Edipo Rey- Teatro clásico

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poco revelándole a Edipo datos sobre la muerte sobre Layo, aunque ella considera que los oráculos no siempre son ciertos. Ella cree que “Layo no murió como él, con tanto horror, temía, a manos de su hijo. Así se cumplió los que lo oráculos habían determinado. De modo que no te inquietes más. Lo que un dios juzga útil que se sepa, lo revela fácilmente él mismo”.5

A pesar de que Yocasta le da mucha información a Edipo y de que él empieza a sentir temor de que la profecía de Tiresias sea verdad, necesita completar la revelación con el testimonio del sirviente que sabe que él no es hijo de los reyes de Corinto porque estos lo habían adoptado y le informa que Pólibo ha muerto. Yocasta le dice a una doncella:” ¡Oh predicciones de los dioses! ¿Qué queda de vosotras? Por miedo de matar a Pólibo, Edipo se exilió y de he aquí que ahora ha sido el destino, y no la mano de Edipo, quien le ha dado muerte”.6

Finalmente, con la llegada del pastor, se completa la verdad, Edipo quiere llegar a su fondo y Yocasta siente temor

:”Edipo- No, no admitiré jamás, después de haber recogido tantos indicios, que no pueda descubrir mi nacimiento.

Yocasta- Créeme, te lo suplico no hagas nada por saber más (…) ¡Oh, desgraciado! ¡Ojala jamás puedas saber quién eres!”7

Después del dialogo con el pastor no queda ninguna duda sobre la historia de Edipo. Este había sido entregado por su madre para ser asesinado y evitar que se cumplieran los horribles oráculos. Sin embargo, el pastor lo entregó por piedad y le salvó la vida.

La verdad completa en este caso no se vincula con el poder ya que Edipo se saca los ojos y ante la admiración del corifeo explica su punto de vista: él no merece ver porque fue ignorante aún teniendo ojos. No supo ver cuando podía, de manera que ahora no quiere ver. :

”Corifeo-¡Oh, qué acción la tuya! ¿Cómo has tenido valor para apagar así tus ojos, y que divinidad ha podido forzarte a ello?

Edipo- Apolo, amigos míos, sí, Apolo, él fue el instigador de los males y de los tormentos que padezco. Pero ninguna otra mano, ninguna sino la mía, ha reventado mis ojos, ¡desdichado de mí! ¿Por qué tenía yo que ver, cuando de todo lo que podía ver nada podía ya ser agradable a mi vista?”8.

Acá Edipo confirma que la verdad de los Dioses señala el futuro, el destino, la moira del ser humano mientras que la verdad de los hombres (representados por Yocasta, el mensajero y el pastor) solo puede reconstruir los datos del pasado. Se trata de una idea de la verdad con dos valores distintos: los dioses predicen el futuro que es inexorable para los hombres. Los hombres apenas pueden conocer el pasado. En los dos casos, el ser humano es digitado por los dioses.

En el Éxodo el Coro hace notar que el saber le había dado poder a Edipo y lo que él ignoraba de su pasado lo había hundido en la desgracia. :

”Coro- Habitantes de Tebas, mi patria, ved a este Edipo que había sabido adivinar lo famosos enigmas. Era un hombre muy poderoso, ningún ciudadano podía, sin envidia, posar los ojos en su prosperidad y ahora, ¡En que abismo de terribles desgracias ha sido precipitado!”9

Como señala Foucault, en esta obra tenemos toda la verdad que es característica del oráculo y del adivino. Pero a esa verdad que parece completa y total le falta la dimensión del presente. Falta el testigo de lo que realmente ha ocurrido. Curiosamente a la verdad de los dioses le hace falta ser completada por un testigo de lo que ya pasó.

1. Foucault, Michel, la verdad y las formas jurídicas, Barcelona, Gedisa, 1984

2. Sófocles, Antígona-Edipo Rey Editorial Puerto de Palos, Buenos Aires, 2010 pag 74

3. Op. Cit. Pag 80

4. Op. Cit. Pag 81

5. Op. Cit. Pag. 93

6. Op. Cit. Pag 94

7. Op. Cit. Pag 104

8. Op. Cit. Pag 113

9. Op. Cit.