“Exclusión, Insurrección y Crimen de Gustavo Duncan. Un vistazo a la problemática del conflicto interno”

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Tristezas, lagrimas, sufrimiento, cadenas me refiero, por supuesto al secuestro, que sirvió para una expansión guerrillera, la cual sería su mejor forma de financiamiento, donde seria la evolución absoluta del conflicto, el secuestro aunque ya hace muchos años existía, en los años 80’s fue donde más se disparó, pues, en el año 2001 llegó a una cifra de 3500 secuestrados aproximadamente. Al inicio el secuestro fue planeado solo como una manera de conseguir recursos, pero a lo largo del tiempo se convirtió en un medio para lograr mantener el conflicto armado y conquistar territorios ya habitados, como sabemos de campesinos, de ganaderos etc.

Desde estas circunstancias, nace el hecho de las elites optaron por la emigrar, otras prefirieron buscar servicios de seguridad privadas, en cuanto al ejército y la policía, se dieron a la tarea de crear una contrainsurgencia privada, también llamado autodefensas, de igual manera, los campesinos que estaban siendo los más afectados, en cuanto a la apropiación ilegal de sus tierras, tomaron partido contra las guerrillas. Inicialmente las guerrillas y los narcotraficantes, no tenían ningún inconveniente, pero al pasar los años comenzaron aparecer disputas por diferentes problemas sociales, y territoriales. Por consiguiente las formas políticas de la insurgencia, se convirtieron en una amenaza primaria para estas organizaciones, cabe resaltar que esto conllevo a que las masacres y homicidios aumentaron hacia ellos, y siendo muchos civiles también víctimas.

Pasemos ahora al Narcotráfico, este fue el un fuerte artífice para que el conflicto tomara un rumbo más sangriento y despiadado, rodeado de corrupción y dineros mal direccionados en nuestro país, al mismo tiempo generó un protagonismo de los narcotraficantes con elites políticas, donde se desencadenaron y aumentaron los sobornos, la corrupción, la violencia y principalmente el desplazamiento. por consiguiente, y como todos sabemos, el narcotráfico se convirtió en la principal fuente de recursos, respaldando al gobierno y así crear nuevas dinámicas de estado, para beneficio de ellos mismos.

Por otra parte, en relación con la imposición parcial de instituciones de control social, los sucesos ya mencionados enseñan o dejan entrever según el autor que el conflicto está motivado por diversas motivaciones y acciones, muchos sectores subordinados escogieron ir a la guerra porque tenían mayores probabilidades de resolver sus problemas de exclusión en ese bando, es decir, existía una insurrección por motivos personales que era causada por la mencionada exclusión heterogénea y motivaciones originales irrealizables. Surgieron incluso nuevos objetivos en la guerra, las élites guerrilleras ya no se ocupaban de pensar en secuestro como manera de generar recursos económicos, sino como ya se había mencionado antes, como una forma de demostrar la incapacidad del estado para garantizar seguridad.

Los grupos paramilitares a manos del narcotráfico se hicieron más poderosos, ya que con apoyo económico obtuvieron la posibilidad de expandirse a nivel nacional y reclutar más personas. El narcotráfico por su parte a raíz de la imposibilidad del estado de controlar sociedades y expulsar a la guerrilla, incrementaron su capacidad de interactuar con éste y otros actores de poder que dependían del narcotráfico para obtener protección frente a la insurgencia.

La guerra entonces fue un asunto más complejo que el de tomar las armas para defender proyectos antagónicos “Fue más bien una guerra en que la gran estrategia del estado y de la insurgencia por doblegar a su contrincante tuvieron que ceder ante motivaciones menores de otros actores que no necesariamente provenían de sectores tradicionales de élite ni se enmarcaban en las grandes transformaciones del estado y la sociedad”[7]. Duncan concluye diciendo que lo que un principio fue acabar con la exclusión como motivo de realizar una transformación social, ahora poco queda de esa ideología y se han pagados costos económicos y morales, para los insurgentes y los no insurgentes costos enormes en términos de expectativas de vida, pérdida de la libertad, violaciones a los derechos básicos, situaciones oprobiosas de control social y, sobre todo, el riesgo de una violencia permanente.

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