Piera aulagnier y Mauss

...

La alienación puede ser motivada por dos situaciones diferentes, una objetiva y otra subjetiva. A los fines de este trabajo es vital la primera situación, la cuál supone que el sujeto se halla preso de un sistema en el cuál se le impide pensar libremente ese sistema y su posición en él.

El poder en este sistema amenaza efectivamente de muerte a los detractores u opositores, aunque esta amenaza no es suficiente para explicar el fenómeno. El discurso alienante a su vez se infiltra en el conjunto de las relaciones de los sujetos, por lo que la autora plantea la circulación de un poder de muerte. Se sistematiza una relación de perseguido-perseguidor en la cuál cualquiera, vecino, conocido, hermano, etc. Puede ser un potencial delator, por lo que todo sujeto es a su vez victima y victimario de la persecución. Es en esta relación que se inscribe la situación presente en el primer fragmento seleccionado de la novela. En este fragmento se puede ver a una señora polaca denunciando la presencia de judíos en la vecindad, reproduciendo así el pensamiento antisemita del poder alienante, encontrando de esta manera pertenencia en la sociedad y salvaguardándose de cierta forma de la persecución que implicaría no denunciar.

El segundo fragmento seleccionado resulta más complejo, presenta a dos polacos que asesinan a un judío una vez finalizada la guerra. Es decir, la fuerza alienante no existe más, el nazismo ha caído, pero su discurso, su construcción, aún está presente en el psiquismo de los individuos. Sus máximas continúan actuando en los sujetos alienados que aún no han concebido la realidad por fuera de esa fuerza alienante, no han recapacitado sobre la realidad autónomamente. Siguen sujetos al discurso que les había impuesto su forma de pensar, actuar, percibir la realidad.

Primera imagen: Página 139, primer tomo

[pic 1]

Segunda imagen: Página 132, segundo tomo

[pic 2]