El Gato Negro Edgar Allan Poe

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Fue suficiente el desagrado hacia la mascota, que sólo bastó que el gato se cruzara entre las piernas de hombre mientras bajaba y lo hacía titubear en los escalones, para que la furia se desencadenara del protagonista, lo cual provocó la muerte inmediata de su amada esposa cuando le enterró una hacha en la cabeza que en realidad iba dirigida al nuevo gato.

El relato finaliza con sucesos de paranoia los cuales obligaron al hombre a indirectamente entregarse a la policía después de que éstos revisaran su casa minuciosamente.

“Y entonces, empujado por el frenesí de mis bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared de ladrillo tras la cual estaba el cadáver de la esposa de mi alma. ¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes, y una voz me contestó desde dentro de la tumba. Un quejido, ahogado y entrecortado al principio, como el sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo grito, completamente anormal e inhumano, un aullido, un alarido quejumbroso, mezcla de horror y de triunfo, como sólo puede surgir en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios gozosos en la condenación” (E.A Poe, pag.7)

CONCLUCIÓN:

Con lo escrito anteriormente, nos percatamos de la demencia que puede causar un hecho imprescindible en nuestra sociedad. El tema de la superstición está claramente presente en las relaciones humanas, lo cual es el principal motivo de la trama en la historia. Hechos ligados al terror y paranoia que acabaron con la vida del hombre en una serie de asesinatos que lo llevaran a perderse tras las rejas de la prisión producto de su locura irreversible.