UTOPÍA SEGÚN PROTEO
Enviado por Eric • 23 de Febrero de 2018 • 6.513 Palabras (27 Páginas) • 334 Visitas
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Entonces no es descabellado pensar que la historia humana este en rumbo de su final. Ya tenemos sobre nuestras vidas el poder de personas que toman decisiones que afectan al pueblo. Decisiones donde el pueblo no puede opinar (no lo suficiente) en defensa de una perspectiva más amplia que asegure cubrir las necesidades de cada una de las partes del pueblo. Por que como sabemos, la democracia en nuestros tiempos no puede ser llamada democracia. La verdadera democracia requiere atributos que la naturaleza humana no puede alcanzar. “Tomando el término en todo el rigor de la acepción, jamás ha existido una verdadera democracia, ni es posible que exista jamás. Es contrario al orden natural que gobierne la mayoría, y que la minoría sea gobernada.” (Rousseau, 2014, p.82).
Otra situación a considerar es que la democracia eficaz, tiene requisitos necesarios que no toda nación actual puede cumplir. Como una superficie corta para reunir a todo el pueblo, rangos uniformes en cuestión de fortuna y la eliminación de lujos por parte de aquellos que organicen, o ayuden a organizar, los eventos de toma de decisiones, pues dichos lujos corrompen la igualdad entre las masas y generan una percepción de ricos y pobres (Rousseau, 2014, p.83).
De acuerdo con lo anterior, el gobierno que tan indulgentemente hemos querido hacer proliferar en el mundo, no es más que una pantalla de humo y espejos para dar la sensación de que la persona individual da un paso al cambio. Como dije antes el transformar algo en nuestro entorno nos provoca cierta incomodidad e incluso miedo. Sin embargo, convencer a los grupos de personas que han confrontado este temor y han hecho “algo”, al cambiar de presidente, firmar por una ley o marchar por las calles, mantiene la conciencia colectiva tranquila y satisfecha con algo que podría considerarse mediocridad y conformismo. Los cambios no pueden ser de mandatario, tienen que ser de gobierno; no podemos cambiar una ley, hay que reformar la constitución entera; no basta marchar a las calles, si vas a transformar tu país, marcha hacia una guerra contra lo que reprime el mundo.
Claro está que no me refiero únicamente a que el gobierno esté mal, me refiero a que todo el orden humano (como he mencionado a lo largo de este ensayo) debe ser reivindicado en un nuevo concepto de sociedad. Volverla íntegra, funcional, uniforme entre países, conciliadora entre sus integrantes, justa tanto para el planeta en donde se aplica como para los que dependen de él.
La sociedad mientras avanza se vuelve nociva para los que la integran. Un círculo vicioso de destruir y ser destruido, nos atrofiamos como tejido cultural y quizá es momento de buscar una solución por si algún día descubrimos que no le depara nada nuevo a las futuras generaciones.
¿Por dónde empezar?
Como se ha podido adivinar desde el principio del texto, el primer movimiento lógico para iniciar esta nueva civilización y etapa humana, consiste en desplazar la etapa anterior.
Para el Neanderthal, su primo mutante el homo sapiens, o sea nosotros, era una aberración. La aparición de la especie humana mutada el homo sapiens tuvo como resultado la inmediata extinción de su pariente, menos evolucionado. Bueno, ahora nosotros somos el Neanderthal. (Xavier, 2014).
Como ese Neanderthal, debemos ser desplazados para dar espacio a la nueva especie social que renacerá fruto de nuestro esfuerzo. El homo sapiens no surgió de la nada, fue resultado de las necesidades que tenía su predecesor. Así como este, nuestras relaciones actuales sufren de necesidades que ya no podemos arriesgarnos a querer cumplir, debemos delegarlas a una nueva elite humana que nazca de un trabajo en conjunto por parte de la generación anterior.
Tenemos dos trabajos si queremos ver a nuestra especie florecer: dar cimientos y bases, tanto ideológicas como de valores, a lo que significara una nueva versión de nosotros. El segundo trabajo es desaparecer.
La contaminación que cargamos en nuestra idiosincrasia, representa un peligro latente para la nueva generación que será construida sobre la filosofía de mejorar y vivir en comunión con los demás. Como los habitantes actuales, hay que aceptar que es verdad, ya no podríamos con la carga de transformación que representa vivir en un nuevo mundo, somos tan arrogantes que terminaríamos por convertir la Utopía en algo, no más útil, si no que nos haga sentir más cómodos. Otra civilización humana consumista, otra civilización humana atrofiada.
Planeemos a futuro. ¿Cómo desplazar al hombre? O más relevante aún, ¿Quién lo hará? Para este análisis, es necesario dejar en claro que no es importante quien lo haga, sino cómo y con qué motivos. El hombre que inicie la chispa llegara, solo hay que esperar lo suficiente y tendremos el primer sujeto con la voluntad suficiente y la visión necesaria para reunir los elementos de la transformación. Es cuestión de tiempo para que una pieza se canse, puede ser un peón o puede ser el rey, pero al final terminará por intentar su movimiento.
Ahora el porqué. Dicho motivo no hace falta repetirlo, lo vital es que no lo haga por venganza contra un grupo específico, porque al ser así, su intento de cambio no irá más allá de un penoso genocidio. Ni tampoco puede ser considerado un experimento social. Si el movimiento como tal se planea y se inicia, debe ser terminado en su totalidad, no dejado en fases medias o intentos erróneos. Si se busca la Utopía, dicho ataque al orden actual debe ser llevado hasta sus últimas consecuencias, sin mirar atrás, sin rencor, sin titubear, ni mucho menos dudar. El desplazamiento debe ser consumado, no hacerlo significaría una tragedia mayor para la especie, tragedia que evitará intentos posteriores.
Con lo anterior en mente, sería bueno determinar el cómo. Definamos algunas cosas antes de comenzar. Para que la transformación social inicie, no podemos esperar que los hombres encargados de velar por ella, utilicen métodos de la Utopía. Tenemos que verlos como un agente intermedio entre la vida humana ideal y la vida humana actual. Por lo tanto, estos agentes de cambio deberán ser regidos por las leyes actuales.
La primordial: Requieren ser liderados por un poder mayor. No hablamos de un gobierno total (Hobbes, 1651), solo de una cabeza. Un líder. Este líder, como mencioné anteriormente, será la chispa que iniciará todo lo concerniente al cambio y será el encargado de, tan solo con su conocimiento y voluntad, dirigir a un grupo de personas con ideas afines y dispuestas a hacer renacer la civilización. Llamemos a este líder “Hombre Proteo” (Dios griego del mar, mencionado por Homero en la odisea,
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