El caballero de la armadura Introducción

...

Por sugerencia de Merlín, el caballero decide emprender un viaje por tres distintos castillos del sendero de la verdad: el castillo del silencio, el castillo del conocimiento y el castillo de la voluntad y la osadía, en busca de la liberación de su armadura y para evitar más problemas de los que tenía y que había generado. “Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos. Luego un día quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir” (Fisher, 2005 p26)

“La gente no suele percibir el sendero por el que transita” (Fisher, 2005. P19) Regresamos por el mismo camino de las malas acciones y casi nunca nos esforzamos por un cambio bueno en nuestra vida, teniendo el coraje para lograr lo que nos proponemos.

En el sendero de la verdad, el caballero se va dando cuenta de muchas cosas que jamás había notado antes, reflexiona, cambia su filosofía y se va forjando como mejor persona. Se va dando cuenta que ha pasado casi toda su vida decepcionándose por culpa de la demás gente. Esto nos enseña a que no debemos depender de la opinión de los demás, a que no siempre se le debe agradar a la gente, pues si nosotros lo queremos y consideramos que está bien, debemos proseguir sin miedo a las críticas y mucho menos a equivocarnos. Tememos muchísimo a estar solos por ello buscamos compañía y a veces nos equivocamos en la elección y de la manera en que lo hacemos. Nosotros los seres humanos frecuentemente no disfrutamos el momento, no valoramos ni agradecemos lo que poseemos en el instante, siempre estamos pensando en el futuro, atormentándonos en lo que va a pasar, imaginando cosas malas sin solución alguna, o en otras ocasiones vivimos atrapados en el pasado no dejando trascurrir el tiempo superando las cosas buenas o malas ya transcurridas.

Pocas veces escuchamos nuestro “yo” interior, nunca nos detenemos a escucharnos nosotros mismos, siguiendo nuestros instintos y pensamientos. A veces no reconocemos nuestro potencial con nuestras cualidades aprovechándolas al máximo y no reconocemos a la vez nuestros defectos, también sacando provecho de ellos. No nos atrevemos a aceptar la verdad siendo la verdad amor. No razonamos cosas tan sencillas, ni nos detenemos a reflexionar sobre lo que hacemos bien o mal, si lo hacemos por necesidad o devoción, por amor, gusto u obligación.

Buscamos consolación y soluciones fáciles, hay veces que se nos cierra el mundo, o que hacemos una tormenta en un vaso de agua… “Las lágrimas de autocompasión no te pueden ayudar. No son del tipo que a tu armadura pueda eliminar” (Fisher, 2005 p 38)

En la vida actuamos en ciertas ocasiones de manera inconsciente, tenemos ambición, pero de mala manera, queremos ser mejores de lo que pensamos que somos y mejores que los demás, queremos progresar en cuestiones materiales no de nuestra persona; “la ambición que provine de la mente te puede servir para conseguir bonitos castillos y buenos caballos. Sin embargo, solo la ambición que proviene del corazón puede darte, además, felicidad” (Fisher, 2005 p 41). La ambición del corazón es pura, con se trata de competencia con nadie y mucho menos hace daño, le sirve a uno de tal manera que sirve a otros al mismo tiempo.

Como seres humanos es natural que tengamos miedo y duda, pero hay veces que estas dos barreras nos impiden lograr nuestros objetivos, pues tenemos poca confianza en nosotros mismos que no nos creemos capaces de lograr nuestros objetivos ya sean lo más grandes y soñadores que sean. Tenemos que ser valientes para enfrentar cualquier obstáculo que se nos presente, no nos debemos dar por vencidos, porque para llegar al éxito primero es necesario fracasar. Todos los días aprendemos algo nuevo: “aunque este Universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido” (Fisher, 2005 p 49) debemos confiar en nosotros mismos para lograr un cambio, tenemos que deshacernos de todo aquello que nos hace daño para estar por fin en un estado de bienestar.

Conclusión

Nosotros nos hacemos prisioneros de sí mismos, nos cerramos a la vida, no disfrutamos y nos encapsulamos en nuestras opiniones, aunque estemos totalmente equivocados. Creamos una armadura imaginaria que nos impide hacer y lograr nuestros objetivos, no vemos la realidad de las cosas y no nos detenemos a reflexionar sobre lo que hacemos y de la manera en que lo llevamos a cabo. Es impresionante que uno tenga el poder de encarcelarse a sí mismo, haciéndonos sufrir y provocando sufrimiento en las personas que nos rodean, es extraordinario el poder de nuestra mente para cambiar de pensamiento, de estar en un estado sin salida alguna pasamos a ser libres de nuestra propia cárcel.

El libro de “el caballero de la armadura oxidada” nos deja grandes enseñanzas, con frases muy sabias y ciertas. Nos abre la mentalidad de que es necesario reconocer nuestros errores para hacer un cambio por nuestro bien y por el de los demás. Este libro nos enseña el sentido de la ayuda mutua nos enseña que debemos conocernos y amarnos a nosotros mismos para ser capaces de dar y recibir amor. Nos muestra la vida de maneras distintas sin depender por lo que los demás piensen sobre nosotros.

cada vez que se lee este libro nos arroja una perspectiva diferente de las cosas, se reconoce cada vez más las enseñanzas que nos da y hace que siempre veamos de maneras distintas, desde mi punto de vista, las actitudes y acciones de nosotros mismos, hace que tomemos consciencia de lo que estamos haciendo con nuestra vida, pues aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo si éste va por el mal camino.