Reseña: “Cafés y clubes: espacios de transitoria intimidad” Camilo Monje

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Durante mucho tiempo a las mujeres no se les permitió el ingreso a los cafés, contrario a lo que ocurría con los clubes, que aunque en la época la posición de la mujer era básicamente de ama de casa y esposa abnegada sin una participación activa y notable en los ámbitos laborales y políticos y aunado a esto solo se les permitía salir acompañadas de un hermano, el padre o el esposo, en los clubes contaban con la oportunidad de socializar en otros ambientes.

El ambiente del club era muy diferente al del café empezando por el código de vestuario y de comportamiento, frente a esto el autor relata el tono desenfadado del café contrastando con la elegancia y buen ver del club que quedaban prácticamente uno al frente del otro y aunque en la calle todos son iguales al cruzar una puerta esta los diferenciaba y los ponía en otros contextos.

Ambos lugares eran espacios de sociabilidad pero estaban dirigidos a diferentes segmentos de la población, siendo estos la clase media para los cafés y la clase alta para los clubes que se reservaban el derecho de admisión y eran un símbolo de “status” mientras que en los cafés se podían ver diferentes personajes sin estar sesgados por convencionalismos sociales.

Como los cafés, los clubes también se dividen en varios tipos como el clásico que tiene varias comodidades como restaurantes, bares, bibliotecas, salas de tinto, zona de naipes y también cuentan con salones de baile y suelen ser utilizados para celebraciones.

El club campestre que está ideado para propiciar la práctica de diferentes deportes y cuenta con espacios más amplios y son construidos en las afueras de las ciudades.

Por último, tenemos el club de colonias extranjeras que es más exclusivo y es usado por inmigrantes y en este se reúnen para hablar en sus lenguas nativas y hacer negocios en un ambiente en el que se recrean olores y sabores que creían perdidos.

Los clubes también tienen una gran influencia en la vida cotidiana y se ve reflejado en los álbumes de fotos de la época en los que cualquier acontecimiento importante tenía que ser celebrado en el respectivo club con el consabido protocolo requerido para denotar el prestigio y la reputación de los apellidos.

El autor nos cuenta como casi instintivamente el hombre busca la manera de integrarse socialmente, y en cierta forma la necesidad de resaltar mediante la interacción.

El texto nos muestra una situación en la que dos lugares específicos afectan de manera directa al ser humano y su entorno mediante la reunión y apropiación de espacios en los que se maneja la