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Los fenómenos paranormales.

Enviado por   •  15 de Febrero de 2018  •  8.081 Palabras (33 Páginas)  •  230 Visitas

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Los magos y hechiceros son personas que llegan a compartir o tener similitudes con los brujos o brujas ya que usan la magia y la emplean en sus actividades. La magia es una práctica que involucra habilidades o conocimientos sobrenaturales que no poseen las personas comunes. También existieron otras personas que practicaban alguna de estas actividades y fueron conocidas como profetas, adivinos, chamanes, pitonisas, sibilas etc. Cada uno ha desempeñado de cierta manera llámese cualidades o habilidades fuera de lo común siendo así denominados y entrando en la categoría de los fenómenos paranormales.

Para el año de 1800 se origina una doctrina en Francia por Allan Kardec el espiritismo el cual establece la existencia de espíritus (seres sin cuerpo material) puedan entrar en contacto con los seres humanos. Lo define como una ciencia que estudia la naturaleza, origen y destino de los espíritus como así también su relación con el mundo corporal. El espiritismo se basa principalmente en la existencia de un ser supremo llamado Dios identificándolo con el conjunto de todas las cosas como un monismo pensando que el ser es uno y, por lo tanto, no viendo a Dios como el ser divino increado.

A lo largo de sus escritos, Allan Kardec habla de espíritus superiores e inferiores: Encuéntrense en el mundo de los espíritus, como en la tierra, todos los géneros de perversidad y todos los grados de superioridad intelectual y moral; espíritus buenos y malos, espíritus menores, espíritus malvados y rebeldes, espíritus errantes, espíritus vulgares y espíritus mentirosos que usurpan a menudo nombres conocidos y venerados y dicen haber sido Sócrates, Julio César, Carlomagno, Fenelon, Napoleón, Washington, etc. La comprobación que de su identidad puede tenerse es, efectivamente, difícil; pero si no puede conseguirse tan auténtica como la que resulta de un acta del estado civil, puédase obtenerla presuntiva, por lo menos, con arreglo a ciertos indicios. En Qué es el espiritismo, Rivail también admite que algunos espíritus son mentirosos, fraudulentos, hipócritas, malvados y vengativos y capaces de utilizar lenguaje grosero. Autores espiritistas posteriores han repetido advertencias en el mismo sentido, que apoyan la afirmación de Allan Kardec: la sustitución de los espíritus es una de las dificultades del espiritismo práctico; pero nunca hemos dicho que la ciencia espiritista fuese fácil, ni que se la pueda alcanzar bromeando, siendo en este punto igual a otra ciencia cualquiera.

“El espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en relaciones que pueden establecerse con los espíritus; como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejantes relaciones. Podríamos definirlo así: el espiritismo es la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal.”

Allan Kardec

“El espiritismo es la prueba patente de la existencia del alma, de su individualidad después de la muerte, de su inmortalidad y de su suerte verdadera; es, pues, la destrucción del materialismo, no con razonamiento, sino con hechos.”

Allan Kardec

La obra de Kardec es imperecedera por su claridad y lógica, así como por fundarse en la observación imparcial de los hechos. En vano se han tratado de destruir sus doctrinas, pues han resistido ellas todo asalto. Los sarcasmos de los sacerdotes, los ataques de los materialistas y los anatemas de las religiones han sido impotentes para aniquilar la fuerza que la verdad lleva en sí misma. Más fuerte que nunca, se desarrolla el Espiritismo como un poderoso árbol cuyas raíces penetran en todas las capas de la sociedad. No estamos ya en la época en que era suficiente la fe para asegurar la certidumbre de la vida futura. El espíritu moderno necesita algo más que afirmaciones; sabiamente comprendió esto Allan Kardec, de ahí que toda su enseñanza reposase en la observación rigurosa de los hechos. Ha demostrado que las relaciones entre hombres y desencarnados constituye la piedra angular de la filosofía científica del porvenir. No hay en sus obras vagas especulaciones metafísicas sino únicamente deducciones inmediatas y tangibles, al alcance de todas las inteligencias. El estudio de la vida en lo indivisible se desarrolla con gran rigor. La responsabilidad de las acciones queda comprobada en todas las comunicaciones mediúmnicas. Se asiste al mañana de la muerte con todas las consecuencias que la vida terrenal origina, conforme el empleo que de ella se haya hecho en pro del bien o del mal.

Un médium se designa a una persona en la que se considera evidente la producción de ciertos fenómenos (mayormente estudiados por la Parapsicología), de percepción extrasensorial, que le permitirían actuar de mediador con espíritus de otros seres humanos ya fallecidos.

La parte filosófica de la doctrina espírita recoge el conocimiento del mundo espiritual que nos han transmitido los Espíritus. Gracias a sus testimonios y a las enseñanzas que nos hacen llegar podemos saber más sobre la realidad espiritual. La base de estos conocimientos está en que son numerosos los Espíritus que nos explican lo mismo a través de diferentes médiums. Los principios de la Doctrina Espírita se deducen de las enseñanzas comunes y de los testimonios que concuerdan por parte de la mayoría de los Espíritus.

“A pesar de la intervención humana en la elaboración de esta Doctrina, la iniciativa pertenece a los Espíritus, pero no a uno en especial, ya que es el resultado de la enseñanza colectiva y concordante de muchos espíritus, puesto que si se basara en la doctrina de un espíritu no tendría otro valor que el de una opinión personal. El carácter esencial de la Doctrina y su existencia misma se basan en la uniformidad y la concordancia de la enseñanza. Por tanto, todo principio no general no puede considerarse parte integrante de la Doctrina, sino una simple opinión aislada de la cual el Espiritismo no se responsabiliza.

Es esa concordancia colectiva de opiniones, sometidas a la prueba de la lógica, la que otorga fuerza a la Doctrina Espírita y asegura su vigencia.” (Allan Kardec, El Génesis)

Todos los principios que la doctrina espírita expone no son dogmas, no son postulados que debemos creer y aceptar mecánicamente. Debemos acercarnos a estos principios con nuestra razón y con ánimo crítico. Debemos estudiarlo con sinceridad, buscando comprender los contenidos de la doctrina. La comprensión es la base para profundizar en el Espiritismo.

“Hemos de convenir, sin embargo, en que

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