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El guardían entre el centeno y la juventud

Enviado por   •  23 de Mayo de 2018  •  1.638 Palabras (7 Páginas)  •  432 Visitas

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gusta su cara deberías tener cuidado y no hacerle porquerías, como echarle un chorro de agua encima. La verdad es una pena que tantas porquerías resulten a veces tan divertidas.”

Su problema, admite, es que si realmente te gusta una chica, no querrías hacer "cosas cochinas" con ella. Durante la novela es mencionado que Holden ve el sexo como algo completamente degradante, no importa cómo se haga. Si le importa una chica, no podría tener relaciones sexuales con ella porque eso la volvería un objeto. Especialmente cuando tienes 16 años, esta ambigüedad es lo que hace el sexo tan confuso para Holden, quien abiertamente admite que "simplemente no lo entiende".

Pero en este “no entender” y la gran indecisión que siente en ese periodo de su vida es precisamente donde Caulfield lleva a cabo una batalla interior entre el hombre en que ha de convertirse y el niño que aún no ha dejado de ser: por un lado, no soporta a los “farsantes” que le rodean ni tampoco la hipocresía de los adultos, pero reconoce ser “un mentiroso fantástico”. Quiere ser independiente y vivir a su aire sin rendir cuentas a nadie, pero al mismo tiempo evoca la infancia como el paraíso perdido de la inocencia y lo que más desea en el mundo es charlar con Phoebe, su hermana de 10 años.

A través de su protagonista, en el estilo del monólogo interior de un chico confundido y repleto de contradicciones, Salinger nos habla de la violencia, de la muerte (y el suicidio), del sexo sórdido y de la mentira como algo común en la sociedad de los adultos, y del dilema que existe al estar dentro de la adolescencia.

Es por eso que el final de la novela resulta tan adecuado a pesar de ser un final abierto y con posibilidad de diferentes interpretaciones, una de ellas siendo aceptación.

Por lo que vemos, hay un solo lugar en toda la novela donde Holden asegura estar verdaderamente feliz. Tan feliz, de hecho, que está a punto de “berrear”. Y ese momento es al final de su narración, cuando sale a la lluvia y ve a Phoebe dar vueltas y vueltas en el carrusel. Quizá, solo quizá, Holden se ha dado cuenta de que crecer no es lo peor del mundo.

En esta escena Phoebe intenta tocar el anillo dorado del premio en el carrusel, esto es algo que ya no existe actualmente en estos juegos de feria pero en ese tiempo si alcanzabas el anillo dorado cuando pasabas montando en tu caballo, generalmente te daban una vuelta gratis. Holden, sentado bajo la lluvia y saludando a su hermana narra:

“Me dio miedo que se cayera del maldito caballo, pero no me moví ni dije nada. Lo que tienen los niños es que si quieren alcanzar la anilla dorada hay que dejar que lo hagan y no decir nada. Si se caen, que se caigan, pero no es bueno decirles nada.”

Cuando Holden concluye que simplemente hay que dejar a los niños que lo alcancen, aunque puede que se lastimen, tal vez esté admitiendo que crecer es un hecho necesario, para Phoebe y para él; no puedes evitar que los niños crezcan, así que es mejor aceptarlo y ya.

La anterior cita contradice de una manera el sueño de Holden, el trabajo que él dice que sería lo único que estaría feliz de hacer, ser un guardián entre el centeno.

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Solo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno.”

Quiere proteger a los niños siendo él el único adulto ahí, este párrafo es una alusión a sus deseos de preservar la infancia, pero justamente en el final del libro él dice que si un niño se cae, se cae y ya, no hay nada que hacer; Y algo que Holden omite, es que el guardián entre el centeno también puede caer por el precipicio, especialmente porque nadie lo está cuidando.

Bibliografía

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• Salinger, J.D.(2012).El Guardián Entre el Centeno. pp.46, 90, 166, 185, 202,

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