CUENTO Había una vez un hombre, que desde un tiempo, en un pueblo, le habían ocurrido sucesos extraños

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habitaciones, tratando de encontrar a aquel anciano que supuestamente, como lo decía en el papel, lo tendría que ayudar. No paso mucho tiempo, hasta que se cansó y con una mirada, como si estuviera herido, decidió salir y regresar a la horrible pesadilla de cada día. Cuando bajo todas las escaleras, algo le dijo que se asomara otra vez a la sala, a lo que allí vio, como un consultorio, a un anciano dibujando algo, y en el suelo, miles y miles hojas esparcidas con dibujos, todos muy perfectos de gente. El hombre se acercó al anciano y le iba a decir algo, pero el anciano hablo antes:

-Se lo que buscas… -y terminando el dibujo, se lo dio- toma, solo dibuje la mitad de la cara de quien te atormenta, sabrás que abras muerto, cuando la otra mitad aparezca…

Desconcertado el hombre observo el dibujo, pero no lograba reconocer el rostro allí dibujado, bueno era obvio, solo era la mitad.

Pasaron los días y el hombre trato de reconocer el dibujo, pero cada vez más, la locura se adueñaba de él. Un día pensó que eso no tendría que seguir siendo así, hasta que llegaron las 3:15 am y decidió enfrentarse a ese mal espíritu:

-¡¿Qué es lo que quieres?, ¿Por qué me atormentas?!

- Por haberme abandonado en aquel lugar, por haberme dejado morir… por haberme dejado morir…

Cuando termino de escuchar esto, el hombre se tiro por la ventana, pero solo se torció el tobillo, y como pudo, por toda la calle se escuchaban sus gritos, mientras trataba de ir a algún lado.

Al día siguiente se despertó en un manicomio, en una celda, miro a su alrededor, y presentía que algo malo iba a pasar. De pronto en la otra esquina de la celda, se empezó a formar una figura, era una anciana y también tenía una camisa de fuerza, pero como por arte de magia saco un brazo y lanzo un dibujo cerca del hombre.

El hombre quedo estupefacto al ver que la otra mitad del dibujo se formaba, y el rostro era de su madre, alzo la vista y reconoció aquella anciana que reía locamente en la otra esquina y esta dijo:

-Sufriste el mismo destino de tu madre, por mal hijo…

El hombre comprendió que pago su karma, y la otra mitad del dibujo apareció…