INDAGANDO ENTRE LAS ANIMAS
Enviado por tomas • 10 de Diciembre de 2018 • 1.798 Palabras (8 Páginas) • 276 Visitas
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¿Pero este compromiso sigue en pie en la actualidad del pueblo jujeño? Sí, pero no precisamente de la misma manera ni tampoco en su totalidad territorial. Es decir, que en su mayoría es practicada en la puna y en la quebrada, que en los valles y las yungas.
Al pensar en la vida y en la muerte se está pensando en uno mismo: ¿para qué se siembra? ¿para qué se cría? ¿qué pasa con su alma cuando alguien muere? Y son los muertos, los ancestros, quiénes han enseñado las respuestas. Aunque se tiene la creencia de que los difuntos siguen participando como parte de la vida como se la conoce pero desde el otro mundo, los jujeños se preocupan por saber qué ocurre con las personas cuando se van para siempre.
Ellos afirman que el ser humano tiene cuatro almas: una es el ajayu mayor, que es la que siempre se lleva desde el momento en el que uno nace. El alma menos es su sombra. Otra alma es la k’amasa, que es la rotativa y la cual se traslada de una cosa a otra. La última sería la sombra del k’amasa. Ocho días después de que alguien muera, un alma va a salir, pero no todas.
Las otras estarán todavía en el cuerpo. El primero en salir es el ajayu menor, quedando sólo el ajayu mayor y el janayu. Durante el año, otra alma va a salir. Así, cuando uno muere, en realidad no muere del todo y si un pariente falleció en agosto, en noviembre no se le realiza una ofrenda ya que sigue vivo.
El dos de noviembre la relación de los jujeños con sus muertos se hace visible en las mesas de las ofrendas que se colocan para esperar a las almas. Ellos creen que las almas no desaparecen, no hay muerte y las ánimas no van ni al cielo ni al infierno, sino que viven y están en el camino. Comen, viajan, trabajan, se visten. Por eso, el primero de noviembre vienen al mediodía, para luego irse listos el siguiente día.
Muchos días antes al dos de noviembre, empiezan a preparar las ofrendas siguiendo las costumbres para agasajar a los difuntos con las comidas que más le gustaban. Preparan una mesa de pan salados y otra de dulces. Entre las comidas ofrecidas a los difuntos estarán el asado, el guiso de maíz pelado y las milanesas. La primera comida se sirve al mediodía del primero de noviembre. Entre los panes se encontrarán dos muñecos, que los dolientes regalarán a los invitados para generar un vínculo que es mayor que el asumido en el compadrazgo de bautismo cristiano. Ese muñeco de pan, que el receptor deberá guardar, genera una relación que no puede quebrarse.
Es también costumbre que alguno de los invitados se disfrace de cura y oficie una ceremonia de casamiento entre dos novios. La ceremonia será una parodia, donde las bendiciones se componen de rimas cómicas. De esta forma, el hombre de la Quebrada, acostumbrado a relacionarse con la naturaleza con profunda sabiduría, muestra que se puede recibir a la muerte con una sonrisa.
En el norte de la provincia de Jujuy, los cementerios ocupan sitios especiales. Se verán adornados por las flores de papel o plástico que venden en el mercado; Ubicados en las laderas y zonas altas, en parte para protegerlos de las crecidas de los ríos y de las bajadas de los volcanes, mostrarán sus adornos a todo el paisaje como testimonio de que el vínculo entre los actuales y los antiguos es un hecho siempre presente, una de las cadenas que amarran al hombre con su historia.
Apéndice
Conclusión
En este trabajo se intentó educar a las personas respecto a cómo se conmemora en el mes de noviembre el día de los fieles difuntos en la antigüedad y en la actualidad de Jujuy.
Se pudo comprobar que todos los años se realiza en primavera una tradición familiar y comunitaria que está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, dedicación, voluntad y anhelo para quienes ya no existen físicamente. Y se llegó a la conclusión de que este homenaje tan característico del norte argentino no se vive de la misma manera hoy, ni se vivió igual en la antigüedad; lo cual permitió generar nuevos conocimientos.
Hoy en día, el paso del tiempo desgastó las costumbres de los ancestros y como consecuencia la práctica de esta celebración es menor, pero aún así posee vigencia. El festejo que los fieles difuntos merecen no se deja de hacer y por ende, el recuerdo de quienes alguna vez formaron parte de la vida humana perdurará para siempre.
Bibliografía
- Amara: Testimonio de historia y tradición oral de la quebrada de Humahuaca. Escuela de arte Nº 2 “Hermógenes Cayo” talleres libres de artes y artesanías de la Quebrada. Nª 1, Nov. 2002. Quebrada de Humahuaca, Jujuy.
- OLMEDO RIVERO, Jesus. Puna, zafra y socavon. Madrid: Popular. 1990. 181-184pp. ISBN 84-7884-013-3.
- PALEARI, Antonio. Diccionario Mágico Jujeño. Buenos Aires, 1992. 100-103pp.
- SANCHEZ DE SALAZAR, Olga Julieta. Estampas puneñas y remembranzas quiaqueñas. 4ªed. S.S. Salvador de Jujuy: Dirección provincial de Boletín oficial e imprenta del estado.
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