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GUERRA DE LOS MUNDOS

Enviado por   •  1 de Mayo de 2018  •  5.202 Palabras (21 Páginas)  •  469 Visitas

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Vi entonces a algunos cocheros y otras personas que habían entrado sin miedo en los arenales y oi ruido de cascos y ruedas. Era la delegación había efectuado una apresurada consulta y como los marcianos eran sin duda inteligentes a pesar de su aspecto repulsivo. Me quede mirando la escena sin comprender aun que era la muerte lo que saltaba de un hombre a otro en aquel gentío lejano.

Todo esto había ocurrido con tal rapidez que estuve allí inmóvil y atontando por los incesantes relámpagos de luz sin saber que hacer. Aquí y alla se veian setos y arboles que humeaban todavía y desde las casa de Woking se elevaban grandes llamaradas.El miedo que dominaba no era racional sino pánico.

CAPITULO 6

Todavía no se ha podido aclarar como lograban los marcianos matar hombres con tanta rapidez y tal silencio. Este calor intenso lo proyectaban en un rayo paralelo por un espacio paralelo por medio de un rayo paralelo por medio de un espejo parabólico de composición desconocida tal como funcionaba el espejo de los faros.

Cuando estas personas salieron de dos y de a tres al campo abierto viron varios grupitos que hablaban con vehemencia y miraban al espejo giratorio que sobresalia del pozo. Ese grupo de personas escapo de la muerte por puro milagro. Solo les salvo el hecho de que una loma arenosa intercepto la parte inferior del rayo calórico.

Al ocurrir esto todo esto el grupo dominado por el grupo dominado por el pánico parece a ver vacilado unos momentos. ¡Ya viene! chillo una mujer acto seguido se volvieron todos y empezaron a empujarse unos a otros desesperados por escapar hacia Woking.

CAPITULO 7

Por mi parte no recuerdo nada de mi huida excepto las sacudidas que me lleve al chocar contra los árboles y a tropezar frente a los brezos.

A fin de no poder seguir adelante estaba agotado por la violencia de mis emociones y por mi fuga. Unos minutos había tenido frente solo tres cosas la inmensidad de la noche del espacio y la naturaleza me puse de pie y asendi con paso inseguro la empinada curva del puente mi mente estaba en blanco mis músculos y nervios parecían carentes de energía y mis pasos eran tambaleantes.

Hay algo importante exprese para calmar los temores de mi esposa son las criaturas mas torpes que he visto en mi vida. Comencé a calmarla repitiendo todo lo que digiera Ogilvy acerca de la imposibilidad de que los marcianos se establecieran en la tierra. Han cometido un error comente son peligrosos porque seguramente están aterrorizados tal vez no esperaban encontrar aquí seres vivos. Al terminar la cena me puse a fumar un cigarro mientras lamentaba el arrojo de Ogilvy. Yo ignoraba pero aquella fue mi última cena civilizada en u n periodo de muchos días extraños y terribles.

CAPITULO 8

En mi opinión lo mas extraordinario de todo lo extraño maravilloso que ocurrió aquel viernes fue el encadenamiento de los hábitos comunes. Muchas personas habían oído hablar del cilindro y lo comentaban en sus momentos de ocio.

Una multitud de curiosos que hallaban en los puentes de Chobham y de Horsell. Así estaban las cosas en el viernes por la noche durante toda la noche estuvieron los marcianos martillando y moviéndose infatigables en su trabajo con maquinas que preparaban.

Pocos segundos después de medianoche el gentío que se hallaba en el camino de Chertsey vio caer otra estrella que fue a dar a los pinos del bosquecillo que hay hacia el noreste cayo con una luz verdosa y produjo un destello familiar al de los relámpagos del verano. Era el segundo cilindro.

CAPITULO 9

El sábado ha quedado grabado en mi memoria con mi día de incertidumbre. No los van a matar si pueden evitarlo dijo el lechero vi a mi vecino trabajando en su jardín y charle con el durante un rato. Después del desayuno decidí ir hasta el campo comuna bajo el puente ferroviario encontré a un grupo de los soldados del cuerpo de zapadores. La gente del pueblo se sentía nuevamente segura ante la presencia del ejército y por primera vez me entere que el hijo del cigarrero Marshall era uno de los muertos del campo.

Los marcianos no se mostraron para nada parecían muy ocupadas en un pozo y se oía al resonar de los martillazos. Alrededor de las tres comenzaron a oírse las detonaciones de un cañon que estaba en Chertsey o Addlestone me entere de que estaban cañoneando el bosque de pinos donde había caído el segundo cilindro.

Le explique a mi esposa que debíamos de irnos a nuestra casa y así obtuve un vehículo en alquiler no soy un experto en guiar caballos y tuve que prestar atención al camino.

CAPITULO 10

Leathehead esta a unos doce millas de Mary bury Hill ella guardo silencio durante el viaje y la vi preocupada y llena de aprensión.

No me dijeron nada al pasar yo no se lo que sabían al respecto a los acontecimientos del momento e ignoro si en esas casas silenciosas frente a las que pase se hallaban los ocupantes durmiendo en el momento mismo en que veía esto un resplandor verdoso iluminado el camino poniendo relieve al bosque que se extendía.

Súbitamente se apartaron los arboles del bosque que tenía delante fueron arrancados y arrojados a cierta distancia y después apareció otro enorme trípode. Durante varios minutos estuve allí agazapado detrás de un matorral.

Protegido ya entre los arboles continúe andando en dirección a mi casa camino abajo en dirección al puente Mary bury resonaban voces y pasamos no tuve el coraje de gritar para atraer la atención de los que fueran.

CAPITULO 11

Ya he aclarado que mis emociones pueden agotarse por si solas había pasado la tormenta no existían ya las torres del colegio oriental ni los pinos de su alrededor y muy lejos iluminado por un vivido resplandor rojizo. Algo mas tarde el caparazón se paso sobre sus patas amanera de trípode y convertirse en la primera de las maquinas que viera yo. Me quedo quieto manifestó el miedo me había atormentado y tenia encima el cuarto delantero de un caballo. Según me conto el soldado en pocos minutos no quedo un alma viviente en el campo. El artillero se arrastro por los brezos calientes en dirección a Horsell. Esto fue lo que me conto de manera fragmentaria.

Cuando terminamos de comer subimos a mi estudio y de nuevo mire yo por la ventana y brillando a la luz creciente del oriente vi a tres gigantes metálicos parados cerca del pozo.

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