Vidita mia

...

ENRIQUE:

(REACCIONA) hay viene, hay viene. Ahorita me sopla en la oreja y me pongo chinito chinito.

CHARLOTTE:

(EMPIEZA A HABLARLE AL OIDO Y ENRIQUE SE ESTREMECE) ¿Verdad que no quieres que me vaya?

ENRIQUE:

No, no quiero que te vayas, lo único que quiero es que me dejes trabajar en paz. Parece imposible que no pueda escribir una página de mi novela sin que me molestes con pretensiones de dinero, dinero no hay, dinero no tengo.

CHARLOTTE:

¿Y por qué no pides prestado?

ENRIQUE:

A quien, a quien, le debo a todo el mundo, ¿a quién?

CHARLOTTE:

A Jaime Bertraoux, a él no le debes nada.

ENRIQUE:

Ese no presta.

CHARLOTTE:

Y porque no, si es millonario.

ENRIQUE:

Era millonario, tiene una amante y lo dejo en la miseria.

CHARLOTTE:

(PENSANDO) ya se… a Ramón, a ese nunca le has pedido nada.

ENRIQUE:

¿A Ramón? Claro que no.

CHARLOTTE:

¿Porque?

ENRIQUE:

Fui amante de su mujer, me daría pena.

CHARLOTTE:

Hay que delicado, te da pena pedirle prestado ¿pero no te dio pena que te prestara a su mujer?

ENRIQUE:

Ah es que a su mujer se la devolví, ¿pero el dinero cómo? Además no voy a llegar a su casa a decirle, Ramón fíjate que Susana tu mujer y yo fuimos amantes, ¿no tendrás una lanita que me prestes?

CHARLOTTE:

Su mujer se llama socorro. (LO GOLPEA) ¿Quién es Susana?

ENRIQUE:

¿Susana? ¿Yo dije algo de Susana?

CHARLOTTE:

¿Quién es Susana? (SIGUE GOLPEANDOLO)

ENRIQUE:

Susana es la amante de Ramón.

CHARLOTTE:

¿Ah, también con ella?

ENRIQUE:

Que te digo soy irresistible.

CHARLOTTE:

¿Bueno, y que vamos hacer?

ENRIQUE:

No tarda en llegar Roberto, y mientras tanto tú puedes ir al monte de piedad a empeñar tus tontos candelabros de plata.

CHARLOTTE:

Ah no, (CORRE POR ELLOS) mis candelabros de plata jamás.

ENRIQUE:

Estas porquerías que no sirven para nada.

CHARLOTTE:

Oíste, nunca me desharé de ellos. Estos candelabros estaban en la cabecera de la cama de mi madre cuando ella murió. Todavía me parece ver sus flamitas iluminando su dulce rostro. Hay pobrecita, se me fue tan joven.

ENRIQUE:

(INCREDULO) ¿Tu madre se fue joven?

CHARLOTTE:

(LLORANDO) Si…

ENRIQUE:

¿Joven tu madre? Tu madre no era joven, cuando ella era niña jugaba sola por que no había niños en el mundo, cuando dios dijo hágase la luz, tu madre ya debía tres meses, gateaba saltando por que todavía no se enfriaba la tierra. Tu madre conoció el mar muerto cuando todavía estaba enfermito. Joven, como no.

CHARLOTTE:

Pues joven o no, al empeño jamás, sería una profanación. Y te digo una cosa, antes de separarme de ellos prefiero morirme.

ENRIQUE:

Pues vete a morir a tu recamara que yo necesito trabajar. Vamos. (CHARLOTTE ASOTA LOS CANDELABROS EN EL ESCRITORIO) ¿Porque los dejas aquí?

CHARLOTTE:

Para que te acuerdes de mi madre. (INICIA MUTIS)

ENRIQUE:

Pero si te la voy a recordar toda la vida. (ENRIQUE SE TAPA LOS OIDOS) ahí viene el grito. (CHARLOTTE REGRESA Y GRITA, HACE MUTIS) pero de que saldo saque esta mercancía de segunda. (VA HASTA EL ESCRITORIO, TRATA DE ESCRIBIR PERO NO PUEDE) Pero como voy a escribir si ya me recordó a su mamá. Solo que escriba algo de vampiros. Dice que se le fue joven. (SE PONE A ESCRIBIR) El amor entro en su vida, pero tiene que ser un amor… (LE GRITA A CHARLOTTE) ¡Vidita…!

CHARLOTTE:

¿Qué…?

ENRIQUE:

Vidita, puedes venir un momento por favor.

CHARLOTTE:

(ENTRANDO CON SU BOLSA Y SU ABRIGO) ¿Qué quieres? ¿Ya ves? Cuando yo no te molesto, eres tu quien me molesta.

ENRIQUE:

¿Vas a salir?

CHARLOTTE:

Voy a ver a Michelle para que nos preste dinero para ir al súper, para tener comida para cuando llegue la sirvienta que nos mande la agencia de colocación pueda tener algo para trabajar.

ENRIQUE:

Que indirecta más vulgar. A ver vidita, ¿tú conoces