Máximas de Peirce

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El fanerón “El fanerón da razón a lo que se nos impone desde afuera, pero que se hace presente a la conciencia.”

Pierce considera que el fenómeno de la conciencia es “la suma de todo lo que tenemos en la mente, de cualquier manera que sea…” sea real o irreal, ese conjunto de formas de relación que conforman en la conciencia el conjunto de las sensaciones y percepciones de algo, se le llama; fanerón.

Se acepta que el acto del fanerón es involuntario, pues está presente en cualquier momento y de cualquier modo a la mente. Pierce explica que los estados mentales del ser humano tejen significaciones a partir de otras concepciones aprendidas en los grupos sociales y en las normas culturales.

A pesar de que el término “fanerón” sea significado de “fenómeno”; C. Pierce aclara que si algo está en la conciencia no quiere decir necesariamente que sea solamente un fenómeno mental, ya que a pesar de que un objeto lo podamos percibir con nuestro conocimiento también podemos tener una existencia real y objetiva fuera de nuestra mente. Aclara entonces que la aparición del fanerón no es algo meramente fenomenológico, sino también ontológico, es decir; qué existe, qué no y cuál es el significado del ser.

Para Peirce, los fanerones se dan de tres maneras. Y un mismo objeto puede participar de las tres categorías, a continuación, se retoma lo explicado anteriormente relacionado a la visión triádica de la realidad, pero incluyendo las ideas del autor sobre el fanerón

Primeridad: es el modo más difuso de todos, el que entiende a las cosas en términos de sensaciones o cualidades vagas. Por ejemplo: "lo rojo," esa especie de idea que podamos tener de ese color, pero sin asociarlo directamente a un rojo concreto o a una construcción cultural concreta de lo que pueda simbolizar el color rojo. A este tipo de fanerón corresponden las "simples sensaciones de algo," a las que experimentamos pero aún no podemos catalogar de manera sólida.

Segundidad: es el modo de lo que existe en el aquí y el ahora, lo que se percibe. Por ejemplo: "una bandera roja." Cuando simplemente percibimos un objeto concreto, una actualización específica de algo, estamos en el ámbito de la Segundidad. "Ahí hay una bandera roja, que es un rectángulo de tales proporciones y con ese color concreto."

Terceridad: es el modo de lo que es norma cultural, de lo que es ley. Por ejemplo: "una bandera roja es símbolo de peligro (si uno está en la playa)." Cuando un fanerón pertenece a esta categoría, quiere decir que lo experimentamos asociándolo con normativas culturales que lo marcan teniendo un significado y no otro. Para Peirce, la Terceridad es el ámbito de la ley cultural, del hábito, del lenguaje, de las convenciones.

El Signo: “Un representamen es el sujeto de una relación triádica con un segundo llamado su objeto, para un tercero llamado su interpretante.”

Peirce aplica para la explicación del signo la triada lógica que hemos explicado anteriormente, dice el autor que la función del signo consiste en ser "algo que está en lugar de otra cosa bajo algún aspecto o capacidad”, así pues, el signo es una representación por la cual un sujeto puede mentalmente remitirse a un objeto, es en este proceso donde se presentan los tres elementos de la triada relacionados entre sí.

El representamen: “Es la representación de algo, o sea, es el signo como elemento inicial de toda semiosis”. El representamen es simplemente el signo en sí mismo, tomado formalmente en un proceso concreto de semiosis, pero no debemos considerarlo un objeto, sino una realidad teórica y mental.

El interpretante: Es lo que produce el representamen en la mente de la persona, en el fondo es la idea del representamen, o sea, del signo mismo, Peirce dice que "un signo es un representamen que tiene un interpretante mental", esta idea de interpretante, según Peirce, se relaciona adecuadamente con la premisa del fanerón que anteriormente se menciona, donde cada individuo posee un bagaje mental único con el que interpreta los signos que recibe. Se entiende que los pensamientos son la representación de otro, en palabras de Peirce "el significado de una representación no puede ser sino otra representación"

El objeto: Es aquello a lo que alude el representamen y dice Peirce "Este signo está en lugar de algo: su objeto", entendemos por objeto la denotación formal del signo en relación con los otros dos componentes del mismo.[pic 9]

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El argumento

CONCLUSIÓN

Al adentrarse a las ideas de Charles S. Peirce es visible para nosotros la coherencia de sus ideas filosóficas (como la concepción de la realidad triádica) con sus aportes de la teoría de los signos, queda manifiesto que no son concepciones independientes o prescindibles la una de la otra, por lo que creemos que al comprender los conceptos acerca de los signos o de su teoría de fanerones, se puede comprender en parte su punto de vista filosófico.

El análisis que Peirce hace de la realidad a través de de las dimensiones de primeridad, segundidad y terceridad es también una manera en que se puede acercar al conocimiento, vemos de nuevo la triada en las ideas del argumento, es decir, tres premisas llevan a deducciones, abducciones o inducciones, que entendemos, son base para la generación de conocimiento empírico y científico.

Uno de los autores que consultamos dice que “la obra de Peirce representa uno de los campos más fecundos de la reflexión semiótica”, porque su perspectiva teórica permite dar cuenta de modo ordenado y lógico, de la complejidad de los fenómenos semióticos, también dice que Peirce “aborda la realidad de una forma pansemiótica”, es decir, que utiliza una teoría capaz de analizar todas las cosas semióticamente, por nuestra parte, creemos que es una sugerencia o idea muy audaz que tiene un campo muy amplio para explorar, que es muy sugestiva.

Comprender a Peirce no es tarea fácil (aun creemos que no lo hemos logrado) sin embargo, adentrarse poco a poco a este tipo de autores que presentan ideas que aun nos cuestan comprender, abren camino a nuestra reflexión, nos han hecho sentir la necesidad de elevar nuestro pensamiento a un nivel mayor y adquirir una visión diferente de nuestro entorno.

Trabajos citados

Peirce,