La emancipacion. En las novelas Ensayo sobre la ceguera y Todos los nombres

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nuestra naturaJeza. Conocimiento o sombras engañosas, ésa es la cuestión. Saramago parte, al igual que el mito platónico, de una idea la estancia y la prisión en la gruta de un ser humano, obligado a percibir sólo sombras y apariencias de lo real constituye un estado antinatural. De ahí que se anhele el retorno a su verdadera naturaleza. Lo moderno expresa la conciencia de una época; 0, dando la vuelta, en toda época se incluye un ·modo de percibirse, diferente a otra, en virtud de un presente que no deja de mirar al pasado mientras avanza hacia un horizonte preñado de expectativas. En este encuentro de tiempos puede haber nostalgias, o no; rebeliones contra las normas que el momento impone, o no. En cualquier caso, los personajes del universo novelístico se depositan en un ámbito cultural fragmentario y compartimentado en tres esferas diferenciadas la técnico-científica, la esfera moral y la estética. De acuerdo con la teoría de la acción comunicativa de Jürgen Habermas, cuando lo técnico se mueve en dirección al crecimiento económico y burocrático, se van cegando los mundos de vida, los cuales quedan bajo el control de un universo regido por las leyes de la burocracia y de la economía.

Se quiebra el marco cultural que integre las diferentes esferas. La fragmentación del mundo origina un amenguamiento de los valores morales y de las exp resiones estéticas que vienen a ser las sendas apropiadas para la autorreflexión. La acción reflexiva se convierte en necesidad para un ser que ensaya y va en busca de su emancipación y del alejamiento del mundo totalitario y aprisionante. José Saramago levanta dos espacios contrapuestos. En un extremo sitúa el ámbito de Centro Comercial, imagen del mundo contemporáneo, la cara perversa de la globalización, castillo kafkiano, todo un continente abierto y cerrado a la vez; una organización pensada según un sistema de rigurosa compartimentación; una realidad concreta pero inaprehensible y que, por tal razón, tiende a metaforizarse, a ser expresión de una fuerza con poder y amenaza, en constante vigilancia y conquista; espacio atractivo a la vez que destructivo; lugar de cautiverio para cuantos lo habitan. También es trasunto espacio del mito de la caverna lugar de engaño, de aparentes y falsas existencias. Hay otro polo, sin embargo, que se pone como contrabalanza. Es otro ambiente, y, en este caso lo rige la presencia humanÍsima de Cipriano Algor, alfarero, padre de Marta, suegro de Marcial Cacho; camarada de un perro casi humano, Encontrado; también un hombre que se enamora de una viuda, Isaura Estudiosa. Con estos contados personajes se encierra, escueta y amorosamente, el único círculo de humanidad que todavía late en la novela. Porque, como en el texto se apunta, el amor une pero no atados. Ya se han mostrado los dos espacios y figuras contendientes. En esa contienda se dilucidará quién y CÓ1110 quedan en pie una vez que se ha entrado en el desenlace. Son dos mundo distintos y confrontándose. Las fuerzas de cada cual son, por su naturaleza, desproporcionadas unas respecto a las contrarias. El Centro no es un mundo que sólo esté dentro del mundo; quiere serlo de manera absoluta, alimentarse y digerir el entorno, alcanzar los últimos confines. Los seres integrados en este donlinio conforman -así se declara en el texto- un universo de clientes. La presencia humana se revalida ahí tras un examen . en el que se compruebe su afinidad con los intereses del centro. Es un universo que es el producto de una selección. La especie que lo habite habrá de tener posición social, edad, educación y cultura que propicie el consumismo. El Centro utiliza un lenguaje para convertir en clientela a la humanidad. El lenguaje que emite no tiene en cuenta ni estima las posibles respuestas del receptor. Son mensajes que, enviados al vacío, ocupan plenamente el