Aplicación de las medidas de seguridad y prevención de caídas en el adulto mayor en el hogar.
Enviado por Helena • 5 de Abril de 2018 • 13.071 Palabras (53 Páginas) • 453 Visitas
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I.- Presentación del problema
- Justificación
Debido al aumento de la esperanza de vida y a la disminución de la tasa de fecundidad, la proporción de personas mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad en casi todos los países. El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad, que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y así como su participación en la sociedad y su seguridad.
Según la OMS entre 2000 y 2050 la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%. En números absolutos, la población pasara de 605 millones hasta los 2000 millones en el transcurso de medio siglo, esto quiere decir que en el mundo habrá más personas adultos mayores que nunca antes (OMS, 2014).
Se pronostica que de aquí al año 2050 la cantidad de ancianos que no pueden valerse por sí mismo se multiplicara por cuatro en los países en desarrollo. La mayoría de las personas de edad muy avanzada pierden la capacidad de vivir independientemente porque padecen limitaciones de la movilidad, fragilidad u otros problemas físicos o mentales. Muchos necesitan alguna forma de asistencia a largo plazo, que puede consistir en cuidados domiciliarios o comunitarios y ayuda para la vida, cotidiana, reclusión en asilos y estadías prolongadas en hospitales (OMS, 2014).
La organización mundial de la salud (OMS) menciona que las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales o no intencionales, se calcula que anualmente mueren en todo el mundo unas 424 000 personas debido a este tipo de incidentes, y más de un 80% de esas muertes se registran en países de bajos y medianos ingresos. Las personas mayores de 65 años son quienes sufren más caídas mortales y cada año se producen 37,3 millones de caídas cuya gravedad requiere atención médica, debido a esto las estrategias preventivas deben hacer hincapié en la educación, la capacitación, la creación de entornos más seguros, la priorización de la investigación relacionada con las caídas y el establecimiento de políticas eficaces para reducir los riesgos, sin embargo las políticas y servicios de salud aún no están orientados en su totalidad a la medicina preventiva para la población, a pesar de que en los planes de estudios del profesional de salud se han modificado para prestar atención a las demandas de la población en los diferentes grupos etarios, pues hasta la fecha no se han definido estrategias nacionales efectivas que resuelvan los problemas prioritarios del país, ya que mientras la medicina se siga considerando una medida política no se podrán establecer soluciones de raíz a problemas de salud reales de México.
Aunque los adultos mayores son más susceptibles a los efectos de diversos factores que ponen en riesgo su salud, ser adulto mayor no es sinónimo de persona enferma. El adulto mayor sano se define como “una persona con alteraciones morfológicas y funcionales en el límite entre lo normal y lo patológico, en equilibrio inestable y con adaptación a la capacidad funcional a las posibilidades reales de rendi
miento” (De Nicola 1985).
Un adulto se siente bien cuando se ha adaptado a los cambios anatomofisiologicos, mantiene la funcionalidad, reconoce sus limitaciones y fortalece sus capacidades residuales. La negación a aceptar los cambios con la resistencia a modificar estilos de vida, la forma y el tiempo necesario para realizar las actividades de vida conduce a insatisfacción y deterioro progresivo en su salud.
Por lo anterior, los adultos maduros requieren adquirir conocimiento, tomar conciencia y prepararse para esta etapa de vida, que puede durar más que las anteriores. Lo importante no es llegar, sino enfrentar positivamente lo inevitable, evitar los hábitos nocivos y adquirir o mantener los favorables a la salud. Es necesario reconocer los factores biológicos, psicológicos, socioculturales, ambientales y político-económicos que influyen en las actividades de vida del adulto mayor con el propósito de controlarlos mediante estrategias de adaptación, para realizar las actividades que le permitan vivir y funcionar con independencia.
La capacidad para realizar las actividades de vida es un indicador de la funcionalidad, que el adulto mayor puede lograr a pesar de que requiera más tiempo y apoyos para realizarlas. El adulto mayor puede ser funcional aunque tenga problemas de salud, una vez desarrollada la habilidad para ajustarse a sus limitaciones, lo cual le permite lograr un sentimiento de independencia en sus actividades de vida, aun cuando para otros no las lleve a cabo adecuadamente (fagerström, Persson, Holst Y Hallberg, 2008).
Es cuestión de actitud del adulto mayor ante la vida en esta etapa el balance que haga de sus pérdidas y ganancias; todo depende de la forma como enfrente la disminución o pérdida de su capacidad física, mental, social y económica, como el trabajo, la memoria, los afectos, las relaciones y las pertenencias materiales, entre otros. Aun con sus limitaciones, el adulto mayor puede conservar su independencia y mantener su autoestima fortalecida, que es necesaria para el autocuidado.
El adulto mayor con actitud positiva se asume con sentido de integridad y sabiduría que motiva a quienes lo rodean a beneficiarse de sus aportaciones. El sentido de utilidad conlleva fortaleza interna y permite al adulto mayor responder positivamente y enfrentar el inevitable proceso de envejecimiento (Reed, 2008).
Los miembros de la familia del adulto mayor no siempre tienen el conocimiento, la sensibilidad, el tiempo y el ánimo para atenderlo y apoyarlo en las actividades de vida. La perspectiva del tiempo y de las actividades de vida es diferente en los adultos mayores y las personas más jóvenes; los primeros toman la vida con mayor calma, mientras que los segundos la viven de prisa y el tiempo no les alcanza.
La falta conocimiento y comprensión acerca de los cambios que se presentan en la etapa de adulto mayor es motivo de que en la mayoría de las ocasiones existan problemas en la forma de interaccionar el adulto mayor con su familia. La comunicación con los adultos mayores debe ser cálida y afectuosa porque estos son muy sensibles y podrán aislarse si piensan que no se interesan en ellos o que a las personas les molesta o impacienta su presencia.
Por otra parte conocer las características de la vivienda en donde reside un adulto mayor permite tener una precepción
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