez ocasionó de la posibilidad de actuar abiertamente

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