El levitán

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Se enfatiza la importancia del fenómeno de la renuncia de un derecho y su posterior trasferencia, que generan una obligación cuando se posee la voluntad de que el beneficio recaiga en una o varias personas determinadas. Una persona que trasfirió o renunció a su derecho, se encuentra por tanto ligado a no impedir el beneficio a quien concede o abandona el derecho. Lo anterior tiene como presupuesto, que dicho derecho transferido tenga la calidad de alienable, la persona que hace entrega del derecho lo hace en consideración a uno que le ha sido recíprocamente transferido, o por algún otro bien que espera como resultante. Este fenómeno de la renuncia, posibilita la institución de una estructura sólida, natural, que no puede ser cuestionada, posición que representa el carácter duro del concepto de Estado.

Hobbes define el termino Estado, como una persona de cuyos actos una gran multitud, por pactos acordados entre sí, ha sido instituida, cada uno teniendo la calidad de autor, a tal punto de que pueda hacer uso de la fortaleza y medios de todos, para preservar la paz y la defensa común. El Estado nace, no con el fin de salvaguardar la libertad del individuo; por el contrario pretende preservar al individuo de la libertad, que mal encausada lo llevaría al fin, de esto se desprende la tercera ley de la naturaleza, la justicia. En esta estamos obligados a transferir nuestros derechos que, retenidos, perturban la paz de la humanidad. Con el objeto de poner fin al dañino estado de naturaleza, surge un pacto o contrato que establecen los individuos, a través de este cesan las hostilidades delegando los derechos de los individuos en una persona soberana (el estado, hombre artificial), lo anterior significa, como se hizo alusión anteriormente, que existe una renuncia de cada individuo que permite el establecimiento de un poder fuerte que se encuentra encima de los hombres pero en el cual estos se reconocen.

Para finalizar, el estado para el doctrinante analizado, es un poder absoluto legitimo por acción divina, el cual domina y representa el conjunto de la sociedad, y tiene todas las capacidades y facultades para unir las voluntades, ya por vía coercitiva o por vía persuasiva, haciendo posible la preservación del bienestar y la satisfacción de los individuos alrededor de un interés común.