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Enviado por   •  19 de Enero de 2018  •  1.610 Palabras (7 Páginas)  •  425 Visitas

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la producción y disponibilidad al consumo de alimentos y su efecto sobre el estado nutricional de la población. Un aspecto a destacar es la colaboración entre Departamentos Universitarios y Servicios de Centros Hospitalarios en distintos tipos de estudios y proyectos, que ha permitido, entre otros, realizar estudios de evaluación del estado nutricional y de la influencia de la dieta, determinados alimentos o nutrientes concretos en los marcadores de enfermedades crónicas. En la gran mayoría de las Comunidades Autónomas (CCAA) aparte de crear Institutos para el estudio de la producción agrícola y ganadera y/o la caracterización y promoción de los alimentos propios han llevado a cabo encuestas de alimentación y/o encuestas de salud que incluyen la evaluación del estado nutricional. Los Ayuntamientos prestan especial atención a la alimentación de los escolares, proporcionan directrices y en ocasiones asumen el control de los servicios de alimentación colectiva en los centros escolares.

Subtitulo II Alimentación en la adolescencia

La adolescencia es la edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el desarrollo completo del organismo. La pubertad es el proceso de maduración del eje hipotálamo-hipofisario-gonadal que da lugar al crecimiento y desarrollo de los órganos genitales y, concomitantemente, a cambios físicos y psicológicos hacia la vida adulta, que conducen a la capacidad de reproducción. Los cambios que se producen durante la pubertad o adolescencia afectan básicamente al fenotipo, al sistema neuroendocrinológico y a la esfera psicosocial. Desde el punto de vista de la nutrición y alimentación, conviene recordar los primeros y tener en cuenta los últimos como componentes del comportamiento alimentario. Todos los adolescentes deberían tener acceso a un aporte de alimentos seguro y adecuado, que les permita alcanzar un crecimiento y desarrollo óptimos, desde el punto de vista físico, cognitivo, emocional y social.

Los objetivos nutricionales durante la adolescencia se deben ajustar a la velocidad de crecimiento y a los cambios en la composición corporal que se producen durante este período de la vida. Por otro lado, se deben establecer hábitos alimentarios que promocionen la salud a corto, medio y largo plazo. En general, las necesidades nutricionales son considerablemente superiores a las de los niños y a las de los individuos adultos. Las necesidades nutricionales difieren según el sexo y el grado de madurez. Dichas necesidades guardan mayor relación con el grado de desarrollo puberal que con la edad cronológica. Las ingestas recomendadas de energía son iguales en ambos sexos hasta llegar a la pubertad, en donde ya se establecen las correspondientes diferencias en función de la aparición de la pubertad y los patrones de actividad física que se van estableciendo. Las recomendaciones energéticas para adolescentes asumen un amplio rango de variación sobre el valor medio indicado, de modo que se puede llevar a cabo un ajuste individual teniendo en cuenta el peso corporal, la actividad física y la velocidad de crecimiento. La distribución calórica a lo largo del día debe ser similar a la siguiente: desayuno, 20-25% de las calorías totales; comida, 30-35% de las calorías; merienda, 15-20% de las calorías; cena, 25% del total consumido en el día. Una parte importante del aporte energético lo representa el aporte de grasas. Se recomienda una ingesta inferior al 30% de la ingesta energética, aunque si la distribución cualitativa de las grasas es adecuada, con una ingesta elevada de grasa monoinsaturada, se podría aceptar hasta un 35%. Las ingestas recomendadas se calculan en función de la velocidad de crecimiento y la composición corporal, aconsejando unas cifras medias de 45 g/día y 59 g/día para los dos grupos de adolescentes varones y de 44 g/día y 46 g/día en el caso de mujeres (9 a 13 años y 14 a 18 años, respectivamente). Se recomienda comer la mayor variedad posible de alimentos, guardar un equilibrio entre lo que se come y la actividad física, elegir una dieta abundante en cereales, verduras y frutas, elegir una dieta pobre en grasa, grasa saturada y sal y elegir una dieta que proporcione suficiente calcio y hierro, para satisfacer los requerimientos de un organismo en crecimiento. La dieta equilibrada deberá proponerse de manera individual. Para proponer una dieta equilibrada individual es necesario conocer el estado nutricional. La valoración nutricional comprende: anamnesis, historia dietética, exploración clínica, antropometría, valoración del gasto energético y datos bioquímicos. Los objetivos nutricionales se deben ajustar a la velocidad de crecimiento y a los cambios en la composición corporal. Las recomendaciones energéticas se deben ajustar teniendo en cuenta el peso corporal, la actividad física y la velocidad de crecimiento. Se deben establecer hábitos alimentarios que promocionen la salud a corto, medio y largo plazo. La educación nutricional debe respetar la independencia y la capacidad para hacer elecciones dietéticas adecuadas. Se recomienda una dieta rica en cereales, verduras, frutas y aceite de oliva crudo. Las causas más frecuentes de desequilibrio alimentario son los hábitos alimentarios no convencionales, trastornos del comportamiento alimentario y prácticas de deportes de competición.

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