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De la fabula a la novela.

Enviado por   •  27 de Junio de 2018  •  2.803 Palabras (12 Páginas)  •  323 Visitas

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La novela tiene dos partes. La primera nos remite a la formación y configuración de los cuerpos que, desde la perspectiva del narrador, son grotescos. “La nuez de Mahlke (…) era grande, se movía sin cesar y proyectaba una sombra”. No solo se describe a él sino, también, al grupo que lo acompaña: “estábamos acurrucados allí (…), flacos, largos de brazos y con las rodillas empinadas”. El cuerpo de la única muchacha sigue el mismo destino bajo la misma visión. “la Tula de marras, un espárrago de muchacha con unas piernas como palillos, lo mismo hubiera podido ser muchacho”. Por otra parte, las necesidades de esos cuerpos que se están desarrollando van a ser contadas de una manera que se genera cierta repulsión y a la vez risa. Las necesidades sexuales concretadas en la masturbación colectiva por ejemplo. “Todos nos maravillamos como los niños en un teatro de títeres: unos breves movimientos con la muñeca derecha, y su miembro adquirió tal volumen que la punta emergió de la sombra de la bitácora y quedó directamente expuesta a los rayos del sol”. Sin embargo, esos cuerpos son debiluchos, deformados, feos propios por su condición de cuerpos en desarrollo, de cuerpos adolescentes, por tanto, inexpertos. Entre todos ellos; el cuerpo de Mahlke, debido al “largo de su miembro que compensaba la protuberancia normalmente llamativa de su nuez, confiriendo a su cuerpo una armonía poco común, sin duda, pero equilibrada”, se destaca y sobresale. Así, estos cuerpos van a necesitar adquirir experiencia y conocimiento. Para eso están el Instituto, la Iglesia y los militares que responden a los mandatos del Partido (el gato siempre atento y al acecho). Estas instituciones también presentan esa dualidad dialéctica en su fuero interno; es decir, dos posiciones subjetivas encontradas que están en desigualdad social dentro del mismo sector. Veamos como ejemplos; por un lado, el Instituto Conradinum / Escuela Superior Horst Wessel; por otro, la iglesia Sagrado Corazón / la capilla de Santa María; y en cuanto a los militares están los oficiales / suboficiales. Brevemente diremos que las entidades que se nombran primero en cada par están en un nivel jerárquico superior respecto a los segundos. El Conradinum es una institución tradicional fundada por el barón Conrad; la Escuela Superior reformada después de iniciada la guerra. La iglesia Sagrado Corazón construida en el siglo XIX; la capilla improvisada sobre la base de otra institución. Los oficiales se reúnen en los casinos y cuentan con privilegios que los suboficiales carecen. Desde el uniforme hasta el rancho. Entonces, Mahlke se educa en el ámbito de los segundos. Su lugar es el de subordinado a pesar de ser un destacado en lo que se propone. Suscita admiración por sus hazañas. Es el mejor buceador, el mejor gimnasta, el mejor dotado, el más justo. Sin embargo, todo lo hace por “el severo metal oscuro”. Además de las Instituciones, el gato seduce con el arte cinematográfico-musical. “Y sólo cuando puso allá abajo a Zarah consiguió el mayor efecto. En efecto, su voz subacuática nos tumbó de bruces sobre la herrumbre y los excrementos abollados de las gaviotas. Ya no recuerdo lo que cantó. Era siempre el mismo estilo. Pero cantó también algo de una ópera que ya conocíamos de la película Patria querida. Cantaba: "Ay la he perdido"; bramaba: "El viento me ha cantado una canción"; profetizaba: "Sé que un día se hará el milagro". Sabía resonar como un órgano y conjurar elementos, pero cultivaba también toda clase imaginable de musas tiernas. Y Winter tragaba saliva y podía apenas contener el llanto, aunque también a los otros nos escocía los párpados. Y, además, las gaviotas, locas de por sí, se comportaban -ahora que Zarah daba vueltas allá abajo en el disco- como totalmente endemoniadas”.

[pic 2]Zarah Leander fue muy popular en sus papeles de mujer fatal, diva preferida de los alemanes.

Mahlke es muy devoto de la Virgen. Ese recogimiento que tiene lo lleva al extremo de hacer dudar (a Pilenz) “El rezo aquel, la unción, ¿eran en broma?” Cuando saca una medalla de la Virgen y el Niño del fondo del dragaminas e improvisa una liturgia en latín todos se ríen, porque ver, observar esa situación grotesca lo permite. Pero teniendo en cuenta que él solo cree en la Virgen y en nadie más. Es decir, ni en el padre ni en el hijo solo en la Virgen. Entonces la plegaria cobra sentido. Ya que, Virgo virginum praeclara, (Virgen de Vírgenes preclara); Mihi iam non sis amara, (no te amargues ya conmigo); Fac me tecum plangere, (déjame llorar contigo); Fac ut portem Christi mortem, (haz que llore la muerte de Cristo); Passionis fac sortem, (hazme socio de tu pasión); Et plagas recolere (haz que me quede con sus llagas). A través de este himno flagelante pide poder acercarse al Hijo. Y si estos salmos y rezos tiene que hacerlo en una iglesia, lo hará en la capilla de Santa María. No en la otra.

Las intenciones de Mahlke se van visualizando a medida que avanza los hechos: obtener el contrapeso a su nuez. Ese cartílago que quiere salir de su lugar cuando está observando al oficial de la Luftwaffe que exhibe su medalla. Después de la conferencia del oficial de boquita en forma de corazón, más gestual que verbal en la que confiesa haber derribado cuarenta y cuatro enemigos y, así, haber conseguido la máxima condecoración; Mahlke ingresa en un estado de depresión o al menos una preocupación lo va a tener subsumido: “Ahora, los que quieran conseguir la cruz tendrán que derribar cuarenta por lo menos. Al principio, cuando concluyeron con Francia y en el Norte, la tenían con veinte: de seguir esto así...” El impulso por conseguir el metal es incontrolable desde el momento en que llega a la escuela otro conferencista: el teniente de navío, miembro de la Marina. Cuando ese ratón no resista más el encierro, se va a arriesgar a todo. Mahlke se apodera de la Cruz del teniente de insípida reseña, de verbosas descripciones, de metáforas atrevidas que nadie en su auditorio entendía. No obstante, Mahlke sentado y desnudo ya con la medalla colgando en el cuello le dice a Pilenz: “- Bien ganada, ¿eh?”. Sin embargo él tenía otro plan: entregar esa golosina al Dr. Klohse, luego, ir el por su premio.

Así empieza la segunda parte. El Gran Mahlke es expulsado del Instituto a la Escuela Superior Horst Wessel. Después de una prolongada distancia temporal vuelven a reunirse Mahlke y Pilenz. Pero; para entonces, muchas cosas han cambiado sobre todo en Mahlke. Lo único que queda de la etapa anterior era su protuberancia. Ahora se iba como voluntario, incorporado al Servicio del Trabajo. Mientras que Pilenz y los otros fueron incorporados a la batería costera de Brösen-Glettkau. Acá

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