Historia de la computadora. La computadora, desde el ábaco a la red
Enviado por Ledesma • 8 de Marzo de 2018 • 7.933 Palabras (32 Páginas) • 585 Visitas
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Figura 1: Escritura más antiguas encontradas.
La tableta de arcilla proveniente de Senkereh, en Babilonia (hoy Irak), que data de alrededor del año 2000 a.C., contiene los cuadrados de los enteros del 1 al 24 y al parecer se usaba como una especie de tabla para multiplicar[3]. Los antiguos sumerios escribían en tablillas de barro sin cocer, utilizando plumas de ave o algún objeto similar, que producía una marca de forma triangular, por eso es que su escritura se la denomina cuneiforme. Se supone que estos son los primeros rastros de escritura conocidos de la antigüedad.
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Figura 2: Aboco primitivo, ayuda al cálculo.
El ábaco es procedente de Babilonia unos 3000 años a. C, pero en China toma su forma moderna en el año 1200 de nuestra era, y luego lo distribuyeron a Corea en 1400 y a Japón en 1600. El ábaco no sólo fue un instrumento muy popular en la mayoría de las sociedades antiguas, incluyendo a los griegos, en el año 300 a.C. y los aztecas (en el año 1000 de nuestra era), sino que ha sido la única computadora en resistir los embates del tiempo, pues todavía sigue en uso común entre los chinos y los japoneses[4]. Fue un instrumento muy utilizado para la realización de todo tipo de cuenta, el que se muestra en la figura corresponde al modelo japonés, denominado Soroban, que aun en la actualidad, versiones modernas, es utilizado por las personas mayores, pese a la elevada producciones de calculadoras de ese país.
Nada significante sucede hasta 1612, donde un conocido matemático, Johan Napier o Néper, inventó la regla de cálculo, utilizada por técnicos e ingenieros, hasta bien entrada la década de los 70 de nuestro siglo. La misma consistía en un par de reglillas graduadas en forma logarítmica, que permitía multiplicar, dividir, elevar al cuadrado y al cubo, y por supuesto obtener la raíz cuadrada y la raíz cubica en forma muy simple, pero no podía sumar.
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Figura 3: Tablillas de Néper.
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Figura 4: La regla de cálculo de Néper.
Johan Nèper en 1612 publica su obra Rabdologia, donde refería su invento de un dispositivo, conocido con el mismo nombre que la obra, para auxiliarse en sus multiplicaciones, e indudablemente lo usó para calcular la primera tabla de logaritmos, concepto que él mismo inventó[5]. La regla de cálculo es una versión más conocida, utilizada en las ciencias exactas desde el siglo XVII, incluso hasta entrado el siglo XX, con ella se producía raíces cuadradas, así como elevar al cuadrado, todo en forma aproximada.
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Figura 5: Calculadora Mecánica.
Para automatizar los cálculos y poder efectuarlos mecánicamente, hubo que esperar que se produjera en Europa una pequeña revolución técnica, alrededor del siglo XV, “el desarrollo de la relojería fue por ello que nació la primera máquina de calcular digna de ese nombre. Más exactamente, fue inventada en 1623 por el alemán Wilhelm Schickard, quien a los 31 años era profesor de astronomía, hebreo y matemática en Heidelberg”[6]. Esta máquina efectuaba automáticamente las adiciones y sustracciones, y casi automáticamente las multiplicaciones y divisiones.
En el año 1642, quien luego seria toda una personalidad de la Física, Blas Pascal, construyó la Pascalina, máquina capaz de sumar cantidades hasta 8 cifras. Su padre era el recaudador de impuestos de la Ciudad de Ruan, Francia, y le encargaba a su hijo la confección de los balances para remitirlos al Rey. Como tenía que sumar una gran cantidad de aportes, no tuvo mejor idea que hacer un artículo que sumara esas cantidades, de esa forma el sólo tenía que anotar los resultados.
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Figura 6: Maquina de sumar de Blas Pascal.
Pascal inventó la Pascalina, independientemente de Schickard, cuyo invento quizás no conocía, “su máquina efectuaba automáticamente las sumas y restas pero también convertía las diversas monedas de la época entre sí, de tal modo que se las podía sumar y restar cómodamente”[7]. La misma contaba con ocho ruedas que arrastraban un engranaje de diez dientes de cada uno, la maquina se intento comercializar, se produjeron alrededor de 50 copias, pero sólo se vendieron 15, gracias a este iniciativa es que se puede contar con algunas de ellas en el presente, por eso se puedo determinar que sus operaciones de suma eran delicadas y tendían a producir errores con facilidad, lo que pudo haber limitado el uso como la comercialización en la época. De todas formas, al principio, dado su desempeño tenía para los contemporáneos que se acercaban a ella, un aspecto sobrenatural e incluso diabólica, según relató el propio hermano de Pascal, “en cierto modo la máquina había captado la mente, pues era capaz de ejecutar toda una suerte de cálculos, cosas extraordinarias, sin lápiz, pero también sin saber aritmética”[8]. Esta referencia no parece ser un detalle más, ya que quizás sea la primera reflexión que plantea el problema de la inteligencia artificial.
Hace pocos años se encontró el llamado “códice Madrilensis”, entre cuyas páginas se observó la figura 7, escrita de puño y letra por Leonardo De Vinci. Se especula que era una máquina para sumar y para comprobarlo, se la construyo obteniendo una maquina similar a la Pascalina. Es necesario recordar que De Vinci vivió entre 1452 y 1519, más de cien años antes que Pascal, es una demostración más de su genialidad. Estudios posteriores indican que se trata de una multiplicadora de esfuerzos.
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Figura 7: Leonardo Da Vinci (1452-1519) ideas para una sumadora mecánica.
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Figura 8: Maquina Calculadora.
En 1673 el matemático y filosofo Gottfried Leibniz perfeccionó una máquina de calcular capaz de efectuar automáticamente las cuatro operaciones básicas, entusiasmados por este éxito, algunos pretendieron ser capaces de construir máquinas para elaborar horóscopos, incluso una máquina para demostrar la existencia de Dios. Este ambiente parece difícil de distinguir las descripciones científicas y las elucubraciones febriles es donde nació la máquina de Leibniz, “fue un hombre de prodigiosa
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