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HISTORIA DE LAS BIBLIOTECAS DEL MUNDO

Enviado por   •  17 de Abril de 2018  •  10.604 Palabras (43 Páginas)  •  251 Visitas

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Los escribas y, dentro de ellos, los bibliotecarios, concurrían a escuelas donde aprendían esas artes y técnicas. Una de estas escuelas se encontraba en Mari, la cual estaba situada en donde hoy se encuentra el noroeste de Irak y en la capital hitita de Boghazkoy (Hattusha), actualmente Turquía; Andrés Parrot excavó allí entre los años 1934-1935, y halló un edificio que, en realidad era, una escuela de esos tiempos arcaicos. Todavía se conservan varias filas de bancos fabricados de ladrillos crudos. Estas aulas eran llamadas “Casas de las tablillas”, el bibliotecario recibía el nombre de “Hombre de las Tablillas Escritas”, y al estudiante se le decía “Hijo de la Casa de las Tablillas”. Según Kramer, en Súmer la escuela era dirigida por un director, o “especialista”. Los profesores ayudantes se llamaban “grandes hermanos”. Además, estaban los maestros de dibujo (ya que los cilindros, verdaderas ilustraciones de textos, requerían gran dominio de ese arte), el maestro de idioma sumerio y los bedeles, como ser el de “contralor de asistencia” y el llamado “dueño del látigo”, pues la disciplina se mantenía a golpes.

Biblioteca de Ebla

Gracias a una excavación arqueológica de procedencia italiana que se llevó a cabo en el monte de Tal Mardik, al norte de Siria, a unos 60 km. al sur de Alepo y cerca del puerto de Ugarit, se descubrió la antigua ciudad real de Ebla. Muchas veces mencionada en las inscripciones sumerias y acadias. Esta ciudad fue destruida por los acadios alrededor del 2250 a.C., quiénes quemaron la ciudad pero al hacerlo lo que realmente hicieron fue asegurar la supervivencia de miles de tablillas de arcilla; y hacia el 1600 a.C. por los hititas. Fue una ciudad grande y de 250.000 habitantes aproximadamente; capital de un imperio que se extendió hasta Palestina y la costa fenicia. Su economía se asentaba sobre el comercio internacional, por ello mantenía relaciones tanto de carácter cultural como comercial con 80 reinos, entre los que podemos nombrar a: Anatolia, Babilonia, Egipto y Persia. Dos de las salas del palacio real contenían más de 15.000 tablillas, entre las que encontramos registros comerciales, legales, administrativos, religiosos, históricos y lingüísticos. Se hallaban acomodadas en estantes de madera, sostenidos por postes igualmente de madera hundidos en el piso. Cuando el personal del palacio solicitaba alguna tablilla, ésta se le alcanzaba al usuario en tableros de madera. Parte del material de estos archivos servía como biblioteca para uso de referencia por parte de los que trabajaban en el registro del comercio: en la pared norte de la sala más grande había una colección de diccionarios y silabarios que usaban los escribas para redactar las versiones definitivas de los textos literarios. La colección incluía narrativas épicas, mitos, himnos, encantamientos, rituales y proverbios, y además manuales de botánica, zoología, mineralogía y matemática.

Los eblaístas eran prodigiosos haciendo listas. Sus catálogos de palabras, objetos y nombres de lugares y especies asumían proporciones enciclopédicas. Compilaron gramáticas y vocabularios de su propia lengua y de lenguas vecinas, incluyendo glosarios bilingües súmero-eblaístas organizados de manera similar a los diccionarios actuales. Se puede hallar un documento, que un antropólogo –Giovanni Pettinato– llama “Diccionario Geográfico del antiguo Cercano Oriente” donde se puede observar una lista acerca de 288 nombres de lugares de Siria, Palestina y Mesopotamia. Podría decirse que esta biblioteca era una biblioteca escuela que servía de academia para la capacitación de los escribas, es decir que existió para crear y preservar el conocimiento y propagarlo. Los académicos de Ebla estudiaron y extendieron el conocimiento de los sumerios. Los académicos y escribas de Mari y de otras ciudades de Mesopotamia que visitaban Ebla llevaban libros de su tierra natal y regresaban a ellos con textos de Ebla.

Biblioteca de Lagash

La ciudad de Lagash su fundada por los sumerios hace 6000 años. Se encontraron archivos que hacían referencia del templo E-Ninnu, que era el lugar santo del Dios patrón de la ciudad, Ningirsu o Ninib. Entre las tablillas que se hallaron, cerca de 3.000, algunas guardaban registros de negocios, revelaban detalles de la administración del templo Babilonia, los tipos de propiedades, el método de repartir tierras, contratos comerciales, industriales y empresariales. Estas galerías fueron saqueadas por los árabes que vendieron y esparcieron gran cantidad de las tablillas por toda Europa y América. Gracias a una excavación en las ruinas de esta biblioteca, realizadas en el siglo XIX, se hallaron fragmentos de tablillas de los que se deduce que era una las bibliotecas más importantes de aquella época. Los archivos se guardaban en pequeñas habitaciones que tenían comunicación entre sí, pero sin puertas, y que quedaban incomunicadas con el exterior, y cuyo único acceso se encontraba usando las escaleras. En sus paredes se hallaban bancos de obra –50 cm. de profundidad– sobre los que descansaban las tabletas directamente, o metidas en recipientes como: cestas de mimbre recubiertas de arcilla o jarras.

Biblioteca de Nínive o Assurbanipal

Detrás de los montes gemelos de Quyunjiq y Nabi Yunus se encontraron las ruinas de Nínive, antigua capital de asiria. El arqueólogo inglés Austen Henry Layard fue quién descubrió cerca de 25.000 tablillas, de las cuales se puede inferir qué géneros abarcaba su colección: Gramática, Diccionarios, Lista Oficiales de Ciudades, Tratados de Matemáticas y de Astronomía, Libros de Magia, Religión, Ciencias, Arte, Historia y Literatura. Teniendo en cuenta su contenido, se puede suponer que esta era parte de la Biblioteca del Templo de Nabu –pertenecía al panteón asirio, según el cual era el dios de la sabiduría; Nabu era el escriba de los dioses, y patrono de los estudiosos. Casi la totalidad de las ciudades asirias, poseían una colección de libros que estaban albergados en los templos. Fue una gran biblioteca, situada en el templo de Nabu; fundada por el rey Sargón II (721-705 a.C.) pero alcanzó su máximo esplendor en tiempos del rey Assurbanipal (668-627 a.C.), quién la amplió.

Su padre, Asarhadón, se interesó tanto por la astronomía como por la magia; debido a ello, coleccionaba antiguos textos de rituales, oráculos y predicciones que mandaba a pedir a los templos del sur de Mesopotamia, y luego, los empleaba. Interesarse en los textos mágicos constituía era un aspecto esencial del arte de gobernar. Había oráculos que predecían desastres, y oraciones y rituales que podían ayudar

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